Capítulo 31.

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Maratón 3/3.
Últimos capítulos.

Una semana después.

Mi hermano y Kate estaban de luna de miel en París.

-Creo que es suficiente con esa pintura, Maslow -lo observé mientras él daba una y otra pasada con la brocha.

-No me digas Maslow -hizo un puchero y se acercó a mi-. No lo sé... Quiero lo mejor para el bebé... Hubiera sido más fácil escoger pintura si hubiéramos sabido que era desde que pudimos.

-Quiero que sea sorpresa... Además, me gusta el como se ve el blanco.

Habíamos decidió decorar el cuarto de nuestro bebé con colores para ambos sexos... Aún no sabíamos que sería, así que la pintura la escogimos blanca, peluches, mamelucos, pañaleras y unas cositas extras de colores como amarillo, celeste y también blanco.

Yo decidí que el sexo lo sabríamos hasta el día en que naciera, así sería aún más genial. Pero James no estaba muy de acuerdo, él quería saber que es.

-Me gusta como está quedando -dije sonriendo-. Pero aún nos falta la cuna.

-Me gusta más la idea de un moisés.

Sonreí complacida. Tenía razón. Sería mucho mejor.

-Tienes razón.

Me abrazó por el cuello y besó mi frente.

-Seremos padres, __________.

-Ya lo somos.

[...]

Día siguiente.

El timbre sonó y yo me levanté con dificultad del sillón, mi panza no es de mucha ayuda que digamos.

-Hola -dijo sonriendo y después miró una tabla-. ¿Usted es la señora Maslow?

-Sí...

-Si es aquí, muchachos -volteó con dos hombres que traían una caja-. Me firma de recibido, por favor.

Asentí confundida y los dos hombres entraron con esa caja.

-Espera un momento... -le dije al de la tabla-... ¿qué es eso?

-Me pagaron para traerlo y subirlo a una habitación, es todo.

Los dos hombres bajaron y se subieron a la camioneta donde venían.

-Adiós -sonrió y también subió a la camioneta.

Cerré la puerta y subí con dificultad por mis casi ocho meses de embarazo.

Entré en la recámara principal (la nuestra) y busqué la caja... Pero no había nada.

Fruncí el ceño y caminé hasta la recámara de nuestro bebé.

Ahí estaba.

La caja tenía un gran moño enorme en la parte superior y un sobre delicado bajo el.

Lo abrí.

"Supongo que te sorprendió el hecho de que ésto llegara así nada más, pero al verlo no pude evitar comprarlo. Me encantó. Sé que te gustará... Sí mi instintos de hombre no me fallan, claro.
Tampoco pude evitar compraste otra cosa... Creo que te gustará también.

Te ama con todo el corazón (el cual te pertenece): James Maslow"

Estruje el sobre contra mi pecho y sonreí con intensidad. Éste hombre me quiere matar.

Quité el moño de la caja y después la abrí con ayuda de una navaja.

Dios mío... Era totalmente hermoso.

Un moisés color blanco con ruedas y alto. Totalmente bello.

Definitivamente amo a ese hombre más que a mi vida.

[...]

08:30 p.m.

Para la cena preparé algo sencillo.

James estaba llegando más tarde a causa del trabajo.

El barandal automático de la cochera sonó, y supuse a mis instintos (sarcasmo) que mi esposo había llegado.

-¡Ya llegué! -gritó desde la puerta.
Salí de la cocina y lo abracé con fuerza.

-Me encantó tu regalo, cariño...

-Sabía que te gustaría -sonrió y acarició mi nuca-. Pero hay una cosa más.

-¿Qué es? -pregunté emocionada.

-Bueno... Hay algo que yo te debo desde hace más de once meses... Y bueno, alguien ya va a cumplir su primer aniversario de bodas.

-No puedo adivinar, habla ya.

-Nos iremos de luna de miel... -sonrió sacando unos boletos de su saco negro-. Bien, creo que no te da mucha emoción.

Creo que mi cara había cambiado a una totalmente seria. Su comentario me lo hizo saber.

-No es que no me dé felicidad... Pero, James... Tengo casi ocho meses de embarazo, no es como que pueda viajar en avión o hacer cosas contigo con ésta panza -señalé mi vientre.

-El viaje no es para ahora, cariño... El viaje es para cuando tú quieras.

-Los primeros meses del bebé no creo... Ya sabes, tenemos que cuidarlo y eso. Y después ya diremos.

Él solo hizo una mueca y se quitó el saco y aflojó su corbata.

-Demonios... Pensé que te ilusionaría la idea -dijo triste ero enojado, mientras se tiraba en el sofá.

-Me ilusiona, James -hice un corto masaje en sus hombros-. Pero no es tiempo, aún.

Levantó las cejas y se paró del sofá.

-Fue un día largo... Hasta mañana -besó mi frente y subió por las escaleras.

Que tonta. Partí las ilusiones de James.

Rodé los ojos de enojo conmigo misma y subí con él.

-James... -susurré.

Él no me miró y se puso su pijama.

-James, necesitamos hablar.

-Ya lo hablamos todo, _________.

-Créeme que yo también quiero salir de aquí contigo, pero creo que no es tiempo.

-Sí, te entiendo -dio unas palmadas a su almohada para moldearla y se acostó-. Buenas noches.

Ya no le diría nada, supongo que lo mejor sería hablar con él mañana.

Me acosté a dormir, está vez James no me rodeó con su brazo. Suspiré enojada y me dormí.

[...]

Día siguiente.
Sábado, 09:35 a.m.

Al despertar vi que James ya no estaba en casa.

Un papel se hojeaba lentamente por el aire del clima. Me levanté y lo abrí.

"Haré horas extras para un caso que tengo que ganar. Te veo después.

James"

Demonios, si estaba enfadado. Ni siquiera un te amo.

Bajé y el timbre sonó.

-¡Ahora si vas a morir, _________ Schmidt! -gritó con una navaja en manos.

-¿Tú? -pregunté asustada.

[..............]

Tabla: descendente de Kendall.

Está muy corto porque la novela ya va a terminar.

Dos capítulos más tal vez, o uno, no sé.

Orgullosa de James a morir❤❤❤

Xoxo❤

Juntos, ¿para siempre? |James Maslow|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora