En el nido de la familia real inglesa, nace una princesa después de siete años de dos hijos varones. Sus padres los reyes ven la oportunidad de unir a dos grandes naciones así que los padres deciden unir en matrimonio a la princesa de Inglaterra y a...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Narra Charlie
Estaba sentado en uno de los sillones tan cómodos que tiene mi sala común, tenía mi túnica de la escuela, pero muy desordenada. Nunca he sido un fanático del orden y la formalidad no es mi prioridad.
En mis manos sostenía una carta, estaba escrita con las letras tan conocidas de mi madre. Mi emoción no la podía contener, mientras leía cada línea con atención, mis ojos brillaron con alegría.
Creo que la expresaba tanto, que Bill se dio cuenta y comenzó a aproximarse con una sonrisa muy animada.
—¿Qué es tan emocionante, Charlie?- preguntó.
Le levante la carta y le dije emocionado.
—¡Mamá escribió que la princesa Victoria podría venir a pasar la Navidad con nosotros, siempre y cuando sus padres lo permitan!
No esperaba felicidad de él, Bill frunció el ceño de repente y miró la carta con desconfianza.
—¿Estás bromeando, Charlie? ¿En serio estás emocionado por esto?
—No, no es una broma. Me alegra que mi mejor amiga pueda unirse a nosotros.
Bill soltó un resoplido tosco y se cruzó de brazos.
—No puedo creer que estés emocionado por tener a una princesa mimada y consentida en nuestra casa. ¿Realmente crees que encaje en nuestro humilde hogar?
Me puse a la defensiva
—¡No es como lo estás pintando, Bill! Victoria es diferente, es una gran amiga y...
Bill me interrumpió con una mirada escéptica.
—Amiga, ¿eh? Solo ten cuidado, Charlie. No me gusta la idea de tener a alguien como ella merodeando por nuestra casa. Y no me hagas hablar sobre sus guardias, esos tipos son como perros guardianes del trono.
—No tienes derecho a juzgarla de esa manera, Bill. Ella es genuina y valiente, no como tú crees.
Bill se encogió de hombros con desdén.
—Créelo si quieres, pero no digas que no te lo advertí. Solo no quiero que termines metido en problemas por una amistad que podría traer más complicaciones de las que piensas. Piénsalo hermano ¿Estás seguro de que es una buena idea, Charlie?
—¿A qué te refieres, Bill?
Bill suspiró, mirando a su alrededor antes de continuar tratando de calmarse.
