En el nido de la familia real inglesa, nace una princesa después de siete años de dos hijos varones. Sus padres los reyes ven la oportunidad de unir a dos grandes naciones así que los padres deciden unir en matrimonio a la princesa de Inglaterra y a...
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Narra Victoria.
Estaba en la casa Weasley, en el cuarto de Charlie. Tenía mi uniforme militar, ya que iniciaba el campamento de verano del servicio militar al que debía de asistir si o si. A medida que ajustaba los detalles, la puerta se abrió de repente, por donde me hubiera gustado que el q use entrara fuera Charlie, pero no tenía que ser Bill Weasley, entró con una mirada sarcástica en el rostro.
—Oh, mira quién está aquí, la futura heroína militar—Bill soltó con un tono de voz mordaz.—Verdad.—Dijo y se inclinó en un intento de reverencia.
alzó una ceja con desdén.
—No necesito tu aprobación, Weasley. De todos modos, pensé que preferías estar ocupado mirándote en el espejo"
Bill dejó escapar una risa irónica.
—Al menos miro algo más interesante que un uniforme monótono
Nos seguimos insultando, no lo negaré nos dijimos hasta de que nos íbamos a morir. Pero conforme avanzaban la tensión dio paso a algo más. En medio de la conversación, nuestras voces perdieron potencia, y sin darnos cuenta, quedamos a unas distancia inusualmente cerca.
Mis ojos se encontraron con los de Bill, y en ese momento, el ambiente cambió. Un incómodo silencio llenó la habitación, y las chispas de tensión entre nosotros eran palpables. Nuestras miradas se desviaron hacia los labios del otro, como si el mundo entero desapareciera a su alrededor.
Justo cuando el momento parecía a punto de transformarse en algo más, un ruido proveniente del pasillo interrumpió el instante. Nos separamos rápidamente, nuestras expresiones se tornaron incómodas mientras nos esforzábamos por recuperar la compostura.
Forcé una sonrisa nerviosa y di un paso atrás.
—Supongo que es hora de que me vaya al campamento de verano
Bill asintió, su voz algo ronca.
—Sí, seguro.
—Nos vemos en unas semanas, Bill.
Bill me miró fijamente, sus ojos llenos de una tensión no resuelta.
