En el nido de la familia real inglesa, nace una princesa después de siete años de dos hijos varones. Sus padres los reyes ven la oportunidad de unir a dos grandes naciones así que los padres deciden unir en matrimonio a la princesa de Inglaterra y a...
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Narra Victoria.
En un salón de baile deslumbrante, con techos altos y paredes adornadas con elaboradas molduras doradas, la atmósfera estaba cargada de anticipación y elegancia. Los candelabros colgantes arrojaban una luz suave y dorada sobre la escena, mientras las notas de música clásica fluían en el aire, mezclándose con el susurro emocionado de los invitados.
La puerta del salón se abrió de par en par, y allí entraron juntos la princesa Victoria de Inglaterra y el príncipe Francis de Francia. Vestidos en un tono de azul real que hacía eco de la realeza de ambos países, irradiaban una presencia impresionante. Victoria llevaba un vestido elegante con detalles en encaje que realzaban su belleza y gracia naturales. El príncipe Francis estaba impecable en su atuendo, con una chaqueta bordada a juego y una pajarita perfectamente anudada.
Mientras avanzaban por el salón, sus miradas se encontraron en un instante de comprensión y camaradería. Habían sido amigos desde la infancia y compartían un vínculo que trascendía la etiqueta real. La sonrisa compartida entre ellos hablaba de secretos compartidos y recuerdos innumerables.
Los invitados se volvieron hacia ellos, susurros emocionados llenando la sala mientras los observaban caminar juntos. "Mira, es la princesa Victoria y el príncipe Francis", murmuró alguien en la multitud. "Dicen que serán los futuros reyes de Francia", agregó otro, mientras los ojos curiosos se fijaban en la pareja central de la velada.
Llegamos al centro del salón, ambos nos dimos una reverencia y tomamos posiciones para el vals. Nuestras manos se encontraron, y comenzamos a movernos al compás de la música. Le di una sonrisa cuando el me also en el aire.
—¿Quién hubiera pensado que llegaríamos a este punto?—bromeó Francis con una chispa en los ojos,
—Desde los días en que solíamos jugar en los jardines del palacio, hasta convertirnos en los protagonistas de nuestro propio baile real. Es una historia asombrosa, ¿verdad?—gire.—Es sorprendente que enserio se crean que somos parejas.
Ambos giramos.
—Somos excelentes actores querida.—dijo viéndome a los ojos.
El se había acostumbrado a llamarme así, yo también lo llamada de diferentes maneras cuando había muchas persona si se nos hizo tanta la costumbre que entre nosotros nos llamamos así.
A medida que el vals continuaba, nuestros movimientos armonizados reflejaban la conexión especial que compartíamos. La conversación fluyó entre nosotros, llena de risas
—Y aquí estamos, en un baile en honor a nosotros", observó Francis con una mirada de asombro fingido. —Espero no pisarte los pies —dijo riéndose.
le lanzó una mirada teatralmente alarmada.
—¡Prométeme que no me harás quedar en ridículo frente a todos estos nobles!
El me guiño el ojo
—Haremos que este sea un baile inolvidable, querida amiga. Como siempre hemos hecho.
A medida que el vals se acercaba a su clímax, nuestras miradas se encontraron, y en ese momento, el mundo pareció desvanecerse a su alrededor. No importaba que estuvieran representando un papel, lo que importaba era la amistad genuina y la comprensión mutua que compartíamos.
