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Yeonjun cayó en cuenta de que su vida dejó de ser normal el día que esos sueños empezaron y que dió un giro aún más grande cuando se encontró con el desconocido en el restaurante.

Su mente estaba completamente en paz y su vida era tranquila hasta que eso sucedió y lo puso de cabeza. La estabilidad que tanto le había costado encontrar y construir en los últimos años se había perdido nuevamente.

Aunque a diferencia, no parecía ser tan malo. No es como que lo estuviera destruyendo o atormentando demasiado, lo cierto es que solo lo ponía a pensar mucho por la cantidad de preguntas que le generaba todo.

La más frecuente, ¿quién es ese chico?

Yeonjun decidió que era momento de ponerle un fin a sus respuestas antes de que sus dudas se hicieran más grandes. Gracias a Taehyun, supo que el chico seguía frecuentando el restaurante. Le alegró saber que aún tenía más oportunidades de encontrarse con él, así que estuvo completamente atento a todas las personas que entraban y salían para encontrar la mínima oportunidad de hablar con el pelinegro.

Mala suerte porque no lo miró durante la última semana.

Se sintió bastante desanimado porque la última semana solo estaba concentrado en tratar de encontrar al chico pero no sucedió. Examinó todo el lugar, personas por persona, incluso algunas veces preguntó a algunos de los meseros pero nadie le supo dar razón sobre él. Cómo si se hubiera esfumado. Creía fielmente en la palabra de Taehyun sobre que había asistido frecuentemente en las últimas dos semanas pero ahora empezaba a dudar y a pensar si en realidad Taehyun solo se había confundido de persona.

No sabía que le ponían más nervioso, pensar en que el porqué ya no había vuelto ó el porque el pensamiento de no volverlo haber le afectaba demasiado y hacía decaer su ánimo.

No era solo un chico que vio una noche normal en su trabajo. Para Yeonjun, él había representado más de lo que debía y el hecho de que su mundo se puso de cabeza el día que se encontraron por primera vez, le hacía crecer aún más su necesidad de volverlo a ver.

—¿Dormiste bien, Junnie? —preguntó su abuela mientras dejaba un plato de comida frente a él.

—Si, todo bien —dijo con una ligera sonrisa.

En realidad, mintió. Había pasado casi toda la noche sin poder conciliar sus sueños debido a la lluvia de pensamiento que llegó repentinamente a su cabeza. Todo siempre sobre el mismo tema. Los mismos pensamientos y mismas conclusiones que solo parecían estar dando vueltas y vueltas hasta crear un bucle infinito del que no tenía escapatoria.

—¿Seguro que todo está bien? —su abuela no parecía muy convencida por la respuesta un poco floja de su nieto.

—Lo está —Yeonjun afirmó una vez más, intentando que su abuela borrará la mueca de preocupación en su rostro.

—Está bien, Junnie —la mayor le sonrió tiernamente—. Pero recuerda que cualquier cosa que no esté bien me la puedes hacer saber y yo te ayudaré con eso, ¿bien?

Yeonjun asintió, sonriendo.

Entendía la preocupación de su abuela, a veces parecía ser excesiva pero Yeonjun comprendió que su abuela solo quería cuidar de él. Haber perdido a su madre desde una edad temprana no había sido fácil para Yeonjun y mucho menos para su abuela, pues para ella, representó la pérdida de una hija.

Yeonjun y sus abuelos quedaron con un gran vacío pero pudieron complementarse entre ellos. Lo supieron manejar e intentaron que Yeonjun pudiera sobrellevar una pérdida tan grande a una edad tan temprana.

Le había costado bastante tiempo encontrar una calma emocional consigo mismo después de años de procesamiento y aunque ahora había tenido de nuevo un ligero desvalance, en ese aspecto estaba completamente bien y pensó que no tenía por qué preocupar a su abuela con sus sueños extraños y sus problemas de amores, era algo que él podía resolver por su cuenta y no necesitaba una gran ayuda.

Jazz Bar | Yeonbin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora