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Fue la primera noche que Soobin había dormido de nuevo en su antigua habitación después de años de no hacerlo. Extrañamente su cama se sentía un poco incómoda.

Pensó que quizás solo era él que aún no se acostumbraba a la diferencia horaria que había entre Londres y Corea. Después de moverse por mucho tiempo por fin logro conciliar el sueño, quedándose profundamente dormido.

Soobin soñó.

No lo hacía, no recuerda ser una persona que soñaba mucho. Algunas veces tenía sueños absurdos a los que realmente no le tomaba importancia pero no es como si fuera una persona que soñara con frecuencia. Usualmente dormía profundamente.

También fue un sueño absurdo a su parecer. Estaba sentado en la arena, sus pies se mojaban ligeramente por las olas que subían hasta su lugar. Una pequeña libreta estaba entre sus manos dónde parecía estar dibujando un rostro, apenas había empezado por los ojos. Unos ojos con los que sintió que ya se había encontrado antes.

A lo lejos pudo ver a un chico castaño de espalda que estaba sentado en cuclillas, parecía estar jugando entre la arena.

Soobin —el chico llamó su nombre y Soobin lo atendió.

Su cabello castaño estaba mojado y caía sobre sus ojos, haciendo que fuera difícil ver su rostro con claridad, siendo solo su sonrisa lo que Soobin pudo destacar en ese momento de él.

Soobin sonrió cuando miro como el chico se levantaba de dónde estaba y corría hacia él con algo entre sus manos que no estaba muy seguro de que era.

Soobin no sabía el por qué estaba tan emocionado de que el chico llegará a él. Quería recibirlo entre sus brazos para que luego le contará lo que había encontrado entre la arena.

No logró llegar hacia él. Soobin despertó.

Despertó de sorpresa haciendo que incluso se sentará en la cama de la nada. Ya no era de noche, pudo ver cómo algunos rayos del sol se asomaban ya por su ventana sin embargo no lo suficiente para verse claro.

Decidió levantarse porque no logro conciliar el sueño una vez más. Debió no haber tomado importancia a su sueño como eventualmente lo hacía pero este se sintió diferente. Le dió una sensación diferente que no logró ignorar. Tenía curiosidad por saber qué había sido eso.

Bajo las escaleras aún un poco adormilado, camino hasta la cocina, encontrando a su madre sentada en la mesa de la cocina tomando una taza de café.

—Oh, estás despierto —dijo su madre cuando lo miró despierto.

—Me desperté y no pude volver a dormir —contestó Soobin—. ¿Qué haces despierta? Es muy temprano.

—Bueno, tú estás de vacaciones pero yo no, tengo trabajo —respondió sin mucho interés—. Me iré en unos cinco minutos. Sooyoung vendrá, puedes pedirle que te haga el desayuno.

—¿A qué vendrá Sooyoung?

Soobin estaba un poco confundido. Sabía que Sooyoung vivía en una calle atrás de su casa pero aún así le resultaba inesperada su visita de la nada. Más aún porque sabía que su madre no estaría en casa toda la tarde y la relación entre su madre y Sooyoung no era muy cercana. Nunca lo había sido, e incluso podría decir que tenían un mal vínculo.

—¿Tú quién crees que cuida la casa mientras estamos en Londres, Soobin? —respondió la mujer, tomando sus cosas y levantándose de la mesa.

Su madre no dijo nada más y se fue, dejando a Soobin un poco confundido pero sin decir nada.

Se quedó un rato más en la cocina cuando esucho la puerta ser abierta, rápidamente supuso que se trataba de Sooyoung, acertando cuando la vio entrar a su casa con una gran sonrisa junto con Beomgyu.

Sooyoung no parecía estar sorprendido de verlo, al contrario lo saludó alegremente y lo llevó a la cocina para preparar un desayuno para los tres.

—Salieron ayer ¿Verdad? —preguntó Sooyoung mientras dejaba un plato de comida frente a Soobin—. ¿Cómo se la pasaron?

—Fue divertido —dijo Soobin con una sonrisa—. Me gustó mucho el lugar.

—¿Estás seguro que solo te gusto el lugar? —Beomgyu miró a Soobin con una sonrisa juguetona, elevando una de sus cejas mientras llevaba comida a su boca.

Soobin bajo su mirada un poco avergonzado por el comentario de Beomgyu, soltando una pequeña risa, sabiendo con perfección a lo que se estaba refiriendo. Sooyoung miró a Soobin con una sonrisa curiosa, intrigada por el repentino comportamiento de los chicos.

—¿Te gustó algo más que solo el lugar, Soo?

Sooyoung se sentó en la mesa junto con los demás chicos, mirando a Soobin, haciendo que este se avergonzara más, llevando las primeras cucharas de comida a su boca.

—¿Por qué no le cuentas Soo? —Beomgyu rió mirando la expresión de su amigo—. No pusiste esa cara ayer cuando te estabas mirando con el cantante del restaurante.

—¿Estaba coqueteando con alguien ayer Soo? —Sooyoung lo miró riendo.

—Desde que llegamos hasta que terminamos, Binnie se la pasó dándose miraditas y una que otra sonrisa con el chico que estaba cantando en el restaurante.

Soobin tapó su rostro con su cabello, peinandolo hacia abajo, Sooyoung soltó una risa junto con su hijo, mirando la adorable reacción de Soobin.

Antes de que alguien más pudiera seguir con la conversación, el teléfono en la sala sonó haciendo un gran ruido que llegó hasta los oídos de los presentes, Sooyoung se levantó rápidamente de su asiento y fue a atender.

—Ahora que lo pienso —habló Beomgyu mientras ambos seguían comiéndo—. ¿Por qué no le pediste su número al chico?

—No lo sé —Soobin encogió sus hombros—. Pensé hacerlo cuando bajara del escenario pero se perdió y ya no lo volví a ver.

—Perdiste una oportunidad, Soo.

—Siempre podemos volver.

Beomgyu rió levemente. —¿En serio piensas ir al restaurante solo para conseguir su número?

—¿Tú no lo harías?

—No creo llegar a esos extremos.

—Tu no —Soobin lo miró con una sonrisa—. Ponte algo decente en la noche y vayamos de nuevo.

—Estás bromeando ¿verdad?

—No en esta ocasión —dijo con mucha seguridad—. Tengo que conseguir a toda costa el número o al menos el nombre de ese chico.

—¿Por qué tanto interés repentinamente en él? —Beomgyu lo miró con una ceja levantada, llevando el vaso de su bebida hasta sus labios.

—Gyu, él no fue solo un chico con el que coquetee en el restaurante. Lo he hecho antes, pero él se sintió especialmente diferente —comenzó Soobin—. Llámame loco, pero te juro que desde que lo ví, algo en mí se sintió diferente, como si hubiera encendido una chispa en mí. Siento que lo conozco de toda la vida pero ni siquiera sé su nombre.

Beomgyu se quedó un momento en silencio intentando procesar lo que su amiga decía, mirándolo con una sonrisa confundida.

—Quizás solo fue el momento —dijo, sin realmente estar seguro de que decir en ese momento, ¿cómo se supone que tenía que reaccionar ante esa revelación?

—No lo fue Beomgyu —Soobin respondió. —Estoy seguro que él es más que solo un momento.

Jazz Bar | Yeonbin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora