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Octubre, 1967.

Yeonjun no supo en qué momento había llegado la medianoche. Las estrellas y la luna brillaban intensamente, iluminando a través de los grandes ventanales de la habitación donde se encontraba con Soobin y siendo acompañados por el sonido tranquilo del mar.

Se supone que Soobin está bien. Soobin le prometió que estaría bien.

Y lo había estado.

Hasta esa tarde en la que Soobin casi se desmayó en medio de su estudio pero que para su suerte, Yeonjun había estado a su lado cuando eso pasó y lo pudo atender rápidamente.

—Te ves cansado, Junnie —dijo Soobin cuando Yeonjun le retiró la mascarilla de su rostro, dejándola a un lado—, está bien, puedes ir a dormir.

—No voy a dormir hasta que me asegure que estés completamente bien —respondió.

Soobin lo miró con sus labios fruncidos, pasando sus frías manos por el rostro de su amado, este rostro que tanto lo había cautivado y era el protagonista de la mayoría de sus pinturas. Ahora parecía triste, agotado y cansado. Soobin se sentía terrible de ver a su querido Yeonjun de esa manera, más sabiendo que él era el responsable de la preocupación excesiva y las noches de desvelo de Yeonjun.

—Voy a estar bien, amor —reiteró, inclinándose para juntar su frente contra la de Yeonjun—. Ve a dormir un poco, ¿si? Yo me quedaré leyendo un rato hasta que se bajen los efectos del medicamento.

Soobin dejó un casto beso en sus labios y se separó. Yeonjun dejó su mirada sobre él, se notaba cansado y como poco a poco el sueño se apoderaba de él pero siempre y sin importar qué, seguía mirando a Soobin con todo el amor posible.

—¿Quieres ir a caminar al jardín? —preguntó mientras se levantaba de la cama—, quizás así se te pase más rápido el efecto.

—No quiero molestarte más, Jun. Ve a dormir.

—No es una molestia, solo será un momento para que tú taquicardia se calme —respondió, mostrándole una suave sonrisa—. Iré por tu abrigo, dame un momento.

Soobin lo miro también sonriendo. A pesar del estado de cansancio tan grande que Yeonjun mostraba, siempre estaba al lado de Soobin para ayudarlo en cualquier situación y sin dejarlo solo en ningún momento. Sabía que estaba enamorado de la persona correcta.

Yeonjun regresó ya abrigado después de unos momentos y ayudó a Soobin a levantarse de la cama, debido a que su cuerpo se sentía débil por más que pusiera todo su empeño en que no fuera así.

También lo ayudó a abrigarse correctamente para asegurarse de que el frío del exterior no afectará aún más su salud.

Caminaron lentamente sujetando sus manos, Yeonjun intentando darle un poco de calor a las manos heladas de Soobin, así hasta que llegaron al exterior y ambos se quedaron mirando hacia la bonita vista que había en la parte trasera de la casa de Soobin.

Desde el jardín podían observar a simple vista el mar pues estaban ubicados casi a las afueras del pueblo, cerca a la costa, siendo esa la razón por la cuál en días como esos, en los que el mar parecía estar descontrolado durante las noches, podían escuchar las olas golpear contra el suelo.

—La luna se ve muy linda hoy, ¿no crees? —señaló Soobin, mirando hacia arriba.

—Brilla mucho hoy —le respondió Yeonjun, también viendo hacia el cielo nocturno.

Ambos se quedaron en un pequeño silencio sin decir nada, sencillamente mirando las estrellas, aprendiendo cada segundo al lado del otro como si fuera el único.

Yeonjun reposó su cabeza sobre el hombro de Soobin, cerrando sus ojos un momento buscando un poco de tranquilidad después de todo el caos que habían sido los últimos días, deseando y rogando que todo se terminará rápido y pudieran ser ellos dos en su mundo de felicidad de nuevo.

—¿Qué te gustaría hacer en un futuro? —preguntó Soobin repentinamente.

—¿Sobre qué?

—Nada en especial, solo me pregunto qué te gustaría hacer en un par de años si todavía estamos juntos —respondió—, ¿te gustaría que nos fuéramos a otro lugar más tranquilo?, ¿que nos casemos?, ¿que adoptemos un niño del orfanato de la ciudad y le demos una mejor vida?

—Todo eso suena muy lindo —habló mientras soltaba un pequeño bostezo—. Pero, ¿sabes? Podemos hacer todas las cosas que quieras mientras te quedes a mi lado.

Soobin lo miró con una pequeña sonrisa, un poco triste a la vez por la respuesta de Yeonjun.

—Vamos a dormir, amor, estás muy cansado.

Yeonjun no se negó está vez, caminó de la mano junto con Soobin hasta que estuvieran de vuelta en su dormitorio, finalmente se prepararon para ir a dormir y ambos se acostaron en la cama.

Yeonjun se quedó dormido apenas su cabeza se apoyó contra la almohada y Soobin lo envolvió en las sábanas. Soobin comprendía su cansancio porque a él también le había costado conciliar el sueño en los últimos días, pero sabía que Yeonjun estaba saliendo bastante afectado de esto, más de lo que debía.

Soobin se quedó despierto unos minutos más, viendo a su amado profundamente dormido, acariciando su cabello castaño con cuidado esperando que sus caricias lo ayudarán a dormir mejor.

Sabía que solo tenía que ser fuerte un par de días más y luego todo se acabaría, Yeonjun podría volver a dormir como siempre lo hacía y Soobin finalmente descansaría de todo.

Jazz Bar | Yeonbin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora