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Febrero, 1963.

A pesar de llevar unos pocos meses viviendo juntos con Soobin, todo parecía marchar en orden. Había logrado tener un vínculo un poco más cercano y Soobin parecía estar mejor que nunca.

Tan bien que esa mañana parecía perfecta para salir a dar un paseo y conocer el pueblo donde Soobin vivía.

—Vaya, es más grande de lo que pensé —dijo Yeonjun mientras miraba asombrado a su alrededor.

—Si, lo es —Soobin lo miró sonriendo—. Hay un último lugar que quiero mostrarte, es uno de mis favoritos.

—¿Si? ¿a dónde iremos?

—Hay un campo de fresas aquí cerca —respondió Soobin, aún sonriendo por la notoria emoción de Yeonjun—. Está cerca de casa, así que después de que te lo muestre podemos regresar y comer algo.

Yeonjun asintió felizmente y se dejó guiar por Soobin. Caminaron un par de calles más, estaba un poco lejos debido a que el campo estaba a las afueras del no tan pequeño pueblo.

Cuando llegaron Yeonjun sonrió feliz al ver el lugar tan lindo que era, lleno de naturaleza y vegetación verde por todos lados, lo describiría como un verdadero paraíso ante sus ojos.

Soobin lo ánimo a qué fuera a ver más de cerca y cruzando el portón que separaba el pueblo de los campos, caminaron un poco más, ubicándose bajo un árbol y admirando la belleza del lugar.

—Aún no llega la temporada de fresas por eso no verás tantas —comentó Soobin—, pero te traeré aquí apenas inicie la primera, cuando comiencen a salir y veas lo bello que se ve.

—No falta mucho pero esperaré con ansias —Yeonjun sonrió aún más—. ¿Te molesta quedarte un momento más aquí?

Yeonjun había quedado fascinado con el lugar que no quería solo ver e irse, quería quedarse un rato más y disfrutar del clima. El cielo azul estaba lleno de nubes y hacía un poco de sol, pero debajo del árbol donde ambos chicos se sentaron, llegaba un suave aire que los refrescaba.

—Esto es como el paraíso, ¿no crees? Hace tiempo que no venía aquí y extrañaba la sensación tan agradable que era esto —dijo Soobin, quién se encontraba acostado encima del pasto a un lado de Yeonjun—. Se siente como si estuviera flotando en el cielo o bailando en la luna.

Yeonjun rió suavemente. —Suenas como un poeta enamorado.

—¿Qué dices? Solo te digo en la forma en la que me siento, no estoy enamorado —Soobin se dió la vuelta para mirar a Yeonjun—. Nunca me he enamorado, incluso de vez en cuando aún me sigo preguntando el verdadero significado del amor.

—Tienes una biblioteca enorme, siempre puedes buscar en un libro —bromeó.

—Todos los libros dicen lo mismo, que es un sentimiento y bla bla bla, pero ninguno de ellos me convence —le respondió—. ¿Que es para ti el amor, Yeonjun? —preguntó con curiosidad.

—Soy la persona menos indicada para que me preguntes esto —dijo con una leve sonrisa, levantándose de dónde estaba y acostándose a un lado de Soobin para estar un poco más cerca de él y mirar el cielo lleno de nubes—. Pienso que el amor debe ser igual de agradable que esos libros o películas de romanticismo. Tu sabes, estar juntos y olvidarse del resto del mundo, tomar sus manos, darse besos, los silencios románticos, las mariposas en el estómago, todo eso, pienso que es amor, una dulce fantasía.

—Suena tan bello —Soobin rió.

—Tu lo dijiste, ¿no? —Yeonjun giró su cabeza para poder mirar a Soobin—. El amor es hermoso.

—Debes estar enamorado para creer eso —Soobin lo miró con una sonrisa divertida, mirándolo más de cerca.

—Nunca me he enamorado.

—Pues deberías hacerlo —Soobin giró su rostro para mirar nuevamente hacia el cielo—. Debe sentirse bien vivir en una dulce fantasía con la persona que amas.

Jazz Bar | Yeonbin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora