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Septiembre, 1967.

La temporada de otoño ya había empezado y el frío se hacía cada vez más presente durante el pueblo.

Para la mala suerte de Soobin eso significaba que su temporada de alergias ya había llegado y ese año no era la excepción, tenía ya unos cuantos días con su nariz congestionada.

Era una sensación molesta pero le hacía sentir tranquilo que solo era una pequeña alergia y no había pasado a mayores. Aunque sabía que su Yeonjun se encontraba algo preocupado por su estado de salud.

—No te preocupes mucho, Jun —habló Soobin, parándose detrás de Yeonjun y rodeando su cintura nuevamente para apegarse más a él—, estoy bien, son solo alergias.

Yeonjun abultó sus labios cuando escuchó a Soobin detrás de él pero siguió preparando ese té para que Soobin mejorará.

—Debo preocuparme, Soo —dijo mientras se giraba para mirar a su amado frente a frente—. No me gusta verte enfermo.

—Estaré bien, ¿si? Te lo prometo —Soobin se acercó un poco más dejando un casto beso sobre la frente descubierta de Yeonjun.

Yeonjun lo miró con una suave sonrisa mientras que Soobin se separaba y se acercaba hasta el tocadiscos ubicado en una de las esquinas de la cocina y ponía una de sus canciones.

—Ya no pongas esa cara, mejor vamos a bailar —extendió su mano hasta el contrario esperando que este la tomara.

Yeonjun soltó una pequeña risa por Soobin y negó suavemente. —Tienes que descansar, cariño.

—Vamos, ¿en serio piensas dejarme con la mano colgada? —Soobin batió sus pestañas suavemente y poniendo ese rostro que sabía que Yeonjun no podía resistirse y terminaría por aceptar—. ¿Cuando nos casemos también me vas a dejar con la mano colgando durante nuestro vals de recién casados?

Yeonjun soltó una carcajada y finalmente tomó la mano de Soobin.

—¿De qué estás hablando? —preguntó con una sonrisa divertida, subiendo sus manos hasta los hombros de Soobin mientras este aseguraba su cintura con sus brazos nuevamente.

—No me digas que tú no has pensando aún en los preparativos de nuestra boda —dijo, fingiendo una indignación falsa que hizo reír a Yeonjun.

—Ni siquiera me has pedido matrimonio, bobo.

—Aún así, ya deberías pensar en cómo quieres decorar nuestro pastel de bodas.

—No pensaré en eso hasta que me des mi anillo.

Ambos soltaron una risa y siguieron bailando, un poco más tranquilos cuando la canción cambió y el ritmo se volvió más lento. Yeonjun recostó su cabeza contra el hombro de Soobin y este lo sujetó un poco más para tenerlo más cerca de él.

Se quedaron en silencio, siendo la música y el sonido de sus pies chocando suavemente contra el piso lo único que podían escuchar.

Y ambos nunca se pudieron sentir más felices que siendo solo ellos dos, imaginando que se encontraban bailando en una pequeña pista de baile después de haber dado sus votos matrimoniales, presumiendo su amor y compartiendo lo tan enamorados que estaban con el resto del mundo.

Incluso si eso solo sonaba como una fantasía ridícula porque ambos eran conscientes de lo que su amor significaba para los demás, querían ignorar esos molestos pensamientos por un momento y amarse por un momento, por más efímero que fuera.

Deseando a los cielos que en un futuro o incluso en otra vida ambos pudieran gritar su amor sin problema alguno.

Fue hasta que la canción se acabó cuando ambos se quedaron parados por un momento pero aún con sus cuerpos juntos y una sonrisa en su rostros.

Soobin se inclinó un poco para besar nuevamente la frente de Yeonjun.

—Te ves cansado, cariño, también tienes que descansar —habló mientras acariciaba suavemente su espalda—, vayamos a descansar ambos, ¿bien?

Yeonjun se separó un poco, asintiendo con su cabeza suavemente y aún manteniendo la dulce sonrisa en sus labios.

—Gracias por preocuparte por mi, te prometo que voy a estar bien —dijo Soobin nuevamente y Yeonjun se sintió un poco más tranquilo con las palabras de su amado.

Jazz Bar | Yeonbin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora