Agosto, 1965.
Yeonjun se paseaba por los pasillos de la gran casa de Yeonjun. El clima aún era soleado pero no lo suficiente, había lluvias más seguidas que indicaban el inicio de una nueva estación en el siguiente mes.
Soobin, como siempre, se encontraba en su estudio pintando algo. Aunque a diferencia de los demás días, Soobin había pasado más tiempo de lo habitual ahí por lo que Yeonjun decidió dar un pequeño vistazo para asegurarse de que todo estuviera en orden. No solía interrumpir a Soobin cuando estaba pintando a menos que este le pidiera que se quedará a su lado pero ese día simplemente avisó que iría a su estudio y se quedó ahí casi toda la tarde.
—Soo, cariño —dijo con una suave voz, tocando la puerta un par de veces para avisar que iba a entrar—, ¿estás bien?
—Jun —una enorme sonrisa se dibujó en su rostro una vez lo vio entrar por la puerta—. Todo bien, ¿por qué lo preguntas?
—No has salido de aquí en casi todo el día, estaba un poco preocupado.
—Estoy bien, amor —lo miró aún con esa dulce sonrisa, levantándose de su asiento y caminando hasta el contrario que seguía en la puerta—. Solo, estaba bastante concentrado —pasó su mano por el cabello de Yeonjun.
Era cierto que después de esa confesión todo pareció cambiar en su relación para algo mejor. Los sentimientos que tenían el uno del otro eran correspondidos así que no tenían porque seguir escondiendolos, si ambos sentían el mismo amor el uno por el otro. Ahora Yeonjun era su novio y él era el novio de Soobin, aunque sentían que era algo más, como si llevarán una vida entera juntos, como una pareja de ancianos que tenían años de matrimonio.
Y si no fuera por la sociedad en la que vivían, posiblemente Soobin ya hubiese proclamado a Yeonjun como su esposo, pero su profundo amor solo existía entre ellos, era atrapado por las paredes de esa gran casa porque afuera y para el resto del mundo, solo eran buenos colegas. No había manera de que pudieran gritar con todas sus fuerzas que se amaban sin traer terribles consecuencias, así que solo podían amarse de manera silenciosa pero libre en un mundo donde solo ellos dos existían.
—¿Qué te tiene tan concentrado, Soo?
—Sabes, ayer cuando me estabas sirviendo el desayuno, te veías tan lindo que una imagen tuya se quedó guardada en mi rostro y supe que debía pintarla o no iba a poder dormir bien durante una semana entera —respondió, sacando una pequeña risa—. Creo que finalmente logré pintar correctamente.
Soobin tomó la mano de Yeonjun con emoción y lo llevó rápido hasta el lienzo para poder mostrarle en lo que había estado trabajando las últimas horas.
—Eres tú, Yeonjun, mi amor.
El contrario abrió sus ojos con total sorpresa al ver la pintura. Siempre quedaba impresionado por las cosas tan maravillosas que hacía Soobin pero verse a sí mismo, pintado con tanto detalle y dedicación por el hombre que amaba fue lo mejor que sus ojos pudieron apreciar.
—Soobin, esto es tan bello —llevó sus manos a su rostro para tapar su boca.
—Eres tu, claro que es bello —rió, rodeando el cuerpo de Yeonjun por detrás para abrazarlo—. Te amo Jun, enserio te amo.
—Sabes que también te amo —se giró lentamente para quedar cara a cara y poder depositar un corto beso en los labios del contrario.
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Jazz Bar | Yeonbin.
FanfictionLa vida de Yeonjun parecía ser normal, sus días de verano eran tranquilos y tenía un buen trabajo nocturno cantando en un restaurante. Todo cambia cuando un nombre desconocido y el rostro de un extraño comienza a aparecer en sus sueños y de un día a...