Yeonjun terminó su jornada. Bajó del escenario con una sonrisa y después caminó hasta la salida del restaurante, decidido a esperar a Taehyun quien al parecer se tardaría un poco más de lo normal.
Se pasó por la cocina como siempre lo hacía, saludando a algunos conocidos que también parecían estar listos para finalizar su horario de trabajo e ir a casa para descansar.
Sin más, salió por la puerta que daba hacia al callejón trasero, esperando a qué Taehyun saliera en cualquier momento para irse juntos como lo solían hacer. Se recargó contra la pared y sacó su teléfono para revisar algunas de sus notificaciones, nada nuevo.
Salió de sus pensamientos cuando un ruido abrupto se escuchó, proveniente de los contenedores de basura que estaban hasta el final del callejón. Se quedó un poco confundido pero hubiese decidido ignorar el ruido si no fuera porque volvió a escucharlo, un poco más fuerte que el anterior.
Curioso por la situación, se acercó lentamente hasta los contenedores. Debido a la oscuridad y falta de luz del lugar, encendió la linterna de su teléfono que apenas iluminó el lugar, Yeonjun pudo ver a un par de gatos callejeros en el contenedor, parecían estar en busca de sobras que habían sido tiradas.
—Ah, así que ustedes fueron —dijo con una pequeña sonrisa, viendo como los gatos salían del contenedor. Parecían estar curiosos por él—. Deben estar hambrientos, lo lamento tanto chicos, hoy no traigo comida —hizo un pequeño puchero.
Se puso en cuclillas para estar más abajo una vez vio como más gatos empezaban a salir de su escondite y se acercaban a él, totalmente curiosos por el humano. Algunos solo lo miraban esperando a que hiciera algo pero otros empezaron a acercarse a él, incluso a frotarse con suavidad contra una de sus piernas.
—Cuando era mas joven mi abuela me contó que cuando un gatito se va de casa y ya no regresa, el dueño puede ir a hablar con los gatitos callejeros que están por el lugar para que ellos ayuden a ese gatito perdido a regresar con su familia —habló mientras acariciaba la cabeza de uno de los tantos gatitos que había ahí, aunque a diferencia del resto, este parecía tener heterocromia, uno de sus ojos era azul y otro era un amarillo verdoso—, y en ese entonces me pregunté si ustedes podían ayudarme a que mi mamá regrese a casa.
Yeonjun rió de la nada, sintiéndose un poco estúpido por estar contando esto a solo unos gatos callejeros que lo único que querían de el seguro era comida.
—Lo más probable es que no y que eso solo funciona entre gatos —rió una vez más—. Pero créanme que la extraño mucho y no hay día en el que no desee que ella vuelva a casa.
No logro entender el porque, lo atribuyó al cansancio de su trabajo en la última semana pero de la nada su mente se nublo de una extraña manera y tuvo la intención de sacar todo lo que su corazón le pidió que hiciera.
—Su piel era pálida, como la mía, sus ojos eran cafés oscuros, así como el café que tomo por las mañanas, sus labios eran rosados naturalmente y tenía la voz más dulce que alguien pudo haber oído alguna vez —sus labios se fruncieron hacia abajo y sus ojos se comenzaron a llenar de lágrimas pero aún así, mantuvo una sonrisa—. Desearía poder escuchar su voz una última vez.
Una pequeña lágrima bajó lentamente por una de sus mejillas pero no tomo mucha importancia a esto cuando la pantalla de su celular se encendió de la nada y proyecto el nombre de Soobin en esta, haciendo que Yeonjun se pusiera alerta pues no esperaba una llamada de él, mucho menos a esta hora.
—¿Soobin? —dijo apenas contestó la llamada y llevó su teléfono a su oído.
—Yeonjun —escuchó al otro lado de la línea, poniéndose aún más nervioso por el tono de voz que escucho.

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Jazz Bar | Yeonbin.
Fiksi PenggemarLa vida de Yeonjun parecía ser normal, sus días de verano eran tranquilos y tenía un buen trabajo nocturno cantando en un restaurante. Todo cambia cuando un nombre desconocido y el rostro de un extraño comienza a aparecer en sus sueños y de un día a...