Herederos Del Infierno #1 Evangely

Capitulo 27: Actos perversos

Evangely

En medio del salón de los espejos mi rostro me devolvía la mirada desde demasiados ángulos, mi maestro Shi jamás hubiera aprobado mi entrada a este salón, pero hoy era Gedrick quien tomaba el control de mi entrenamiento.

Existen muchos tipos de sangre oscura, sin embargo lo único que compartíamos era nuestra habilidad para reconocer el olor de los químicos segregados por cada emoción y nuestra capacidad de entrar en el reino de los sueños, el reino de los sueños es un reino paralelo al nuestro donde coexisten todas las inconsciencias de las criaturas de cada reino, al entrar en el somos capaces de ver a través de los sueños de cada criatura, los hijos de Abrahel son los caminantes, solo ellos pueden transportarse a este reino y caminar entre los velos que resguardan los recuerdos de cada criatura, el caminar por el reino de los sueños solo les da acceso a todos los sueños pasados y futuros, y el poder de interactuar en ellos, pero no de cambiarlos o crearlos, por otra parte los demonios del alma tenemos acceso no solo a los sueños sino a la mente consiente y al halo de cada criatura, se necesita una cantidad enorme de poder, pero aun así somos capaces de interactuar con el cerebro consiente, somos capaces de crear o borrar pensamientos o recuerdos e incluso emociones dentro del cerebro, somos también capaces de interactuar con los sueños, pero solo de una persona en especifico, a diferencia de los caminantes no tenemos acceso a todos los velos, solo a los de personas con las que tengamos un enlace creado a través de emociones, en el caso de los humanos por ejemplo: los demonios crean el lazo a través del miedo y una vez siendo el lazo suficientemente fuerte tienen el poder de ingresar en sus sueños y eventualmente incluso alterar su percepción de la realidad, los demonios del alma teníamos que seguir el mismo proceso, solo que una vez creada la conexión, teníamos completo acceso a ellos, hasta el punto de poder incluso dominarlos y manejarlos como quisiéramos, en el reino solo existían 4 demonios del alma, mi padre, mi hermano, Gedrick y yo, el caso de Gedrick era muy particular, no tenía la misma capacidad que nosotros, pero aun así podía alterar los recuerdos, sin embargo al ser hijo único de Asmodeos mi tío no tuvo suficiente información para probar su hipótesis al respecto.

Gedrick sin embargo indago tanto como pudo en el don que mi tío denomino como el don de la intrusión, hasta hacerlo lo suficientemente bueno para usarlo a nuestro favor, por lo que intentaría hacer lo mismo conmigo, el tener acceso a mi don nos devolvería la ventaja sobre los demás reinos, mi hermano lo dominaba en los niveles más básicos ya que incluso se negó a probarlo en humanos, pero considerando los nuevos cambios muy seguramente también había logrado avances en el campo. La idea descompuso mi estómago, pero me obligue a mantenerme enfocada, dominar el cerebro humano era solo el inicio, la meta era lograr hacerlo con criaturas de cualquier reino, pero por ahora bastaría con trabajar el cerebro humano ya que hasta la alineación de las lunas la parte humana de la triada dominaría todo lo demás.

El salón de espejos del tártaro simulaba al cerebro humano, pero antes de poder lograr entrar en él debía lograr establecer el lazo con el humano de prueba, Gedrick abrió la puerta arrastrando con él a un condenado, dos sombras lo seguían y entraron a la habitación ubicándose a ambos lados del chico al que calculaba tendría la edad de Paige

–Los centinelas acaban de traerlo, todavía no ha despertado– es decir todavía no sabía que había muerto

–¿Por qué esta aquí? – pregunte, su cabello rubio se pegaba a su pálido rostro y su ropa aún seguía bañada en sangre de un rojo profundo, él lo soltó en el medio de la habitación y me miro

–Averígualo tú misma– me indico y yo me prepare para crear el enlace, las sombras crearon para él un escenario en el que estaba dormido en su cama la noche antes de su muerte, entre en la ilusión y me senté en el sillón a su derecha mientras lo estudiaba, su habitación era exactamente lo que esperarías de un chico de su edad, ropa sucia, posters, revistas y alucinógenos, nada que me diera una pista de quien era mi víctima, se removió en sueños y yo me acerque a él, su rostro era de facciones delicadas y angelicales, lo que despertó en mí una alerta natural, eventualmente despertó ante la sensación de mi presencia y yo sonreí cuando nuestras miradas se cruzaron, la expresión de pánico en su rostro era evidente, pero no lo suficiente para crear lo que necesitaba, no obstante eso era de esperarse