Hazel
Mi reacción debió ser totalmente opuesta, pero al ver a Gedrick en mi puerta me aparte para dejarlo entrar, su mirada fue inmediatamente a los cristales y luego al libro, pero curiosamente seguía sin sentirme amenazado.
—Veo que los conseguiste— dijo acercándose a los cristales
—¿Sabias que los buscaba? — pregunte
—¿Quién crees que ordeno a los centinelas no detenerte? —fue todo lo que respondió, mi mente trabajaba en los detalles, pero era una criatura de instinto, la hechicera me había pedido que hallara a Gedrick cuando tuviera los cristales, y ahora estaba justo frente a mí no podía ser casualidad
—¿Sabes que hay dentro de ellos? — pregunte, el me miro y su mirada igual que siempre no trasmitía más que calma y seguridad
—Lo relevante es que tú lo sepas— respondió y tomo los cristales, ¿Debia detenerlo?, paso por mi lado de camino a la puerta y se detuvo para mirarme
—¿Vienes o no? — me pregunto pero antes de que pudiera responder mi cuerpo ya estaba de camino al salón principal, el castillo estaba en completo silencio y no pude evitar mirar sobre las escaleras la habitación cerrada de la heredera, sabía muy en el fondo que todo esto lo hacía por ella, de no ser así jamás confiaría en un demonio, pero ella hacia crecer en mi la necesidad de ser más que un obediente soldado, si existía una verdad necesitaba saberla.
Gedrick siguió mi mirada hasta la habitación de Evangely y luego abrió la puerta de manera inexpresiva, el salón estaba igual que antes una mesa ovalada justo al medio rodeada de sillas, libros y al fondo el escritorio del rey, Gedrick se encamino al escritorio aun con los cristales en las manos y yo lo seguí, abrió una puerta que estaba escondida detrás y empezó a descender por las escaleras, lo primero que pude ver era una habitación pequeña pero con todo lo necesario, el olor a menta, eucalipto y otras plantas invadió mis sentidos y me distrajo por un segundo de las personas que acababan de acercarse a Gedrick, la primera era una chica de unos 15 o 16 años, su cabello era color miel y sus ojos trasmitían fuerza y determinación, pero también gentileza, de ser humana sería una de las elegidas para el elixir, sería sin duda una buena Deva, el chico moreno a su lado me miraba paralizado y de manera intensa, pero al percatarse de mi interés por la chica se abalanzo sobre ella de manera imperceptible, sin embargo jamás dejo de mirarme lo que me parecía extraño, pero decidí ignorarlo, Gedrick dejo los cristales sobre la mesa y la chica se acercó a ellos de inmediato inspeccionándolos, la mire y empecé a tener una sensación de familiaridad, su rostro me era tan conocido, pero ¿De dónde?, ella seguía preparando el altar en silencio con velas y plantas y el chico moreno se puso en medio de ambos obligándome a que caminara hasta el extremo frente a ella, finalmente levanto la mirada del altar y me hablo
—Debe colocar las manos sobre el primer cristal— su voz era suave, pero algo en ella denotaba ¿rabia?, ¿incomodidad? Era imposible saberlo, me miro a los ojos esperando que acatara la instrucción y entonces lo vi, esos mismos ojos me devolvieron la mirada en el calabozo de la fortaleza de cristal
—Era tu hermana—fue todo lo que pude decir y sus manos se detuvieron a medio camino de tomar las mías para ponerlas sobre el cristal, su rostro fue por primera vez completamente interpretable, era odio lo que detectaba, odio porque mi raza esclavizaba a la suya, cada vez que pensaba en la hechicera que deje en el calabozo me sentía frustrado y molesto, jamás la hubiese dejado ahí si no fuese porque ella misma me lo ordeno, la hechicera frente a mi miro a Gedrick y este asintió, ella tomo mis manos y el chico moreno se tensó a mi lado, no pude evitar sonreír, detuve nuestras manos y antes de tocar los cristales atrape las suyas tomándola por sorpresa, Gedrick apareció en ese mismo instante conteniendo al chico a mi lado que me miraba con ira
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Herederos Del Infierno #1 Evangely
FantasíaDurante siglos los cinco reinos que sobrevivieron fueron sometidos bajo el mando de la energía oscura que nos rodeaba impidiéndonos ir más allá de nuestras fronteras, pero hace 200 años todo empezó a cambiar, la energía negra parecía reducirse mostr...