Capítulo 10: La hija de las dos lunas (Parte 1)

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Blake

Mi proceso de sanación se estaba volviendo demasiado lento debido a la falta de éter en mi cuerpo, los últimos días en el reino de las mareas fueron una total pérdida de tiempo no tenía ni la más mínima idea de donde estaba Isabella o del porqué de su desaparición, últimamente desconocía por completo a mi hermana antes era una chica dulce, noble y generosa aterrada de la idea de tener que herir a alguien para poder sobrevivir, incluso intento huir antes de la ceremonia de la luna roja, pero mi padre la amenazo con mover sus contactos para exiliarla si manchaba el apellido de nuestra familia, Isabella resistió tanto como pudo, pero eventualmente la urgencia de su cuerpo y la sed termino por doblegarla, al principio solo fueron pequeños sorbos, pero al pasar los días su sed se hacía más y más fuerte hasta el punto en que llego a drenar montañas de condenados en solo semanas, la sangre no solo cambio el aspecto físico de mi hermana, cuando por fin pudo controlar su frenesí era una persona totalmente desconocida para mí, mi pequeña y dulce hermana ahora era una joven, letal y cruel asesina, nada La detenía en el camino a conseguir lo que deseaba, frente a mis ojos se convirtió en lo que más temía, una copia exacta y atroz de mi padre.

La sanadora usa su magia para acelerar mi proceso de sanación, pero todo en lo que mi cuerpo se enfoca es en la necesidad de éter, cada vez que cerraba los ojos podía recordar como el líquido impactaba en mi lengua desencadenando un tipo de éxtasis que jamás había sentido antes, solo recordarlo mi boca empezaba a salivar de manera inconsciente, ver a Eva esta mañana fue el punto de quiebre de mi lucha interna, quería ser fuerte para Isabella, quería poder encontrarla y estar para ella, pero la necesidad me consumía cada día mas, después de apenas 2 horas sin consumir éter mi cuerpo empezaba a debilitarse y entonces empezaban las pesadillas, y la sudoración los dolores eran tan intensos que podía sentir como los músculos de mi cuerpo se desgarraban, la realidad me golpeaba con una fuerza avasalladora, Era un adicto, había perdido por completo el control sobre mi cuerpo y estaba tan cerca de perder también el de mi mente, Isabella estaba sola y la idea me desgarraba en pedazos, mi hermanita también perdió de algún modo el control de su cuerpo y su mente pero a diferencia de mi ella estaba en un planeta donde era demasiado vulnerable, si perdía el control una sola vez sería suficiente para que los serafines le arrancaran la cabeza antes de que pudiera siquiera notar su presencia.

Salgo del ala de sanación con todas las miradas puestas en mí, sonrió a tantas hechiceras como puedo y salgo del centro de sanación, voy rumbo al castillo y una vez más todas las miradas están sobre mí, hay un sentimiento de tensión en el aire y a pesar de que mi cuerpo y mi mente están al límite solo me limito a sonreír y saludar a todos como de costumbre, las puertas del castillo se abren y lo primero que veo es a un serafín corriendo hacia mí, mi cuerpo se tensa en respuesta, pero mantengo la calma, me mira con desconfianza

–Señor Reedmoon la señorita Blackmoon nos ha avisado de su visita, pero temo que debemos registrarlo antes de dejarlo entrar al castillo– la ira empieza a arder en mi estómago pero no lo demuestro, sonrió y alzo las manos, pero antes de que pueda tocarme Eva abre las puertas del castillo y nuestras miradas se cruzan, el serafín retrocede intimidado mientras ella le dirige una gélida mirada, vuelve a mirarme y me indica con un gesto que entre, bajo las manos y le sonrió al serafín mientras camino frente a él.

–Interesantes nuevos vigilantes– le digo, ella me dirige la misma gélida mirada y abre las puertas del salón principal, hace menos de una semana estaba levantándome de su cama y ahora parecía demasiado absorta como para siquiera saludarme, la conocía desde hace mucho y le tenía un cariño especial, pero entre nosotros solo había confianza y algo por completo físico, ni siquiera mi ansiedad por el éter en sus venas era capaz de cambiar esa verdad.

Ella me encaro y yo suprimí las ganas de tomarla y alimentarme, algo nadaba en su mirada, pero la urgencia no me permitía analizar nada más que mi necesidad, ella se acercó y como si fuera capaz de leer mi mente acerco su muñeca a mis labios y asintió animándome a beber de ella, lo hice y en un instante el sabor del éter exploto en mi boca extasiando cada sentido, podía sentir como cada uno de mis músculos se relajaban y mi cerebro se sumía en la más dulce calma, no quería soltarla pero sabía que debía hacerlo, una vez saciado pude ver con más claridad la expresión de Evangely

Herederos Del Infierno #1 EvangelyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora