Capítulo 37

138 14 0
                                    

Ahí estaba ella viéndome sería, con esos ojitos llenos de lágrimas que lucha por no derramar. No me gusta que me vea con tristeza y duda. Renata cambio mi vida por completo, alejó mis miedos y curó mi corazón herido. Por qué duda tanto de mi amor, si trato de hacérselo saber todo el tiempo.

—Amor —me acercó a ella y toco su mejilla. No puedo estar cerca de ella sin contacto físico. Cosa que me incomodaba con otras mujeres a menos que fuéramos a tener sexo. Como ha cambiado todo eso ella en mí —. Explícame que fotos, porque no miento cuando te digo que no se de qué fotos hablas.

—Por favor, Miguel —quita mi mano —. Estabas en el hospital ese día, fue el día que te encontré en el pasillo y tu me llevaste a la oficina y... —comenzó a ponerse nerviosa.

—¿Y? —me acercó más a ella.

—No hagas eso —trata de apartarme.

—¿Qué no haga qué? —me acercó aun más hasta tomarla de la cintura.

—¡Esto! —señala mis brazos —Bien sabes el efecto que tienes en mí, me desconcentras y no puedo reclamarte bien —me rio apartándome de ella y levantando mis manos.

—Esta bien, amor. Me quedaré parado aquí y no haré nada más que escucharte —ella me ve con ganas de ahorcarme y amarme al mismo tiempo —. Continua —pido.

—Me llevaste a la oficina e hicimos el amor. Ese día fue cuando llego un enfermero a decirte de la "emergencia de carácter gubernamental" —No puedo creerlo.

—Renata descríbeme la foto, el lugar —le pido.

—¿De verdad Miguel? —piensa que es sarcasmo, al verme serio se da cuenta de que no.

—Bueno, me fije más en ti y en ella. Pero parecía un vestidor, no estoy segura —cojo el celular y le marco a Armando enseguida.

—¿Qué haces? —le hago señas de que ya le digo.

Tres timbrazos y me contesta —. Armando, tenemos que hablar con Melet y Melanie. Estoy seguro de que ellos saben cosas de Max, debemos decirle a Lu.. perdón a Franklin.

—¿Por qué piensas eso? —pregunta somnoliento.

—El hospital de México esta vigilado, tienen cámaras por todos lados —camino de un lado al otro. 

—Entiendo, pero ¿qué tiene que ver Melanie en esto?

—Puede estar colaborando con Max, mañana te explico bien. Disculpa haberte despertado —cuelgo.

—Miguel, ¿qué pasa? No me ocultes las cosas.

—Max y Albert, son personas sumamente peligrosas. Por medio de ELAD han hecho muchas atrocidades y por supuesto mucha gente les colaboró a hacerlas. No se como pudimos estar tan ciegos —yo mismo me siento tan culpable, no haberme dado cuenta antes.

—¿Estamos en peligro? —me acerco hasta ella.

—No voy a mentirte, mientras ellos estén vivos tendremos que estar alerta. Más aun con la obsesión de Albert por ti. Pero te prometo que voy a protegerte con mi vida.

—Se sincero conmigo por favor, dime, ¿qué tiene que ver esa mujer en todo esto?

—Renata, ese día yo salí de una cirugía. Estaba agotado y fui a cambiarme para ir a casa —no se como explicar esto sin hablar mal de ella —. Mira yo no suelo hablar de ninguna mujer, pero tampoco quiero que estés con una idea errada de esas fotos.

—Muy bien, entonces dime lo que pasó —se cruza de brazos.

—Cuando me estaba desvistiendo, ella entro. Solamente me había quitado la camisa —se esta poniendo roja de enojo —. Se acercó a mí y me dijo que quería estar conmigo que no le importaba si yo tenía pareja. Y ahí fue donde ella puso las manos en mi pecho que supongo que fue la foto que viste, alguien debió tomarla. Fue planeado —le explico.

PEDAZOS DE MI ALMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora