Capítulo 8 - La primera toma de contacto

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Me tienes al lado, pero no me sientes.

Esto estaba roto antes de empezar.

Mirando A La Luna - Beret, Reik 


Al día siguiente, Aiden se levantó mucho antes de que sonara el despertador. Estaba demasiado intranquilo por el comienzo de las clases y no pudo descansar tan bien como le gustaría. Entró en el baño cerca de las seis de la mañana y, después de darse una ducha y de ponerse el uniforme, fue hasta el comedor con intención de desayunar.

A esas horas apenas había alumnos por los pasillos, por lo que no tuvo que hacer cola para hacerse con un cappuccino y un donut. Sacó una foto de su desayuno y la subió a Instagram justo antes de empezar a comer. Después de un par de bocados y, con la idea de pasarse por los jardines antes de que comenzasen las clases, se metió más de medio donut en la boca y se levantó con intención de terminar el desayuno en el exterior. En ese momento, con la cara llena de azúcar glas, se encontró con los ojos de Rian desde el otro extremo del comedor. Su mirada seguía siendo tan fría como el día anterior pero, a pesar de la distancia, Aiden pudo apreciar el rechazo escrito en su rostro. Estaba claro que su compañero no se alegraba ni lo más mínimo de verlo. Antes de que pudiera reaccionar, Rian ya estaba saliendo por la puerta del comedor, después de haber comprado una botella de agua en las máquinas de vending. Aiden pensó en dejarlo pasar, en esperar a conocerlo esa misma tarde, pero no quería. No quería dejar todo a la suerte. Era importante que se llevaran bien o, al menos, que se tolerasen si iban a pasar veinticinco horas juntos a la semana. Por este motivo, salió corriendo detrás de él. Lo vio, al otro lado del pasillo, saliendo por la puerta trasera del edificio en dirección a los jardines.

Apenas unos segundos después, Aiden llegó a la puerta y la cruzó a toda velocidad. Justo en ese momento, salió despedido por el aire, cayendo de espaldas sobre la hierba, derramando el resto de su desayuno por todas partes. Rian lo observaba con las manos en los bolsillos. Solo los separaban los cinco escalones de piedra que Aiden había sobrevolado unos segundos antes.

Aiden se incorporó sacudiéndose la tierra de los pantalones. Tenía el culo magullado y un par de cortes en las palmas de las manos. Todo había pasado tan rápido que no había sido capaz de activar un escudo antes de estamparse contra el suelo. Su café había salido por los aires y solamente le quedaba el envase vacío en la mano.

—¿Quién eres? ¿Por qué me estabas siguiendo? —preguntó Rian con un gesto de desprecio absoluto reflejado en el rostro.

—Soy Aiden y... no te estaba siguiendo. Solamente quería hablar contigo un momento —respondió.

Los ojos de Rian se abrieron ligeramente, como si ya hubiera oído su nombre, como si ya supiera quién era.

—Tiene que ser una broma —dijo Rian bajando los escalones y echando a andar por el camino de tierra. Eran prácticamente de la misma altura.

Victoria ColateralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora