Capítulo 52: El primer combate

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Y no sé, no sé, no sé cómo pude convencerte

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Y no sé, no sé, no sé cómo pude convencerte

Y no sé, no sé, no sé, ¿fue el destino o fue la suerte?

A dónde vamos - Morat 


El estadio donde se celebraban las pruebas preliminares era imponente, con estructuras de hierro y gradas que alcanzaban los quince metros de altura. Al ser donde se celebraba la eliminatoria, tenía mucha más capacidad que cualquiera de los demás ya que, en esta fase, el público debía decidirse por ver un duelo u otro. A pesar de ello, Aiden observaba a su alrededor con los ojos bien abiertos, sorprendido. La Arena no era muy grande y tampoco era una necesidad en realidad, pero el público se distribuía alrededor de ella, ocupando las tres o cuatro mil butacas existentes. Parecía que su duelo era uno de los que más expectación tenían ya que, cientos de personas, se habían colocado de pie al fondo y sentado en las escaleras de evacuación, al haberse agotado los asientos disponibles.

—Ha venido muchísima gente —susurró Aiden, todavía impactado.

—Pues siempre dicen que los mejores combates son en Ogon y Kholod —respondió Rian, mirando a su alrededor.

Los estadios centrales: Shoam y Smuyi, se caracterizaban por un clima bastante húmedo, terrenos con mucha vegetación y fuertes lluvias. Prácticamente no había ninguna diferencia entre ellos. A pesar de que, a priori, no parecieran las condiciones ideales, siempre beneficiaban más a los magos que el clima desértico de Ogon o las temperaturas bajo cero y la nieve de Kholod. Poner a un mago contra las cuerdas, normalmente hacía que los duelos fueran mucho más reñidos e interesantes.

Loan estaba revisando las fichas de sus contrincantes, Grexon y Okore, ambos de primer curso. Por lo que les estaba contando, ninguno de ellos había conseguido una actuación digna de mención, pero eran buenos luchadores cuerpo a cuerpo. Con su ataque combinado, jugaban con ventaja.

—Recordad todo lo que habéis aprendido durante estos meses. Mantened la cabeza fría, Aiden, eso va por ti, no actúes sin pensar —el implicado asintió totalmente convencido—. Rian, adáptate al ritmo de Aiden y no os apresuréis. No tenéis prisa. Jugáis con ventaja, el estadio es apropiado, solo tenéis que confiar en vuestras habilidades —Loan dio una palmada, dando por zanjado su pequeño discurso—. ¿Listos para ganar?

—Sí —contestaron los dos a la vez.

—No os he oído. ¿Listos para ganar?

—¡Sí! —gritaron esta vez los dos, convencidos.

—Vamos allá.

Un minuto después, Aiden y Rian pusieron los pies en la zona de combate. Aquella vez, al contrario que la primera, no se encontraron con un calor abrasador, ni una tormenta de arena que les dificultara la visión; pero sí que había miles de árboles distribuidos por todo el terreno, haciendo que pareciera que estaban en mitad de la jungla. El terreno era irregular, con desniveles pronunciados en todas las direcciones. La vegetación era muy abundante, tanto por el suelo con arbustos y plantas, como en las alturas, con copas de árboles que alcanzaban tranquilamente los cincuenta metros de altura. El suelo embarrado por la humedad, la abundancia de hojas sueltas y piedras dificultaban el desplazamiento a pie por el terreno.

Victoria ColateralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora