Capítulo 31 - Un viaje hasta la otra punta del continente

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¿Y quién lo iba a pensar que tú me escogieras,

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¿Y quién lo iba a pensar que tú me escogieras,

una noche cualquiera entre la multitud?

Salir Con Vida - Morat, Feid 


Aquella mañana habían cogido un avión en dirección al sur. Después de cuatro horas de viaje, habían aterrizado en un aeropuerto minúsculo. Solamente tenía una pista de aterrizaje y en vez de terminal había un pequeño edificio a un lado, donde teóricamente se podrían recoger las maletas. Por suerte, Thiago y Aiden habían decidido usar mochilas que pudieran llevar siempre con ellos, para evitar problemas. Y en aquel momento solo pudo sentirse agradecido con su yo del pasado.

Cuando bajaron del avión tuvieron que correr para poder coger a tiempo un autobús que los llevaría a un pueblo cercano. Al ser un lugar tan remoto, solamente pasaban una vez al día para recoger a los pasajeros que acababan de aterrizar y, en caso de perderlo, se quedarían sin transporte hasta el día siguiente.

Una hora más tarde, llegaron a un bonito pueblo cerca de la costa. El olor a mar los inundó tan pronto como bajaron del autobús. Aiden consultó el móvil para saber qué ruta tenían que tomar a continuación y tras hacer un par de preguntas a los viandantes, llegaron a la conclusión que tendrían que recorrer a pie los ocho kilómetros que había desde aquel pueblo a Kalaki.

El camino de tierra estaba lleno de piedrecitas que se les clavaban continuamente en la planta del pie. A pesar de que llevaba unos tenis bastante cómodos, la hora y media que llevaban andado les empezaban a pasar factura. Aiden tenía los hombros entumecidos de la mochila que llevaba ya que, como siempre, había llevado más cosas de las que realmente necesitaba.

—Sigo preguntándome cómo conseguiste arrastrarme hasta aquí —se quejó Thiago por decimoquinta vez en lo que llevaban de camino.

—En el fondo estabas deseando venir —respondió Aiden con una sonrisa.

—No me vuelvas a pedir nada en lo que te queda de vida —murmuró enfadado.

—Anímate, según el mapa, solo nos quedan dos kilómetros... Estás seguro de que conseguiste la dirección correcta, ¿verdad? —preguntó Aiden mirando fijamente a su compañero.

—¿Y me lo preguntas ahora? —respondió enfadado—. ¡Pues claro que estoy seguro! ¿Crees que te seguiría hasta un lugar como este sin haber confirmado las cosas antes? No sé por quién me tomas...

—Perdona, es que estoy nervioso.

Thiago puso los ojos en blanco y apuró ligeramente el paso.

Media hora después llegaron a una pequeña aldea, alejada de todo. No había demasiadas casas, solamente existía una calle principal donde podías encontrar tres tiendas y un río que la cruzaba de punta a punta. Las estructuras estaban hechas de piedra y había un par de puentes de madera que cruzaban el río. Aiden se fijó en que no se veía demasiada gente por la calle.

Victoria ColateralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora