Capítulo 38 - Últimos minutos

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Tú fuiste quien me enseñó a creer en mí

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Tú fuiste quien me enseñó a creer en mí

Aunque puede que ese "en mí", no siempre fuera el acertado.

Sin Remitente - Melendi 


El día del campeonato amaneció nublado. Aiden se había levantado varias horas antes del amanecer. Estaba demasiado nervioso para permanecer acostado en cama. Aquel día no había recibido ningún reproche de Thiago, quien se había sentado en cama y había encendido la luz para hacerle compañía durante casi una hora.

—Estaré viéndote por la tele. No nos dejes en ridículo —le dijo Thiago cuando Aiden se llevó la mochila al hombro, listo para salir.

—Lo haré lo mejor que pueda —contestó nervioso.

—A por todas —le dijo como despedida justo cuando Aiden salía por la puerta.

Rian salió de su habitación quince minutos antes de la hora en la que habían quedado con Loan y se encontró a Aiden sentado en el suelo, en frente de la puerta de su cuarto.

—¿Qué haces ahí? —preguntó con el ceño fruncido.

—Esperarte.

—¿Por qué no llamaste? Podía haber salido un poco antes para que no tuvieras que estar esperando ahí.

—No quería molestarte —respondió encogiéndose de hombros.

Rian puso cara de horror mientras le tocaba la frente con la palma de la mano.

—¿Te has puesto enfermo justamente hoy? Aunque no parece que tengas fiebre.

—Joba, todo son quejas —protestó Aiden poniéndose en pie.

—No me quejo. Solo que no estás actuando como harías normalmente. Te recuerdo que no sería la primera vez que te plantas en mi cuarto a las seis de la mañana...

—Estoy nervioso.

—Yo también —reconoció Rian.

—Vamos —apremió.

Los dos se encaminaron hasta la sala de entrenamientos y, una vez allí, fueron directos al despacho de Loan. El reloj apenas marcaba las ocho menos diez de la mañana, pero se notaba el ajetreo propio de la competición. El entrenador les abrió la puerta antes de que tuvieran tiempo de llamar.

—Ya estáis aquí, perfecto —se dio la vuelta y cogiendo una caja salió del despacho—. Cerrad la puerta, que no me quedan manos. ¿Estáis nerviosos?

—Sí, bastante —reconoció Aiden, mientras Rian cerraba la puerta y se mantenía en silencio.

—No te preocupes. Es normal. Vamos —dijo y empezó a andar hacia la puerta principal, donde ya les estaba esperando la directora.

Victoria ColateralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora