Capítulo 51: El sorteo

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Primero siente la piel

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Primero siente la piel.

Y luego lo siente el corazón.

506 – Morat 


Una de las novedades que habían realizado en aquella convocatoria, fue no revelar el estadio en el que iban a competir hasta después de terminar la primera fase. Una vez que tenían a los dieciséis equipos que superaban la simulación inicial, empezaron las preparaciones para el sorteo de los estadios.

Habían decidido dividir cuatro equipos por localizaciones. Se harían dos combates eliminatorios y, los dos equipos vencedores, lucharían entre ellos hasta haber un solo ganador por estadio. Para la disputa de la semifinal y la final, se volverían a hacer sorteos para definir el estadio.

Los treinta y dos magos se situaron alrededor de una urna con bolas. Iban a llamar uno por uno a cada equipo para que sacase una bola, y los emparejarían acorde a los números.

Raina Kaisen, volvió a tomar la palabra antes de que empezasen los sorteos. Era increíble como le gustaba aprovechar cada minuto para dar pequeños discursos motivacionales.

—Enhorabuena a todos los que habéis pasado a esta segunda fase. Veo a muchas caras conocidas. Me alegra que sigáis mejorando día tras día, ofreciendo un espectáculo a todas las personas que os siguen desde todas partes del mundo —Raina les ofreció una sonrisa sincera a todos los participantes, antes de seguir con su discurso—. Vamos a empezar con el sorteo y, como fueron los que consiguieron mayor puntuación en la prueba anterior, el primero en coger número es el Kettou.

Raina los miró y Aiden no pudo evitar aguantar el aire en los pulmones. Todos los estaban mirando.

—Ashton, Kane, que uno de los dos coja una bola, por favor —les pidió Raina, señalando la caja contenedora.

Pero Aiden notaba que tenía los labios cosidos y los pies pegados al suelo. No se sentía con fuerzas para decir una palabra o dar un paso al frente. Por suerte, Rian se encargó de ello.

—Ve tú —le dijo Rian con un ligero empujón, obligándole a moverse.

Aiden recorrió los cuatro metros que lo separaban de Raina y, después de darle la mano, se dirigió a la caja. No era muy grande, pero era opaca y tenía un trozo de tela para evitar que nadie viese el interior.

—Mete la mano y saca una bola —lo apremió uno de los asistentes de Raina. Estaba claro que todos tenían los nervios a flor de piel.

Aiden asintió antes de hacer lo que le estaban indicando. Notaba la presión y las posibles consecuencias de sus actos. A pesar de que habían sido los mejores en la primera prueba, había equipos con muchísimos años de experiencia y la técnica no lo era todo. En los duelos, se ponían a prueba las habilidades individuales, la forma física, los conocimientos... No tenían asegurado pasar a la siguiente ronda si les tocaba un rival muy fuerte. Aiden rozó las dieciséis bolas con las manos, sin saber bien cuál debería elegir. Antes de decidirse por una, se giró y miró a Rian, que estaba pendiente de todos sus movimientos. Debió de leer la duda en su rostro porque le trasmitió serenidad por el vínculo antes de asentir con la cabeza. Rian siempre mostraba esa calma tranquilizadora para Aiden. Sin darle más vueltas, agarró una de las bolas y la quitó de la caja. El número nueve estaba dibujado en ella.

Victoria ColateralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora