Capítulo 20 - Sentimientos

95 17 2
                                    

Todos tenemos varias cicatrices 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Todos tenemos varias cicatrices 

y no ganamos nada con contarlas,

pero nos desvivimos para camuflarlas.

Valen Más - Morat 


El martes por la mañana, antes de que las clases comenzaran, Aiden ya estaba llamando a la puerta de Rian. Se había pasado toda la noche dándole vueltas al tema del vínculo y quizás se estaba preocupando más de lo debido. Rian parecía una persona lo suficiente sensata como para preocuparse por algo si fuera importante... y no parecía ni siquiera interesado en el tema, pero a pesar de eso, Aiden no podía evitar sentirse nervioso.

La puerta se abrió y apareció Rian con los ojos aún entrecerrados. Se notaba que se acababa de despertar por los golpes en la puerta. Tenía una especie de pijama puesto y el pelo despeinado. No sabía si eran imaginaciones suyas, pero en ese momento, y a pesar de que los tenía medió cerrados, el azul de sus ojos parecía más claro.

—¿Otra vez tú? Estás empezando a coger una costumbre muy fea...

Rian se pasó una mano por el rostro justo antes de apoyarse sobre el marco. Cerró los ojos y se quedó tan quieto que Aiden pensó que se había vuelto a dormir.

—¿Puedo pasar? —preguntó molestándole.

Rian abrió los ojos, desganado.

—Lev está durmiendo. Bueno, eso si no lo has despertado con esa forma de llamar a la puerta... Dame dos minutos, salgo ahora —dijo volviendo a la habitación y cerrando la puerta tras él.

Aiden se dejó caer, arrastrándose por la pared hasta sentarse en el suelo. Había demasiadas cosas que no entendía, nociones básicas que se le escapaban. A pesar de que daba lo mejor de sí mismo para estar a la altura parecía que nunca era suficiente. Siempre había un tema nuevo, un concepto esencial que desconocía.

Rian reapareció con el uniforme de la escuela unos minutos después. Tanto el pantalón como el cárdigan eran un par de tallas más grandes de lo que deberían, dándole un aspecto ligeramente infantil, que contradecía totalmente el gesto serio y malhumorado de su cara.

—¿Qué te pasa ahora? —preguntó Rian pasándose las manos por el pelo, desordenándolo más de lo que ya estaba.

—No me pasa nada —respondió confuso.

—¿Has venido hasta aquí en función de despertador?

—Ah, no. He estado pensando en lo de ayer y me gustaría comentarlo contigo.

—Buf, mira que eres pesado. Le estás dando vueltas a algo que no tiene mayor importancia. Es algo habitual —respondió encogiéndose de hombros—. ¿Por qué tienes que tomarte todo de esa manera?

Victoria ColateralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora