Capítulo 55: El tercer combate

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De haber sabido que era la última vez,

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De haber sabido que era la última vez,

nunca lo hubiera sido.

Debí suponerlo - Morat 


Aiden estaba de pie, en medio de la Arena al lado de Rian. Estaba intentando disfrutar los últimos minutos antes de que comenzara el combate, aunque estaba demasiado nervioso para conseguirlo. Sabía que, en cuanto el espacio ampliado se activara, vería delante de él una zona montañosa, cubierta de nieve, a una altitud donde la respiración era complicada pero, la espera era exactamente igual que siempre. No parecía que hubiera nada por lo que preocuparse.

El cronómetro que anunciaba el inicio del duelo apareció en una de las pantallas. Aiden se puso la cazadora, encima del nuevo equipamiento. Para aquella ocasión, lo habían elegido de color blanco y tenía un par de rayas rojas en los brazos. Los pantalones eran impermeables y la tela era bastante gruesa. En la parte superior, además de una camiseta térmica y un polar, llevaban aquella cazadora de cuello alto que les cubría hasta la boca si la llevaban abrochada. Por último, un gorro y unas gafas. Parecía que iban a hacer algún deporte de nieve.

—No entiendo por qué tenemos que llevar esto sí es sumamente incómodo —se quejó Aiden mientras se colocaba las gafas en la cabeza.

—Deja de protestar, anda —le contestó Rian.

La equipación estaba preparada para las bajas temperaturas, pero a Aiden no le gustaba nada. Quizás que no fueran muy altos, que apenas superaran el metro sesenta, ayudaba a que tuviera la impresión de ser un muñeco de nieve.

—Es que parecemos un chiste —volvió a quejarse Aiden, pero ni Rian ni Loan le contestaron.

Raina estaba hablando, explicando las normas como siempre antes de cada combate. Lo cierto era que estaban a un solo paso de la gran final. Habían llegado mucho más lejos de lo que se había imaginado en un primer momento.

Aiden no escuchó nada del discurso, estaba demasiado ocupado intentando mantener los nervios a raya. Además, la ropa de abrigo que llevaban puesta, lo estaba haciendo sudar muchísimo. Notaba como la camiseta térmica se le pegaba al cuerpo como una segunda piel. En el momento en el que las temperaturas bajaran, se iba a congelar. No tenía dudas. Esperaba poder aguantar de una pieza ese combate y el siguiente. Si conseguían ser los vencedores, no le importaba estar una semana en cama con fiebre. Lo superaría.

Los gritos del público se hicieron eco cuando la coordinadora gritó sus nombres. Sus compañeros de clase estaban allí, animándolos, incluso alguno tenía pancartas con frases de ánimo. Seguramente las habrían llevado preparadas de la escuela.

—Que empiece el duelo —anunció Raina en el momento en el que el contador mostraba la cuenta regresiva de los últimos veinte segundos.

—¿Estás listo? —le preguntó Rian, mirándole mientras se colocaba las gafas sobre los ojos.

Victoria ColateralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora