Dolor (Ainhoa)

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⚠️ Trigger Warning: relato de violencia física.

El contarle a Luz lo de Hugo no estaba en mis planes. Mucho menos tan pronto. Pero era en ese momento o nunca. No puedo permitir que mi pasado me persiga a todos los lados a los que voy.

Lo que tampoco tenía pensado era encontrarme a los tortolos dejando la cocina perdida de babas.

El día y el servicio de comidas se presentaron sin problemas. Luz y Paolo parecían otros, sobre todo Luz, que evitaba constantemente al que era su "algo". Estaba claro que estaban totalmente avergonzados, y con razón, pero tampoco era nada del otro mundo. Al fin y al cabo son jóvenes y tienen necesidades.

Los problemas llegan con el servicio de cenas cuando un apagón echa a perder lo que iba a ser un turno tranquilo. Por primera vez, no es ni culpa mía ni de Luz. El generador tampoco parece funcionar, así que en un intento desesperado de que la comida de las neveras no se estropee, decido que el equipo cocine lo que les plazca y de la forma que les plazca con lo que puedan encontrar. Una de las pocas cosas buenas de las cocinas de gas es que, ante situaciones como esta, la cena puede hacerse igual, haya o no comensales.

A las dos horas y con Silvia entrando a la cocina, la luz vuelve.

- Ainhoa de verdad, chapó. A mi se me había olvidado totalmente la comida de las cámaras y gracias a ti no se ha perdido nada. -enfatiza.

- Bueno, yo solo tengo la cocina en la cabeza. Tú estás a mil cosas, y a veces hay que arrimar el hombro.

- Totalmente. Bueno, voy a hablar con los electricistas para ver que está todo resuelto, ¿vale? Que no quiero más sustos. ¡Muy buen trabajo chicos, de verdad! ¡Gracias! -lanza un par de besos y desaparece por la puerta.

- Chicos. Eeeh, yo también quería daros las gracias. De verdad. Os habéis dejado la piel. Así que nada, recoged todo esto y a descansar. -anuncio.

- ¿En serio? -pregunta Luz.

- Sí, pero tú no. Tenemos una conversación pendiente que podemos retomar ahora. Si quieres, claro... -dejo caer, consciente del cansancio que ha de tener encima.

Luz, atónita, mira a Paolo, que la mira con la misma cara que ella a él. Deben pensar que soy un sargento de hierro las 24 horas del día.

- Eeeh. Sí, vale, sin problema. -casi resoplo aliviada. Era la hora de ser sincera.

- Perfe. Recoge, cámbiate y te espero fuera, ¿si? -asiente y sigue a lo suyo.

A los 20 minutos ya estoy fuera. Así que mientras Luz aparece y no, decido encenderme un cigarro porque, sí, también fumo. Menuda joyita estoy hecha.

Los minutos pasan y Luz no aparece. Decido mandarle un mensaje, no vaya a ser que haya pasado algo. Estoy por enviarlo cuando escucho su voz.

- Ey. Perdón por la espera.

- No, tranquila. He aprovechado para, ya sabes, calmar los vicios. -digo, enseñándole el cigarro.

- No sabía que fumabas...

- Sí, desde hace tiempo además. Me ayuda a calmarme.

El silencio se instala entre nosotras, así que echo a andar con la esperanza de que me siga. La noche es agradable, y a pesar de que no hay oscuridad total, las calles de Vera están totalmente desiertas. Por primera vez en meses, siento paz mientras camino.

- Así que, ¿qué me querías contar? -dice, rompiendo el silencio.

- Verás Luz...

- Espera, antes de que empieces quiero que sepas que estoy aquí, ¿vale? Sé que no empezamos con buen pie, pero creo que podemos ser buenas amigas. -interrumpe.

- Gracias, de verdad. -se agarra de mi brazo y espera que hable mientras caminamos-. Conocí a Hugo, mi por desgracia marido, siendo muy joven. Y caí, caí con todo el equipo. A los 6 meses formalizamos la relación, al año nos fuimos a vivir juntos y a los 2 años me propuso matrimonio. Hasta ahí todo bien. Después de la luna de miel, todo cambió. -a estas alturas la voz me tiembla, pero no puedo me puedo permitir llorar, ya he llorado suficiente-. Un día, cuando no quise salir con él a tomar unas copas, me gritó. Lo ignoré, ignoré la violencia con la que se había dirigido a mi porque creía que yo llevaba la culpa. Desde ese momento todo fue a peor. Llegó un punto en el que las cosas volaban por el piso. También lo ignoré. Hasta que una noche, un trozo de cenicero me llevó al hospital. -Luz se paró, y con la mirada vidriosa me dio a entender que estaba conmigo, que no me preocupara, que ahí con ella estaba a salvo-. Esa noche tampoco quise verlo. No fue hasta 3 meses más tarde, cuando volvió borracho de una cena de empresa, que por fin abrí los ojos. Y no los abrí del dolor por el golpe que me había dado, no, los abrí tras darme cuenta de que el Hugo que había conocido ya no era el Hugo con el que estaba. A la mañana siguiente hice las maletas y me fui de allí. Huí, intenté rehacer mi vida, pero él y todo el mal que me hizo parece perseguirme a todos los sitios a los que voy. -finalizo.

Luz me mira con la cara desencajada. Parece estar rota de dolor, de un dolor que antaño fue mío. Sin decir nada, me abraza, me abraza fuerte como hacía años que nadie me abrazaba, me abraza como hacía mi abuelo cuando iba a recogerme del colegio.

- Eres muy valiente, Ainhoa. No solo por contármelo, si no por ser capaz de salir de la pesadilla en la que estabas metida. -dice sincera.

- ¿Ahora ya confías un poquitito más en mi?

- Ahora ya confío un poquitito más en ti.

- Genial. Gracias.

- Gracias a ti por abrirte. Venga, vamos, te acompaño de vuelta al hotel.

- No, no, te acompaño yo, que bastante te he hecho pasar. Vamos.

De nuevo en completo silencio, caminamos hacia su casa. Al llegar ninguna de las dos sabe que hacer para despedirse, así que decido apretar su mano suavemente como forma de decir "adiós".

- ¡Avísame cuando estés en el hotel! -grita desde la puerta.

Alzo mi dedo pulgar a modo de respuesta y emprendo el camino de vuelta al hotel. Al final ha salido mejor de lo que esperaba.

Ensimismada en mis pensamientos llego al hotel. Ya en la habitación me cambio, y al tumbarme en la cama recuerdo las palabras de Luz.

"Ey. Ya estoy en casa".

"Genial, jefa".

"Descansa".

"Tú igual, que mañana nos espera un día duro".

"Buenas noches 🥰".

"Buenas noches, Luz 😘".

Todo lo que no nos dijimos | LuznhoaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora