Verdades dolorosas (Luz)

465 29 6
                                    

La cocina y el alcoholismo no son la mejor combinación. En eso estamos todos de acuerdo. Pero tampoco hay que culpar a Ainhoa por intentar olvidar.

Ainhoa es una mujer maltratada. Y va a ser una mujer maltratada toda su vida. Puede que la herida sane y cicatrice, pero la marca va a estar ahí siempre.

- Mamá. ¡Mamá!

- ¿Qué?

- Botón inferior derecho.

- ¿De dónde?

- Del monitor.

- Ah vale, ya está. Gracias hija.

- De nada.

- ¿Qué quieres?

- Que readmitas a Ainhoa.

- No.

- Es una mujer maltratada.

- No. Espera, ¿qué?

- Que es una mujer maltratada.

- ¿Y tú eso lo sabes...?

- Porque me lo contó ella.

- Ah, muy bien, fantástico. Estoy harta de que no me cuentes las cosas.

- Es que esto no debería estar contándotelo yo, sino ella. Es su historia, no la mía. Es su dolor, no el mío.

- Ya lo sé hija. Pero no sé...

- Está aquí porque era una forma de salir de Madrid, de huir de su todavía marido. Nosotras no somos quién para juzgar el por qué de su adicción.

- Bueno a ver... Que es la jefa de cocina de nuestro hotel...

- Ya lo sé. Pero merece una segunda oportunidad.

- ¿Hay algo más que yo no sepa de todo esto?

- Hay mucho que no sabes, pero mejor que te lo cuente ella.

- Luz...

- Mamá, por favor...

- Está bien.

- Gracias.

La marca va a estar ahí siempre, sí. Y la carga emocional también. Pero no siempre va a poder con todo. Bastante es que puede con lo que tiene y que está donde está.

La cocina es la forma de relajar a un chef. Si no es pelando zanahorias, es espalmando carne. Pues hoy ni una ni otra, solo soy capaz de pensar en la conversación de mi madre y Ainhoa.

- Tierra llamando a Luz.

- Dime Paolo.

- El móvil.

- ¿Qué?

- El móvil.

- ¡Hostia! Dime mamá.

- Hija, ya pensé que no me lo cogías.

- Ya, lo siento. Estaba en mi mundo.

- No hace falta que me lo jures. ¿Puedes venir al despacho?

- En 3 estoy ahí.

- Paolo...

- Ve. Yo te cubro.

- Aish. Es que te como.

- Cuando quieras bombón.

- No te pases de empalagoso.

Conocer el desenlace del trabajo de Ainhoa es mejor que cualquier telenovela turca. Así que correr por los pasillos del hotel y romper récords de velocidad para llegar cuanto antes no es un reto, es una necesidad.

Todo lo que no nos dijimos | LuznhoaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora