𝗟𝗔𝗩𝗘𝗡𝗗𝗘𝗥 𝗛𝗔𝗭𝗘 || Bucky Barnes

𝙋𝙧𝙤𝙡𝙤𝙜𝙪𝙚

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Arcane Peacock no era precisamente la persona con la que alguna vez a Steve Rogers le hubiese gustado trabajar, aun cuando Nick Fury y Natasha Romanoff habían insistido en que era la mejor agente con la que podría contar, sobre todo cuando entre sus armas se encontraban dones que para él resultaban por entero caóticos y mortales.

Sin embargo, ya lo había hecho en varias ocasiones eso de encontrarse trabajando codo a codo, y en todas esas travesías que en equipo enfrentaron —como la de detener a Hydra infiltrado en S.H.I.E.L.D. o la de evitar que un robot demente los aniquilase a ellos y a todo el mundo—, a regañadientes podía comprender que al igual que muchos otros, solo había tenido mala suerte y que, bajo todas esas sonrisas picaras y coqueteos promiscuos acompañados de comentarios sarcásticos, se encontraba una chiquilla que aún buscaba su propia identidad.

De acuerdo, tampoco sería del todo hipócrita; puede que ella no fuera su primera opción, tampoco la segunda, ni siquiera la quinta. De hecho, todavía dudaba con la idea de buscarla, mas no le quedaba de otra debido a su situación actual, eso y que era sabedor de que la jovencita disfrutaba de su nueva vida siendo una citadina común y corriente, o al menos hasta donde el mundo se lo permitía por el historial tan poco amistoso que se encontraba a la mano de cualquiera que tuviese una oportunidad y curiosidad por meterse al navegador, pero allí estaba, frente a su puerta, sin tener idea si su monólogo para pedirle su ayuda la convencería.

—¡Capi! —Chilló radiante cuando abrió el portal. Desde dentro venía un olor que descubrió como lavanda y le fue imposible no arquear una ceja con curiosidad al verla desordenada, con el aspecto de haberse recién despertado. Ella echó una risita— si hubieras llamado estaría más decente.

—Eso creo —farfulló divertido, aunque guardando ese aspecto serio que ella le conocía bien y que le frustraba.

—Olvidaba lo malhumorado que eres.

—Yo no soy malhumorado.

—Exclamó el soldado de más de cien años —jugueteó Cane, haciéndose a un lado— pasa, no me gustaría que mis vecinos me vieran hablando con un fósil.

—Siempre tan elocuente —canturreó el rubio, sus pesados pasos repiqueteando duro contra el suelo de madera. Pudo descubrir entonces de dónde provenía el olor; del techo colgaban enredaderas que llevaban clavadas varillas de incienso con aquel particular olor y muy bajo se lograba escuchar el sonido de un piano— lamento interrumpir.

—Es un honor verte, Steve —ella dijo, con ese tonito sarcástico que él le conocía bien y al que ya se encontraba acostumbrado— supongo que no vienes aquí a tomar el té, pero si gustas, puedo ofrecértelo de todos modos.

—Por favor. Lo necesitaremos.

Arcane prefirió no mencionar nada más al respecto, solo asintió y se movió con esa agilidad natural que le caracterizaba. A pesar de que no se lo dijo, Steven se acomodó en el pequeño sofá de la estancia, notando que aquel espacio era bastante curioso. Se imaginaba un lugar caótico y desordenado, con descontrol y quizá basura regada por allí, pero era por entero lo contrario. Los suelos se hallaban muy limpios y lustrosos, así como cada superficie. Las plantas lucían muy verdes y varias fotografías de paisajes hermosos decoraban los muros.

—Es lindo —dijo, solo para hacerle conversación.

—Ve al grano, Rogers. Conmigo no necesitas esas formalidades —masculló, con una taza de porcelana entre sus dedos.

Olisqueó la bebida, tratando de descifrar si acaso ella colocó algo de dudosa procedencia, pero no había nada más que un rico olor a canela y limón. Claramente, para Peacock fue sencillo descubrir ese detalle, lo que le robó una risita de disgusto.

—Es por lo de los Acuerdos, ¿verdad? —Se atrevió a preguntar ella, apenando al capitán— no sé a qué vienes. Ya dije que no iba a firmar nada y esa ceremonia fue un fiasco.

—Esa es la razón de mi visita. Cane...

—Uy, me llamaste Cane. En serio quieres parecer mi amigo —farfulló altanera y con eso supo que no tenía necesidad de decir nada más en lo absoluto. Aquella mujer era por entero razonable y, sobre todo, una deslenguada que prefería las cosas directas, conociendo a sus allegados lo suficiente para saber sus movimientos— yo diré palabras al azar y tú me dices si me acerco. Barnes. Tu amigo. Bucky. Búsqueda y rescate.

—Lo descubriste.

—Eres como un libro abierto, Steve Rogers. La dejaste muy fácil —bromeó. Nunca entendió porque, pero al menos con ella, aquel soldado jamás decía demasiado y evitaba la mayor parte del tiempo hablarle, ya fuera por mero gusto o porque cuando estaba junto a ella ponía una cara de cordero degollado, como si le apenase hablarle—. Esperaba disfrutar mis vacaciones por más tiempo.

—Lo siento.

—¿Por qué cada vez que nos vemos pides disculpas más de una vez? —Pronunció sonriente, tensa a causa de que sus orbes azules la escudriñaron detenidamente— te ayudaré, pero espero que esto no nos termine metiendo en la cárcel.

—Al no firmar los acuerdos, yo creo que eso ya nos vuelve prófugos —quiso bromear o por lo menos sonar un poco más divertido, sin embargo, los dos tenían claro que era su nueva verdad.

—De acuerdo, entonces vayamos a salvar el viejo trasero de tu mejor amigo —claudicó emocionada, mientras que Steve se preguntó si acaso llevarla era una buena decisión.

***

JELOU PEOPLE BONITAAAAA

WIIIII ADIVINEN QUIEN ESTÁ FELI AAAAH no saben las ganas que tengo de que conozcan a Arcane y su historia USHDJSKA

La güera tiene todo una historia pa contar y ajá, también mucho que vivir con el Sargento Barnes eheh 😏 *bate las cejas sugerentemente*

Espero que les gusteeee! No se olviden de comentar qué les pareció esta pequeña intro y nos leemos en el primer capítulo!

Bye! 💕