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. . . . ° ۣۜ ᬽ 𝗜𝘁 𝘄𝗮𝘀 𝗿𝗮𝗿𝗲, 𝗜 𝘄𝗮𝘀 𝘁𝗵𝗲𝗿𝗲 |. . ° • . .
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Le gustaba ver a Bucky caminando hacia ella, con su sonrisa de galán y su mirada brillosa cuan luceros. Era igual a un sueño verlo. Y era todo suyo. Bucky Barnes era solo de ella. Lo entendía cada vez que él la tomaba con firmeza con sus manos fuertes y le besaba con una intensidad que le provocaba ese delicioso revoloteo en el estómago al que se acostumbró con rapidez, que podía ponerla a volar como una clase de narcótico. Cada vez que le acariciaba la mejilla y juntos se echaban a reír por estupideces mientras se olvidaban de las atrocidades de sus pasados cuando paseaban en el borde del lago, era sin duda una muestra de cuan suyo era.

Parecía que cada uno de sus pecados hubiese sido perdonado, porque que alguien como él la quisiera era sagrado. Alguna cosa realmente buena hizo para tener a James a su lado y él se sentía del mismo modo cuando se hallaba con Cane, ambos pudiendo reírse y enfrentarse a otras actividades cotidianas sin pensar mucho en el dolor que les embargaba, pero cuando lo hacían, esos pequeños momentos en los que el arrepentimiento y el acongojo les embargaba, siempre se tenían el uno al otro, para soportarlo con valentía.

Arcane soñaba con hacerlo feliz, con brindarle todo eso que Hydra le arrebató. Quizá era demasiado lo que soñaba, porque ¿cómo alguien como ella iba a conseguir tal cosa? ¡Era una idea demencial!

Pero a final de cuentas, lo iba consiguiendo, cada día más y más, cada mañana existía más felicidad y regocijo, así como amor.

Amor. Pensar en esa palabra la hacía flotar; el pensar en su sonrisa y en la suavidad de su pelo castaño la embobaba. Podría escucharlo hablar por horas, sin cansarse, encantada con verlo sonreírle y contarle esas memorias que con el paso del tiempo volvían con lentitud.

Que bien se sentía, era fantasioso y abrumador, él era como una tormenta tumultuosa y ella era nada más que un castillo de naipes derrumbándose ante su vivacidad. Él era la clase de hombre de la que debía huir, sin embargo, ella no iba a darse la vuelta, no era lo que deseaba.

Él estaba tan cerca y adoraba tanto la tentación que le causaba en la punta de los dedos, tan cerca que ya casi lo podía tocar.

—Arcane —le llamó y ella sonrió porque él también lo estaba haciendo.

Solo bastó un paso, para verlo desmoronarse convertido en polvo, igual a los castillos de arena, cayendo en seco y desapareciendo frente a sus ojos, así sin más.

Entonces despertó.

El ambiente era por entero diferente a la habitación que poseía en el edificio de los Avengers; mientras allá su alcoba era gigante y con un aspecto de lo más moderno con sus colores fríos y metálicos, allí poseía un toque hogareño y cálido en su espacio moderado, decorado en una variante de tonos marrones por la madera y la luz esplendorosa del sol ingresando por la ventana.

𝗟𝗔𝗩𝗘𝗡𝗗𝗘𝗥 𝗛𝗔𝗭𝗘 || Bucky BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora