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. . . . ° ۣۜ ᬽ 𝗔𝗻𝗱 𝘆𝗼𝘂 𝘀𝘁𝗼𝗼𝗱 𝘁𝗵𝗲𝗿𝗲 𝗶𝗻 𝗳𝗿𝗼𝗻𝘁 𝗼𝗳 𝗺𝗲 𝗷𝘂𝘀𝘁
𝗖𝗹𝗼𝘀𝗲 𝗲𝗻𝗼𝘂𝗴𝗵 𝘁𝗼 𝘁𝗼𝘂𝗰𝗵 |. . ° • . .
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Wakanda era por entero un país diferente al que alguna vez se detuvo a imaginar. Era conocida por ser una pequeña nación de tercer mundo, con escases de recursos y una vida agrícola de lo más tranquila, pero hasta allí. Realmente nadie nunca entró a sus límites y nunca se escuchó de persona alguna que haya entrado y salido como para contarlo.

Así que, encontrarse ahí era una faena que nunca creyó que ella podría conseguir.

La habitación que le proporcionaron dentro del palacio del rey T'Challa era espaciosa, con una mullida cama y sábanas suaves que al dormir se sentían de lo más sublimes. Cuando llegó, sudorosa y con mal olor, varios de los empleados del recinto le ayudaron con su aseo y la dejaron disfrutar del sofisticado baño de su alcoba, porque después de todo lo ocurrido, el monarca dijo que era lo menos que podía hacer.

Le gustaba quedarse sentada frente al inmenso ventanal que le permitía ver los bastos paisajes del lugar, una imagen vibrante de color verde y luz enigmática de sol resplandeciente.

El resto del equipo también se hallaba allí, exceptuando a Clint que volvió a casa. Usaron varios días para descansar y ahora, después de cuarenta y ocho horas, por fin se sentía con la capacidad para abandonar su cuarto.

—Buenos días, señorita Arcane —saludó con cortesía la princesa Shuri.

—Cane —masculló afable, extrañada ante su presencia—. ¿Cómo sabías que iba a salir?

—No lo sabía —soltó una risita— fue simple coincidencia.

—Nah, no parece que aquí ocurran las coincidencias —dijo suspicaz, causando que dibujase una expresión divertida de orgullo en la joven.

—Ven, quiero mostrarte algo —dijo entusiasta y la rubia no hizo nada más que seguirla sin chistar.

Le habían proporcionado ropa limpia y calzado nuevo que se sentía increíble. El algodón con el que se creó la tela de cada pieza fue tratado con un cuidado especial que creaba una sensación de lo más extraordinaria incluso en la experiencia de vestir una amplia sudadera y pantalones negros. Ni hablar de sus zapatillas deportivas que se le amoldaban perfecto a sus pies y eran tan cómodos que sus pasos por unos instantes fueron difíciles de manejar.

—¿Ocurre algo? —Curioseó la morena con una risita al verla titubear en su andanza, mirándose con asombro los pies.

—¿Hicieron con nubes estas cosas? —Jugueteó.

—Aún no, pero si quieres unos podría investigar cómo hacerlos —farfulló vivaracha, aunque con cierto tonito que le hacía creer que no bromeaba del todo.

𝗟𝗔𝗩𝗘𝗡𝗗𝗘𝗥 𝗛𝗔𝗭𝗘 || Bucky BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora