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. . . . ° ۣۜ ᬽ 𝗧𝗵𝗲𝘆 𝘀𝗮𝘆 𝗜 𝗱𝗶𝗱 𝘀𝗼𝗺𝗲𝘁𝗵𝗶𝗻𝗴 𝗯𝗮𝗱 |. . ° • . .
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—Sigo sin estar segura de esto —insistió Shuri desde la puerta, viendo muy cómoda a Arcane sentada sobre la espalda de Bucky.

El soldado se encontraba haciendo flexiones desde apenas unos cinco minutos, después de ceder a los retos de Cane que insistía en que no podría hacerlo con ella encima. No se dejó intimidar y la dejó sorprendida cuando aceptó e instó a que concluyera con lo que empezó.

Tal vez no se lo pensó nada bien, bueno, en realidad lo confirmaba, porque no pensó en lo que le iba a provocar en el cuerpo la blonda el escuchar la forma en que su voz expresaba el esfuerzo al hacer el ejercicio añadiéndole el peso de ella. Fueron estragos sorprendentes los que la aturdieron y supo disimular, aunque el calor que sentía era por entero abrumador.

—Te puedes lastimar, Bucky —siguió diciendo la morena preocupada, notando a su amiga muy cómoda— ¿es una clase de fantasía o algo así? Porque si es eso tendré que salir huyendo.

—¿Qué cosa? —Cuestionó él perdiendo la concentración, lo que los hizo caer de golpe a ambos.

Arcane se echó a reír a carcajadas al caerse de espaldas, mientras que él se le quedó mirando con diversión, sin comprender cómo podía reírse de ese modo.

—Bien, me atrapaste —bromeó Peacock, causando que la joven chillase asqueada y que él se avergonzara, lo que le dio un lindo color rojizo en las mejillas.

—Solo es un chiste —trató de contrarrestar Barnes, solo para no tener que abochornarse a causa de la deslenguada blonda que se rio con más ganas aún desde su posición en el suelo.

—Yo no estaba jugando, Buchanan —farfulló Cane— tienes mucha fuerza en ese brazo —comentó, pero por el tono sugerente que usó, terminó haciendo que sus dos acompañantes se mostraran apenados, sin creerse que pudiera decir esas cosas con tanta facilidad.

—Estoy sobrando aquí —masculló Shuri con una sonrisa juguetona— por favor, solo no se vayan a lastimar.

—Claro —dijo Bucky, apresurándose a levantarse para ayudarle a la rubia.

—De acuerdo, su altísima excelencia —canturreó Peacock dramatizando una reverencia a la que le siguió el juego la wakandiana antes de irse.

La rubia se encaminó a recoger sus cosas en silencio, exhausta, aunque eso solo era un decir ya que ni siquiera mentalmente solía ocurrirle. Él solo se le quedó mirando, porque desde su cita todo lo que tenía que ver con ellos y su extraña relación lo traía dando tumbos.

Habían estado saliendo por las mañanas a correr juntos y por las tardes ella le solía ayudar con el cuidado de Tabitha o le mostraba cosas de la actualidad, ya fuese leyendo o viendo películas ya que Shuri les brindó una pequeña televisión. Por las noches caminaban alrededor del lago conversando o manteniéndose en silencio y gracias a eso, se habían estado conociendo con una plenitud aseverada y eso forjó a que se tuviesen una genuina confianza, una que a ambos les hacía mucho bien.

𝗟𝗔𝗩𝗘𝗡𝗗𝗘𝗥 𝗛𝗔𝗭𝗘 || Bucky BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora