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. . . . ° ۣۜ ᬽ 𝗧𝗵𝗲𝘆 𝗮𝗿𝗲 𝘁𝗵𝗲 𝗵𝘂𝗻𝘁𝗲𝗿𝘀,
𝘄𝗲 𝗮𝗿𝗲 𝘁𝗵𝗲 𝗳𝗼𝘅𝗲𝘀 |. . ° • . .
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Correr era un deporte que le gustaba, pero no cuando debía hacerlo en medio de pasillos de oficina con gente yendo por todos lados enloquecida tratando de descifrar a qué se debió el inesperado corte de luz.

Los corredores eran oscuros y no chocar con otros individuos fue un desafío al que se enfrentó con maestría. Por supuesto, no era como que no pudiera con ello, solo que no le gustaba, porque después del derrumbe de S.H.I.E.L.D. que la forzó a detenerse de su acelerado estilo de vida y el ataque robótico de un androide en esteroides, descubrir las maravillas de la vida sedentaria hicieron que perdiese un poco de condición, pero solo poquito.

Las luces de emergencia titilaban en el techo cuando llegaron al lugar correspondiente y montones de cuerpos se encontraban tirados en el suelo después de haber sido atacados por lo que supuso en ese instante era Winter Soldier.

Se movió cautelosa en medio de la oscuridad, observando con rapidez cada punto del desolado espacio. Todos lucían inconscientes y bien podría apostar que muertos.

—Ayúdenme, aquí —una voz masculina pronunció desde la penumbra, su origen viniendo desde el interior de la sala en la que se llevó a cabo la sesión psicológica.

Prefirió mantenerse al margen, porque le daba la sensación de que en cualquier momento aparecería.

—Sam —llamó en un susurro cuando lo vio con intenciones de ingresar al lugar.

El moreno la miró con curiosidad y ella negó, avanzando primero con fingida calma, pero precavida. Desde el fondo conseguía ver algo que no le era del todo convencional considerando los hechos; era una sombra que sabía moverse sin ser atrapada.

Apenas dio un paso dentro del cuarto, se tuvo que ver en la necesidad de saltar hacia atrás ante el puño metálico que vio yendo directo a su cara, chocando por desgracia con Sam que la sostuvo para que no cayera. El impactó fue tan fuerte que terminó destrozando parte del muro, lo que la dejó anonadada por un segundo al ver que de haber reaccionado siquiera un segundo tarde, eso le habría costado la vida.

Sorprendente.

La sujetó de la pierna y tiró de ella con una bestialidad que la hizo resbalar de los brazos de Sam. Gruñó tratando de zafarse, por lo que rápido con su otra pierna la alzó con fuerza por encima de ellos hasta conseguir pasarla por arriba de sus hombros y de ese modo rodearle la nuca para empujarlo.

El nudo que se formó la hizo tomar el impulso necesario para saltar y liberarse por breves segundos, porque a Wilson le dio un violento golpe en el abdomen que le sacó el aire y procedió por sujetarle de la mandíbula, procediendo a arrojarlo en contra de la cabina en donde fue capturado y que lo hizo caer, todo en una milésima de segundo que ella aprovechó para buscar con qué defenderse.

𝗟𝗔𝗩𝗘𝗡𝗗𝗘𝗥 𝗛𝗔𝗭𝗘 || Bucky BarnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora