El tipo de los glúteos perfectos montaba en la bicicleta estática de espaldas a Felix. Movía las nalgas con ritmo, arriba y abajo, de un lado a otro, al pedalear brioso con aquellas musculosas piernas. La conjunción del chirrido de la cadena y del sonido de su respiración esforzada, apagó el ruido de los pasos de Lee.
No llevaba nada puesto, excepto los pantalones cortos de montar en bici. Felix se recreó en la visión de aquellos hombros anchos que ahora brillaban bañados en sudor. Aunque solo llevaba dos minutos haciendo ejercicio, ya tenía el pelo aplastado contra la cabeza: aquellos largos cabellos le enmarcaban el rostro y acababan enroscados en la nuca,
Le pasó la mano por la espalda empapada y le apretó el hombro izquierdo para comprobar que su músculo deltoides estaba tan firme y duro como el resto del cuerpo. Luego se inclinó para besarle el hombro derecho. Aquella sensación cálida y salada hizo que Felix apretara los muslos mientras notaba esa humedad que le invadía la entrepierna cada vez que veía el cuerpo semidesnudo de aquel hombre.
El tipo de glúteos perfectos dejó de pedalear y, sin bajar de la bici, volvió el tronco hacia el chico de cabellos castaños oscuros, para atraerlo hacia él. En cuanto se colocó entre sus piernas, notó la presión del pene, ya erecto, contra su abdomen, el chico arqueó la espalda y se frotó contra el hombre hasta que lo hizo gemir. Luego él lo cogió por las caderas y empezó a masajearle el culo de tal modo que Felix se animó a continuar lo que había empezado. El hombre mantenía la mirada clavada en las clavículas ligeramente expuestas del chico, que tras emitir un profundo suspiro y comprobar que el movimiento había hecho que se le endurecieran los pezones.
Felix inspiró el olor a almizcle que el tipo desprendía, que el ejercicio y la excitación por verlo habían potenciado, se acercó para lamer una de las gotas de sudor que cubrían sus pectorales, que se contrajeron con el roce de la lengua. Acto seguido, la deslizó las manos por la espalda hasta alcanzar aquellos glúteos exquisitos que luego trató de agarrar. Él lo movió hacia atrás, con la intención de bajarse de la bicicleta, lo sujetó por la cintura con sus manos y lo levantó como si pesará lo de una pluma. A su vez, Felix lo abrazo con las piernas y le situó su entrepierna anhelante justo delante de miembro del contrario, de modo que ahora resultaba prácticamente imposible que él se quitara los ajustados pantalones sin ayuda. En aquella posición, Lee trató de echarle una mano. Ambos estaban ansiosos y se movian con torpeza y de un modo extraño.
Después de que la prenda cayera al suelo, él dio un paso para desprenderse de la suya definitivamente. Luego recolocó a Felix para llevar su mano hacia la entrada anhelante, hizo varios movimientos tentativos sobre esta misma, con la intención de introducirse en aquel camino humedeciendo con su propia saliva, ya preparado para recibirlo. Lee se retorció impaciente, mientras le chupaba y mordisqueaba el lóbulo de una oreja al tipo, y él le correspondió apretando contra su trasero su miembro ya engrandecido, con lo que el chico vio aumentadas sus esperanzas de verse satisfecho.
Cuando por fin lo penetró, Felix dejó escapar un quejido de placer mientras su compañero empujaba hasta el fondo... Parecían dos cuerpos que actuaran con una sola mente, con un mismo objetivo. Lee se restregó contra él en un movimiento ondulante para aumentar la fricción; el rugido que él emitió obtuvo un suspiro por respuesta. El hombre se tambaleó al tratar de mantener agarrado a Felix, al que empotró contra la pared al caerse hacia delante. Ahora, con cada empellón, el castaño sentía el yeso presionándole las nalgas y los hombros desnudos, así que se agarró a él con fuerza sin importarle si llegaba a clavarle las uñas; a fin de cuentas, eso haría que él se excitara más aún. Felix tenía que alcanzar el climax sin tocarse, una regla personas y fantasiosa...
De repente, se oyó un bocinazo atronador que provenía del exterior. A Felix se le nubló la visión de tal modo que no puedo llegar al tan esperado orgasmo y él dejó de pedalear.

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voyeur 彡 changlix
RomanceEl timido asistente social Lee Felix sólo tenía un vicio: al oscurecer, espiaba a sus vecinos durante sus momentos más desinhibidos. Noche tras noche, detrás de cada ventana, en cada dormitorio anónimo, Felix encontraba material para sus fantasías m...