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Changbin salió del auto y reptó hasta el parachoques trasero. Tal y como el teniente había dicho, el lago quedaba justo delante. Observó la casa detenidamente desde detrás de la rueda. Woo se encontraba en la puerta de entrada y llamaba delicadamente con los nudillos.

Changbin cogió el móvil y llamó a Wang, que respondió a la primera.

- Está en la puerta - susurró - hay que dar un par de minutos.

- De acuerdo.

Colgó y marcó el número de Dong-wook.

- Está en la puerta - repitió - Wang entra dentro de dos minutos. Siganla ustedes cuando la oigan.

- Entendido - contestó el teniente.

El protocolo habitual requería que el agente llamara a la puerta y se presentara, si traía consigo una orden. En este caso, el ruido metálico de los arietes equivaldria a la llamada.

Woo estaba tardando mucho y Changbin no alcanzaba a ver a quién se dirigia.

- Vamos, date prisa-susurró.

Por fin escuchó al teniente decir:

- Ahora podrá disfrutar de la estancia. Hasta luego.

- Gracias por pasarse por aquí - replicó una voz masculina.

Woo volvió hacia el auto patrulla, pero antes de que hubiera avanzado apenas diez metros, Changbin oyó el primer ruido de la incursión. El segundo se produjo tan seguido que pareció que se trataba del eco más que de otra entrada.

El teniente se tiró al suelo y Changbin salió corriendo de detrás del auto patrulla en dirección a la casa. Esperaba que le dispararan desde la puerta de entrada, sin embargo, el tipo allí apostado levantó las manos y dio un paso al frente.

- No dispare, no dispare. No voy armado. Yo sólo soy el chofer.

Changbin lo agarró, lo hizo echarse en el suelo y estaba a punto de ponerle las esposas cuando el teniente apareció tras él.

-Yo me ocupo de éste, ve por tú chico.

Changbin se introdujo rápidamente en la casa. La vivienda, enorme, estaba decorada con numerosos y pesados muebles de piel en tonos oscuros. No había nadie ni en el cuarto de estar ni en la cocina. Escuchó voces y corrió al lugar de procedencia del ruido. En el vestíbulo se encontró con cuatro miembros del Equipo de Especiales que habían atrapado a dos tipos enormes a los que habían esposado ya.

-¿Dónde está Jung Yoon Oh?- gritó Changbin a los agentes especiales.

Uno de ellos señaló al fondo de la sala y él corrió en la dirección indicada. Un grupo de policías conducía a Jung fuera de la habitación. Llevaba las manos esposadas y una expresión de rabia en la cara. Miró a Changbin y lo reconoció enseguida.

Él lo agarró por la camisa y se lo acercó.

-¿Dónde está? ¿Le has hecho daño?

El mafioso contrajo la cara en un gesto de sorna.

- Ese estúpido está en mi sala de juegos. Es una lástima que hayas llegado ahora. En sólo diez minutos lo habría tenido rogándome que le dejara chuparme la polla.

Antes de que nadie pudiera hacer nada, Changbin le asestó un puñetazo en la cara. Cuando iba a darle un segundo golpe, los miembros del equipo lo sujetaron.

-Vamos, Changbin. No pierdas el tiempo con esta mierda. Tu chico te necesita ahí dentro.

El jefe de Especiales lo separó de Jung y lo llevó a la entrada de la habitación.

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