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Felix giró de nuevo a la derecha en dirección a la avenida. Conducía como si llevara activado el piloto automático: tomó el camino que lo llevaba de vuelta al centro de la ciudad. Asustado ante la idea de que alguien - ya fuera la policía o los hombres de Jung Yoon Oh - estuviera siguiéndolo, miraba continuamente por los espejos retrovisores.

«Vale, necesito pensar con calma en todo esto. Jung ha intentado secuestrarme en medio de la calle y a plena luz del día. Si lo ha hecho una vez, puede volver a hacerlo. No puedo irme a casa», se dijo.

Le costaba hacerse a la idea del descaro con que Jung Yoon Oh se saltaba las normas. «Sabía que era un narcisista, pero ¿esto? No hay quien pueda predecir lo que vendrá después. Tengo que contarle todo lo ocurrido a Changbin. No tengo elección.»

Miró el reloj del salpicadero: eran las dos y media. Los hombres de Jung Yoon Oh debian de haberlo seguido hasta la casa de Sung Ryung. Aquello significaba que, además de saber dónde vivía, ahora también sabían dónde trabajaba. No podía volver ni a su departamento, ni a la oficina. «¿Y qué hago?- se preguntó -No tengas miedo, Lee. Piensa.» Se detuvo en un semáforo. «Lo primero es lo primero. Llama a la oficina para decirles que no te encuentras bien y que te vas a casa.» Felix localizó el móvil e hizo la llamada.

«Y, ahora, ¿qué?» El semáforo se puso en verde. Sin embargo, Felix no sabía a dónde dirigirse. «¿Llamo a Changbin? ¿Y qué hago? ¿Se lo cuento todo mientras está en el trabajo? No, no puedo; no mientras esté en su turno.»

El coche que había detrás de él tocó el claxon. Felix aceleró y condujo de vuelta. «Tengo que encontrar algún sitio en el que esconderme, algún sitio en el que pueda pedirle a Changbin que quede conmigo para poder contárselo todo.» Tomo el desvío que llevaba al centro.

Al igual que la mayoría de los habitantes de ese lugar, solía admirar con orgullo los luminosos rascacielos de la ciudad. Aquella tarde, sin embargo, el nerviosismo le impedía apreciar aquel imponente conjunto arquitectónico.

«No puedo ir a casa. No puedo ir al trabajo. No me atrevo a ir a casa de mi madre. ¿Y si Jung Yoon Oh sabe dónde vive? Quizá debería quedarme en un hotel.»

Delante de Felix apareció un cartel que indicaba la dirección hacia un lugar familiar y que le llamó la atención. «¡Si! Claro, puedo ir a casa de Jeongin.»

Cuando Yang Jeongin lanzó su revista electrónica, la oficina central existía únicamente en la realidad virtual. El personal trabajaba disperso por la ciudad de modo que las reuniones se celebraban on-line o por teléfono. Tras un año de cuentas favorables con la revista en funcionamiento, Yang le había pedido a Jisung que le buscara un local donde instalar las oficinas. Aunque la revista era una publicación electrónica, Yang quería buscar la sinergia que surge cuando el personal creativo trabaja junto y en equipo.

Jisung le había encontrado un edificio de ladrillo de cuatro pisos en ese lugar, una zona deprimida del sur de la ciudad que estaba aburguesándose. Jeongin había comprado la propiedad por el equivalente a nada y había acabado gastándose una fortuna en las reformas. Una de las cosas en las que invirtió más dinero fue en hacer diez habitaciones en el tercer piso para que el personal que tuviera que quedarse en la oficina para cumplir plazos tuviera un sitio donde descansar y dormir un rato. Los dormitorios contaban con una cocina completa y servicio de limpieza.

Cuando inauguraron el edificio, los periódicos más importantes del país publicaron un artículo sobre la revista de Jeongin y el personal de jóvenes troyanos que hacía funcionar la revista. En él se hablaba extensamente del «lugar de trabajo-patio de recreo», como denominaban a las instalaciones del tercer piso del edificio de Yang, insinuando que se usaban más para echar polvos que para trabajar. Cuando pidieron a Yang unas declaraciones, él- consciente del valor de la publicidad- respondió: «Mientras mi revista salga adelante, no pienso preocuparme de si mi equipo aprovecha para animarse un poco.»

voyeur 彡 changlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora