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El miércoles por la mañana, Felix se despertó a las cinco y media, unos minutos antes de que sonara la alarma. Permaneció acostado para disfrutar de la calidez del cuerpo de Changbin, que estaba a su lado. Se dio la vuelta con cuidado para no molestarlo y se quedó mirándolo; aún dormía y tenía la boca abierta unos centímetros. Seo se había acostado muy cansado la noche anterior; no le extrañaba que continuara dormido. Al volver del restaurante, habían tardado apenas unos segundos en irse a la cama y quedarse dormidos.

Con el pelo revuelto que ofrecía un aspecto casi peligroso, aunque, ahora que lo conocía, ya no le resultaba temible. Changbin no necesitaba levantarse temprano como él, que salió de la cama despacio, cerró la puerta del dormitorio y se dirigió al baño del vestíbulo. Mientras se duchaba, recordó lo sucedido el día anterior. Tanto Jeongin como Hyoseob se habian portado de maravilla. Yang era amigo suyo de toda la vida; sin embargo, la sensatez de Shin había sido una sorpresa para él. Ya le había preguntado a Changbin si había algún modo de agradecerle aquella amabilidad y la respuesta había sido una risotada y un «¿es que no sabes que a los policías nos encantan los donuts? A Hyoseob le gustan los que tienen virutas de colores por encima».

Al recordar ese comentario, Felix visualizó la panadería alemana que había a un par de manzanas al norte de su casa. Abría a las seis de la mañana. Podía bajar, comprar una docena de donuts y regresar antes de que Seo se levantara. Así él podría llevárselos recién hechos al trabajo. Se lo pensó un instante. A Changbin no le gustaría que saliera solo, pero Jung iba a estar en otro estado hasta el jueves por la noche y dudaba que el ex marine y su compañero estuvieran esperándolo en la puerta de su casa a las cinco y media de la mañana. Así que, encantado con su plan, acabó de ducharse y se coló de nuevo en el dormitorio para vestirse.

Veinte minutos después, ya caminaba por las calles desiertas de vuelta de la panadería Naugle's, con una bolsa de papel llena de donuts calientes, la mitad de los cuales estaban cubiertos de virutas. Era una mañana fresca, aunque aún no hacía demasiado frío: una señal de que faltaban apenas unas semanas para que comenzara el otoño. Con el aroma de la mantequilla se le hizo agua la boca. Felix deseó haberse comprado un donut para él.

Una limusina negra y con los cristales tintados se acercaba por la calle en dirección norte. «Mira estos chicos. Vuelven a casa después de una noche de juerga, justo a tiempo para ir a trabajar.» El vehículo fue reduciendo la velocidad a medida que se aproximaba a él, hasta que alguien bajó la ventana del asiento de atrás. Felix observó el coche con curiosidad convencido de que iban a preguntarle por alguna calle. Sin embargo, de pronto se topó con el rostro de Yoon-Oh y se quedó mirándolo, paralizado.

Él sonreía.

- ¡Qué agradable sorpresa, Lee! Justamente estaba pensando en ti. ¡Qué casualidad que nos encontremos!

«¡Corre!» Felix tardó en reaccionar y en enviar un mensaje a sus piernas, que seguían sin responder. «¡Lárgate de ahí!» Escuchó que se abría una puerta y, con el rabillo del ojo, vio al ex marine y al señor de los vómitos corriendo hacia él. Felix se tropezó y aquellos tipos se le echaron encima. Abrió la boca para chillar, pero el del mareo estaba preparado ya y le cruzó la cara con la mano cubierta por un guante de piel.

- Intenta morderme ahora - gruñó.

Los dos hombres lo sujetaron por los brazos y lo obligaron a entrar en el coche. El ex marine entró primero en el asiento de atrás para ayudar al otro a introducirlo en el vehículo. Ahora se encontraba atrapado entre los dos. Cerraron las puertas de golpe y la limusina aceleró para marcharse de allí.

Felix trató de liberarse. Jung estaba sentado en el asiento de enfrente con la muñequita a su lado. Hizo un gesto al marine para que soltara a Felixy el tipo obedeció al instante.

voyeur 彡 changlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora