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Felix se despertó con dos ideas muy claras: una, tenía la pierna derecha enroscada en una pierna de hombre, y dos, tenía unas ganas tremendas de ir al baño.

Levantó los párpados y se descubrió anclado a los ojos de Changbin. Verlo le trajo a la memoria la noche anterior y la alegría lo invadió de inmediato.

- Buenos días - saludó en un murmullo.

- Buenos días - respondió él - Ahora que te has despertado, me voy al baño.

-¿Has estado esperándome para levantarte? - Felix esbozó una sonrisa - Vaya, lo siento.

- No lo sientas - contestó con un gesto- Me gusta verte dormir y no quería molestarte - le besó en la frente antes de deshacer el nudo de sus piernas y se incorporó.

Felix ignoró la presión de su propia entrepierna para poder disfrutar de la visión de Changbin mientras cruzaba la habitación completamente desnudo. Tenía uno de los mejores culos que había visto en su vida. Cuando él cerró la puerta del baño tras su excelente trasero, Lee miró la hora las nueve y media - y saltó de la cama para atender, el también, a la llamada de la naturaleza.

El aseo de la entrada no estaba tan ordenado como solía. El albornoz, su ropa y las toallas que Changbin había empleado para secarse la noche anterior seguían esparcidos por el suelo, de modo que se vio obligado a sortearlos para acceder al baño. En cualquier caso, el susto que se había dado al encontrar aquel desorden no fue nada en comparación con la sorpresa que se llevó al observar su reflejo en el espejo.

Atónito, descubrió a un hombre desnudo y sexy que lo miraba desde el otro lado, con el cabello despeinado, los labios hinchados, varios chupetones en el cuello y en el pecho, y, más importante aún, con una magnífica expresión de satisfacción y de felicidad.

Por primera vez en dos años se sintió un hombre hermoso.

Oyó a Seo moverse por la casa y se apresuro para terminar. Después de lavarse las manos y la cara, se puso el albornoz y salió para ver dónde estaba su amante. Lo encontró en la cocina preparando el café. Se había puesto los pantalones, aunque seguía descalzo y con el torso desnudo.

-Oye, bonito, dime qué tienes de comer.

-Puedo preparar algo de fruta fresca y unas tostadas - se ofreció.

-Estupendo. Sólo quiero calmar el apetito, si quieres luego podemos salir a comer de verdad - propuso mientras sacaba dos tazas del armario.

Lee casi suspiro de lo contento que estaba. ¡Changbin se quedaba! Abrió la nevera en busca de las uvas, las naranjas y las manzanas, con la esperanza de que no se hubieran estropeado.

Mientras las troceaba sono el teléfono. Fue a cogerlo, pero se detuvo, dudoso, cuando ya tenía la mano sobre el auricular.

-¿Qué pasa? - quiso saber él.

- A lo mejor es mi madre. Creo que voy a dejar que salte el contestador.

Después del cuarto tono y de su mensaje se oyó una voz de muier:

- Felix, soy Chae, del bar.

Cogió el teléfono enseguida.

-Hola, Chae, ¿qué hay?

- Hola, Mira, me ha dicho San que te llame. Yo le he dicho que no fuera tonto, pero ha insistido en que te lo contara... - la voz se fue apagando.

-¿Qué me contaras qué? - Lee se colocó el teléfono en el hombro para seguir troceando la manzana.

- La otra noche estuvo aquí ese señor mayor tan rico y preguntó por ti. Seguramente lo viste tú también, te cruzaste con él al salir del bar.

A Felix se le cayó el cuchillo al suelo. Seo, que estaba poniendo la mesa, lo miró.

voyeur 彡 changlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora