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Felix alcanzó con el brazo la caja alargada que había dejado en la mesita de café y empezó a rebuscar en su interior. De repente lanzó una mirada de reojo hacia la cámara y preguntó:

- ¿Te apetece algo en particular?

- Las pinzas para pezones - la voz de SpearB estaba tensa y el evidente esfuerzo que había hecho por parecer natural divirtió a Felix.

- ¿Te refieres a estás?- quiso saber al levantar el instrumento que consistía en dos pequeñas pinzas cubiertas de goma unidas por una cadena plateada.

- Si.

Por alguna razón, parecía que Spear era incapaz de producir frases completas. Felix hizo esfuerzos por no reírse.

-Muy bien, éste es tu juguete. Ahora tenemos que buscar algo para mí.-Felix no podía creerse la facilidad con que había pasado a asumir el papel dominante en aquel juego sexual. Continuó hurgando en la caja hasta que dio con lo que parecia un huevo blanco.

- Esto valdrá: un huevo.

Felix levantó el instrumento para que pudiera verlo SpearB, que lanzó un fuerte resoplido. Él lo cogió todo y volvió a sentarse en la silla mullida.

- Veamos - comenzó a hablar tratando de parecer confuso - ¿cómo funcionan estas pinzas?

- Me estas volviendo loco - le confesó Spear.

Felix se volvió hacia la derecha y empleó el brazo para tapar la cámara y evitar así que el policía le viera. Cogió las pinzas gemelas y apretó una de ellas. Como llevaban un muelle incorporado, las gomas se separaron y Lee se pinzó el pezón izquierdo. Al cerrarse de golpe, se le engancho con fuerza.

- ¡Uf! - Felix se inclinó hacia adelante en un movimiento reflejo para tratar de calmar el intenso dolor que le producia. Movió las manos cerca de la pinza y estuvo a punto de quitársela, luego se los pensó dos veces, consciente de que Spear B estaba mirando.

Al cabo de un momento, se incorporó, tomó aire y esperó a que desapareciera el dolor. En un par de segundos la molestia ya había disminuido notablemente de modo que se centró entonces en la segunda pinza. Esta vez, la cerró tan despacio que sólo notó un ligero pellizco.

- Déjame verte, Felix - la voz de Lee sonaba apremiante

Él se dio la vuelta para dejar que le observara. El dolor en el izquierdo había desaparecido y se había transformado en un cálido cosquilleo. Ahora ambos pezones estaban extraordinariamente sensibles, como si algún amante hubiera pasado horas mordisqueándolos. -Bueno, ¿qué opinas? - preguntó Felix.

- Estás increíble.

La voz del policía sonaba ahogada, lo que hizo que Felix se convenciera de aquel dolor merecia la pena: una nueva oleada de excitación llegó a él.

El juguete que seguía detrás de él, justo donde lo había dejado al coger las pinzas. Lo tomó y examino el mecanismo de control, que parecía bastante sencillo: un interruptor y cinco velocidades. Felix dirigió la mirada a la cámara.

- ¿Esto es para estimular a mi amigo?

Ante la falta de respuesta, Felix volvió a intentario:

-Spear.

-Lo siento, bebé. Estaba concentrado en mirarte y se me ha olvidado que no podías verme, así que me he limitado a asentir.

- Bueno, entonces vamos allá.

Felix se recostó en los cojines, extendió las piernas y las colocó, separadas, por encima de los brazos de la silla. El movimiento tensó la cadena plateada que unía a las pinzas de los pezones, lo que le provocó un remolino de dolor y placer que le recorrió de arriba abajo al tiempo que lo dejaba sin respiración. Una vez recuperado el aliento, encendió el huevo vibrador y programó la velocidad lenta, luego se lo colocó en el pene. Una vez colocado, paso su mano sobre este, la subía y la bajaba... aquella estimulación palpitante combinada con la presión de las pinzas era más de lo que era capaz de soportar.

- ¡Sí! - murmuró.

Con los dedos de la mano izquierda, Felix bajó a tocar su entrada, acarició la superficie mientras que con la otra jugaba con su miembro.

- ¡Oh...!-gimió.

- Mueve un poco las manos de en medio, quiero verlo - pidió Spear B.

Felix lo ignoró por completo.

- Da tanto gusto....

Lee cambió el peso corporal de la cadera con la intención de vigilar el mecanismo de control. Con el índice, apretó el botón hasta situar la velocidad media.

Aquel traqueteo sensual casi hizo que se cayera de la silla. Felix estaba poseído por el éxtasis, se le curvaron los dedos de los pies. Inconscientemente, empezó a mover las caderas en corcovos de modo que el huevo estimulaba su miembro, simulando una penetración, al mismo tiempo que se volvía a masturbar y adentraba unos cuantos dedos en su entrada.

- Ah- Joder-musitó Lee.

- Felix, abre las piernas un poco más - Spear resollaba de tal forma que parecia que acababa de correr la maratón.

Obediente, el las separó.

- Tienes un amiguito preciosos, ni que decir de lo de atrás es tan lindo y pequeño... perfecto.

Aunque Felix quería responder, impedido por la falta de aliento, no logró hacerlo. Se había concentrado totalmente en aquel espasmo de la entrepierna y el toque de su próstata, se retiró rápidamente el juguete y acabó corriendose con fuertes sacudidas. Aunque al alcanzar el climax se aferró a los cojines de la silla como si tratara de anclarse al mundo real, le pareció como si estuviera volando, ajeno a la materia fisica que conformaba su cuerpo, girando a riesgo de salir disparado hacia el espacio.

Olvidado ya, el juguete cayó al suelo.

Changbin se recostó, fascinado por la visión del orgasmo de Felix. Le parecía que su torso y cuello estaban bañados de ese color rosado que tanto habia admirado en el cuadro de Betsabé de Rubens. Deseo poder estar cerca de él, alargar el brazo y palpar la calidez de su piel sonrosada para sentir el climax que lo hacía temblar de aquella manera.

Por su parte, Felix parecía ajeno a su mirada, como si estuviera a años luz de distancia. Y eso no era lo que él quería. Changbin deseaba que él gritara su nombre y se agarrará de él en lugar de aquellos cojines de la silla. Mientras colocaban la cámara, se había imaginado que ésta sería su primera película porno interactiva, en la que no sólo podría mandar, sino también aparecer como protagonista. Sin embargo, la reacción de Felix lo había dejado estupefacto. Era tan auténtico, tan honesto... Nada que ver con aquellas sacudidas que se fingen, Changbin no se veía capaz de explicarlo: de repente no le parecía bien correrse mientras lo miraba en la pantalla. No quería que todo se limitara a conseguir que Felix actuara para él y su exclusivo disfrute.

<<¿A quién engañas, Seo? Lo que tú quieres es clavarsela.>>

Esa era la verdad. Mirar le parecia ya insuficiente. Quería más. Ahora bien, <<¿me dejaría tocarlo?, ¿saborearlo?, ¿follarlo?>>, se preguntó.

Changbin se miró la polla. Estaba lista. Un par de caricias y se correría se la meneó una vez.

<<No. Así no. Lo que quería era follar.>>

voyeur 彡 changlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora