voyeur 彡 changlix

08

- Felix - la voz de Spear B  perforo la calima sexual que aún nublaba su mente.

Fue despejándose poco a poco. Empapado y con las piernas estiradas, continuaba repantingado sobre la silla. Levantó la cabeza y miró hacia la cámara.

- ¿Qué?

- Ha sido increíble. Has estado increíble.

Algo en su voz había llamado la atención de Felix.

-¿Y tú? ¿No te has corrido?

- No. Quiero esperar.

-¿Esperar? ¿Esperar a qué?

- A ti.

Felix se incorporó, sin hacer caso de las manchas que los fluidos que estaba dejando en la tapicería.

- ¿Cómo?

- Felix, quiero tocarte. Quiero follarte de verdad.

De la sensación de tener mariposas volando en el interior de su estómago por los nervios que Felix sintió, fue equivalente a lo que provocaría una bandada de cuervos si lo atravesară.

Señaló hacia la cámara.

- Spear B, nos hemos pasado una hora entera montando este sistema de circuito cerrado-y mientras lo pensaba, apagó la cámara y se quitó la máscara.

- ¡Mierda! - protestó él.

- Ve al grano - saltó Felix mirando fijamente al altavoz del teléfono -¿Me estás diciendo que esto no te ha gustado?

- No, bebé. Ha sido maravilloso. Es que no puedo aguantar más. Te quiero a ti, no a la jodida pantalla de la tele.

Lee no estaba preparado para algo así. Hacia veinticuatro horas ese tipo había estado chantajeándolo y ahora queria entrar a su piso y en su cuerpo. Todo aquello era una locura.

- Felix, precioso, ya sé que tienes miedo. Como yo, un poco. Yo tampoco había hecho algo así en mi vida, pero me gustas tanto... Tengo tantas ganas de que estemos juntos que no puedo soportarlo.

Lo más aterrador de todo era que Felix también quería. Seo ya sabia cómo era físicamente; sin embargo, lo único con lo que Lee contaba era con una imagen mental borrosa de cómo creía que era él.

Aunque, ¿y si después de acostarse juntos, Spear  dejaba de interesarse por él?

¡Qué demonios! ¿En qué estaba pensando? ¿Y si se trataba de un enfermo sexual?

Felix se acordó de Jeongin, que siempre lo animaba a ser más atrevido, a arriesgarse más.

-No sé - dijo finalmente en voz alta - creo que no me sentiría seguro si vinieras a mi piso, y yo no pienso ir al tuyo.

- Está bien, pues veámonos en un sitio público, donde podamos tomar algo y conocernos.

Felix no se había esperado nada de ese calibre.

- ¿Quieres decir... como en una cita?

- Si quieres llamarlo así, sí, como en una cita.

- ¿Cuándo?

-¿Por qué no ahora mismo? Aún es temprano. Hay un montón de bares abiertos todavía en la avenida principal. Podemos quedar en alguno para tomar algo y contarnos nuestras fantasías a la cara.

-Yo necesito una hora - se oyó exigir.

- Anda, Felix. No hace falta que te arregles para mí, se perfectamente cómo eres,

- Sí, pero no me has visto de cerca. Cuarenta y cinco minutos.

- Vale. Dentro de tres cuartos de hora en el Jerry's.