Después de un accidente aparatoso y una muerte que ni en mis peores pesadillas imaginé -¡ahogada!-, desperté en un mundo alterno. No en cualquier mundo, sino en el de mi serie favorita de la infancia: Miraculous: Las Aventuras de Ladybug y Chat Noir...
—¿Entonces estás diciendo que vas a mezclar ballet con atletismo? Bueno, considerando que la gimnasia rítmica combina ballet y danza, me parece una buena idea. Aunque claro, usar música más calmada que la habitual, que suele ser explosiva, sería algo fresco de ver.
—¡Exacto! Pero Madame Selenne no está tan convencida como debería. A veces siento que su mirada de "te estoy juzgando" se eleva al máximo nivel. Es como si gritara: "¡Te estoy juzgando con todo mi ser!" Ugh, no querrías estar en mi lugar.
Los días han estado apretados últimamente. Entre semana apenas tengo tiempo para descansar o pasar el rato con amigos. Bueno, "pasar el rato" casi siempre termina siendo "un entrenamiento casual con Kagami".
No ocurre muy seguido, pero como ella entrena en su dojo privado, a veces necesita alguien con quien practicar. Ese alguien soy yo.
—Si tú lo dices, debe ser cierto. Aunque, en mi caso, Socqueline, rara vez veo esa mirada. Lo más común es la de "espero que todo salga perfecto".
Kagami deja de contraatacar y baja la guardia. Toma un pequeño descanso, mirando al suelo con expresión pensativa.
—Aunque no lo creas, esa mirada se ve mucho en las competencias. Recuerdo que siempre intentaba darme ánimos antes de salir al escenario.
Intento animarla o, al menos, distraerla de sus pensamientos sobre su familia. Cualquiera de las dos cosas sirve.
—Es verdad, tuviste pérdida de memoria. ¿Cómo vas con eso?
Kagami camina hasta su bolso y saca una botella de agua. Yo frunzo los labios, dejo el florete en una esquina y busco las palabras adecuadas para no sonar extraña.
—La señora Shanti dice que voy bien. El único problema son las lagunas mentales. La mayoría son de mi infancia, así que no me preocupan demasiado. Supongo que algún día las recordaré.
Me siento en una banca cercana mientras Kagami guarda su botella y se acomoda en la banca de al lado.
—Ojalá tuviera ese problema. Me libraría de muchos trabajos con solo decir: "No me acuerdo".
Se estira un poco, y yo apoyo los codos en mis rodillas, mirando al suelo.
—Es genial al principio. Pero luego todo se vuelve incómodo cuando ni siquiera recuerdas tus contraseñas o las cosas que te gustaban.
—Oh, lo siento. No lo dije en ese tono.
Levanto la vista y le regalo una sonrisa para tranquilizarla.
—Descuida, sé que no lo decías con mala intención.
"Después de todo, así es Kagami. No por nada Marinette la apodó Reina de Hielo. Un poco cruel, si me preguntas, pero Elsa también lo fue y todos la amaron. Solo necesitó algo de tiempo... igual que Kagami".
—El descanso terminó. Volvamos a la acción.
Kagami se levanta de la banca, toma su florete y adopta una posición ofensiva.
"Solo se necesita tiempo".
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