❅ :Capitulo Treinta y dos: ❅

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—Con más precisión, Kagami, tienes que ser rápido.

Esquivo su golpe y arremeto con un golpe lateral, el cual es bloqueado por ella.

—Eso intentó Wang.

Después de que Kagami mejorara en la esgrima, su madre "amablemente"_si a eso se le llama amabilidad_ me buscó para que su hija tuviera una compañera "digna" contra quien luchar y mejorara aún más.

En ese punto es algo cansado. El lado bueno: "Tsugami" tiene otra amiga con la que pasar el rato sin necesidad de meterse en problemas con su madre.

Eso nos lleva a los entrenos ocasionales que realizamos en el parque, como ahora mismo.

Aunque en un principio me asusté, no a cualquiera le ofrecen algo así, aún menos si viene de una de las familias más importantes de París en este momento.

De solo pensar empiezo a temblar.

Me quedo en blanco unos momentos, sin darme cuenta de un golpe que viene directo a mi cuello cuando mi cuerpo se mueve solo y lo detiene con la espada ropera que cargo en mi mano dominante.

— ¿Cómo lo bloqueaste tan rápido? Estabas en el espacio.

—Memoria muscular: desde que tuve el accidente llegó y hasta la fecha no se ha ido.

—Parece como si tuvieras un sentido de alerta especial.

— ¿No es genial? Como Spiderman.

— ¿Quién?

— Olvidalo. Desde el principio, yo me defiendo de tus atentados ¡Ya!

El entreno iba bien hasta que una notificación cayó en el teléfono de Kagami, haciendo que eche un vistazo.

—Sin celular al practicar Kagami, lo verás cuando termines.

La madre de la chica me sorprende, recordándome que casi todos los entrenos son vigilados por ella.

"¿En serio no puede ver?"

— Lo siento, madre.

Lo guarda y rápidamente volvemos a la pelea, pero la miro desconcertada en la pelea, así que intercambiamos los papeles para que deje de pensar en el mensaje.

—Creo que eso es todo por ahora, señorita Wang. Nos veremos en la próxima sesión.

—Con gusto señora Tsurugi.

Guardo mis cosas y me despido silenciosamente de Akagami mientras veo que agarra su botella de agua para descansar un poco. Mientras voy caminando, derrepente escucho varios gritos y un árbol siendo golpeado.

Al voltear ya no hay árbol y Kagami está en el suelo llorando.

Dejo caer mi equipo y corro hacia ella para ver como una mariposa negra se adentra en la rosa marchita que tiene en la mano.

— ¿Tsugami?

Me acerco lentamente a la transformada Kagami para ver como me mira rápidamente.

—No soy Kagami, soy Oni-chan y protegeré a Adrien de la mentirosa.

Escucho como da su discurso y sale del parque rápidamente.

— ¡Kagami!

"Veo que gritar no sirve de nada".

—Escucho que mi hija se acaba de meter en un apuro emocional.

La voz de la señora Tsurugi me sorprende.

De reencarnaciones, guardianes y otros problemas. Por Socqueline WangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora