cap [11]

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Qué Le Pasó en la Cara a la Srta. Lo

—¿Discúlpame?
¿Acaso crees que tú eres la Sra. Li? ---- ¿O su novia?
Sofía pasó junto a Jimena y se detuvo en el armario de la oficina.
Jimena puso los ojos en blanco y le respondió altanera. —Hasta ahora,
tampoco lo soy, pero no será por mucho tiempo.
Jimena creía firmemente en su poder de seducción. Si ella deseaba tener a
un hombre, no había nada que él pudiera hacer.
—Entonces, ¿qué tal si te guardas las patrañas que dices hasta que lo seas?
—se burló Sofía.
Al hablarle con desprecio, también estaba dejando claro la posición en la
que se encontraba ella.
Era la esposa de Colin, pero nunca lo había seducido.
De repente, sintió que una mano tiraba con fuerza de su hombro y, al darse
la vuelta, una palma aterrizó plena en una de sus mejillas.
¡Eh!
¡Debía tratarse del Karma!
Había abofeteado a Colin la noche anterior, y ahora, tan sólo un día
después, ella era la que estaba siendo abofeteada.
Las otras tres secretarias observaban la escena con una expresión de horror
en sus rostros. Sabían que Jimena era orgullosa y desafiante, ¡pero había ido
demasiado lejos!
—¿Quién te crees que eres? ¿Cómo te atreves a hablarme así?
Después de golpear a Sofía en la cara, Jimena se sintió mucho mejor. Su ira
parecía disminuir conforme el rojo se desvanecía de su rostro.
Sofía se llevó una mano hacia la mejilla dolorida y la sobaba de cuando en
cuando. —Srta. Chiao, ¿alguna vez se te ha ocurrido que tenemos el mismo
rango en esta empresa? Hacemos el mismo trabajo, tenemos las mismas
responsabilidades y compartimos el mismo título.
¡No eres diferente a mí!
Luego sacó su ropa de trabajo e ignoró a Jimena mientras se la ponía.
—Jimena, será mejor que reces para que nunca llegue el día en que tengasque trabajar para mí.
Cuando Jimena la escuchó decir que eran iguales, sintió el repentino
impulso de abofetearla de nuevo, pero para su fortuna, Gaby Ho las interrumpió:
—Srta. Chiao, ya son las 7:50, será mejor que se prepare para la reunión.
Dicha interrupción impidió que Jimena fuera aún más lejos, y salió furiosa
de la habitación calzando tacones de ocho centímetros.
Después, sola en el vestidor, Sofía tocó su mejilla palpitante. 'Se debe estar
hinchando', pensó para sí misma.
En cuanto a Gaby, bueno, le debía una.
Entonces se cambió rápidamente de ropa antes de dirigirse a la oficina de
las secretarias. Era el turno de Gaby de acompañar a Colin en la reunión de hoy,
Así que cuando Sofía llegó a la oficina, ella salió con algunos de los materiales
que se utilizarían en la junta.
—Srta. Ho.
Gaby estaba ocupada revisando los documentos de la reunión, y cuando la
escuchó levantó la cabeza y le sonrió.
—Gracias, señorita Ho.
Sofía se las arregló para devolverle la sonrisa.
Gaby negó con la cabeza. —No hay problema.
La puerta de la oficina del CEO se abrió y Colin salió. —Tu mejilla está
muy inflamada, ¿vas a tomar algo para arreglar eso?
Estiró el cuello y miró a las otras dos secretarias que estaban de pie no muy
lejos de él. Sofía le estaba dando la espalda.
¿Qué le había pasado en la mejilla?
Hasta donde recordaba, él era quien había sido abofeteado y no a la inversa.
—Tengo que atender algunos correos electrónicos primero, después iré a la
enfermería —Dijo ella al tiempo que asentía dirigiéndose a Gaby.
Entonces se escuchó una voz de hombre. —Srta. Lo.
Instintivamente, Sofía giró la cabeza hacia donde provenía la voz que la
había llamado.
Era Colin.
—Sr. Li
Respondió fríamente.
El contorno de una mano se dibujaba claramente contra el blanco de su
mejilla. Colin fijó su mirada en ese detalle. —¿Qué estás haciendo aquí? ¿A
quién le toca acompañarme a la reunión de hoy?
—Lo siento, Sr. Li, es mi turno. Ya he preparado los documentos —
respondió Gaby, quien lo siguió rápidamente.
Juntos, entraron en el ascensor del CEO.Mientras tanto, Sofía regresó a su escritorio en la oficina de las secretarias y
comenzó a revisar el correo que se había acumulado.
En el ascensor, Colin examinó rápidamente los materiales de la junta y,
casualmente, preguntó: —¿Qué le pasó en la cara a la señorita Lo?
Un poco nerviosa, Gaby hizo una pausa antes de responder: —Escuché que
alguien la abofeteó.
—¿La abofeteó? —repitió Colin.
Para evitar que su rostro traicionara sus emociones, Colin bajó la mirada. —
¿Quién lo hizo?
La secretaria tragó saliva. Era una situación en la que saldría perdiendo sin
importar lo que hiciera. Si decía la verdad, de ahora en adelante sería conocida
como la soplona de la oficina, Pero le resultaba interesante que el Sr. Li...
realmente parecía estar muy preocupado por Sofía. —Realmente no lo sé, Sr. Li
—respondió finalmente.
Afortunadamente, Colin abandonó la conversación en ese punto, así que
ella suspiró e hizo lo mismo.
Después de la reunión, él volvió a su oficina. Justo cuando Gaby estaba a
punto de salir de la misma, él la llamó para que regresara. —Envíeme a la Sra.
Tao
—Si, Sr. Li.
Entre las secretarias, únicamente Serena Tao y Carla Chen estaban casadas.
Serena entró y salió de la oficina de Colin en menos de cinco minutos.
—Sra. Tao, ¿para qué la llamó el Sr. Li? —preguntó Jimena
Mientras la miraba con simple curiosidad. Como Serena estaba casada, ya
no la veía como una amenaza.
Después de echarle una mirada a Sofía, respondió: —No mucho. Me
preguntó sobre nuestros planes con la compañía TY el día de ayer.
Convencida, Jimena volvió a su escritorio para seguir trabajando.
Al mediodía, Sofía se dirigió a la oficina del gerente de recursos humanos y
pidió licencia, pero la solicitud no fue aprobada.
La razón era que ella ya había pedido permiso el día anterior.
Omar Chu, el gerente de recursos humanos, fingió seriedad al mirarla. —
Apenas ayer solicitaste licencia. ¿Cómo vamos a terminar nuestros quehaceres si
cualquiera puede pedir permiso cuando quiera y por el tiempo que quiera?
Sofía sabía que él tenía razón. Bien, simplemente tomaría un taxi, iría a
casa y regresaría en una hora.
—Está bien, lo entiendo. Gracias Sr. Chu.
Sofía se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la puerta de la oficina. De
repente, Omar se levantó de su asiento y se interpuso en su camino. Luego cerróla puerta.
Desconcertada, Sofía levantó una ceja. —¿Sr. Chu?
—Srta. Lo, en realidad creo que podría darle ese permiso, sólo necesito
que...
Con el rostro sudoroso aparentemente por el calor, Omar miró de arriba a
abajo el cuerpo de Sofía.
Ella no era una idiota.
—¡No!En realidad no necesito ese permiso! ¡Déjeme salir ahora!
Ignorándola, él la agarró descaradamente de la mano. —Señorita Lo, ¿qué
tal si le doy licencia para toda la tarde?
El historial de empleo de Omar Chu era bastante peculiar. En su trabajo
anterior, había tenido que renunciar y huir de prisa después de haberse metido
con la persona equivocada.
De alguna manera, no había cambiado ni un ápice después de pasar por una
prueba tan penosa.
Sofía retiró su mano asqueada. —Sr. Chu, muestre algo de respeto.
Todavía ignorándola, Omar respondió: —Señorita Lo, ¿qué edad tiene
ahora? ¿Tiene novio?
Sus palabras claramente habían caído en oídos sordos.
Sofía frunció el ceño. —¿Sabe quién es mi jefe? Yo soy la secretaria
privada del Sr. Li. ¿Tiene idea de lo que le hará si le cuento sobre esto?
—Vamos Sofía. Todos sabemos que no le gustas.
Puedes decirle lo que quieras, no hay forma de que él despida a un gerente
de recursos humanos por ti.
Al parecer, todos los asistentes habían visto a Colin atacarla en la reunión
del día anterior.
Darse cuenta de esto hizo que se le partiera el corazón. —Sr. Chu, déjeme
salir ahora, o se arrepentirá.
Sorprendido por su fuerte negativa, Omar se rindió. —Bien. ¡Pero no
vuelvas a pedir licencia! Nunca más te concederé una.
De nuevo solo en su oficina, el hombre se sentó frente a su escritorio y
comenzó a trabajar. Era una persona normal y bien vestida en el exterior, pero un
cerdo en su interior

ENAMORADA DE COLIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora