cap [18]

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Una mujer mimada tenía una vida mejor

Jimena miró perplejamente a Colin. Se quitó la corbata y se la lanzó. —
¡Tómala y tírala!
...
Jimena se sintió completamente humillada por la reacción de Colin.
Rompió en llanto al instante.
—Sí, señor Li. —Sujetó la corbata con la mano derecha y salió de la
oficina.
De vuelta a la oficina de la secretaria, Jimena colocó la corbata sobre su
escritorio. Estaba tan enojada que olvidó tirar la corbata.
Serena suspiró. —Señorita Chiao, ¿por qué... tiene la corbata del Sr. Li?
Jimena se quedó viendo la corbata sin comprender, pero reaccionó cuando
Sofìa la miró.
Bajó la cabeza con timidez. —La corbata me la dio el Sr. Li... Tú sabes el
porqué.
—¡Oh! ¡Lo sé! ¡Lo sé! ¡Señorita Chiao, por favor corresponda a las
muestras de afecto del director general! —Serena sonrió a Jimena de una manera
insinuante.
Jimena asintió, y las comisuras de su boca se levantaron ligeramente. ¡No
había ninguna oportunidad para ella!El director general no parecía estar
interesado en ella.
Sin embargo, el mal semblante de Sofìa hizo que Jimena se sintiera mejor.
¡Uf! ¿Cómo podría esa mujer gorda y fea competir con ella? ¡De ninguna
manera!
Sofía estaba dibujando, pero se detuvo ante las palabras de Jimena.
Efectivamente, una mujer hermosa y mimada tenía una vida mejor...
A diferencia de ella, ahora parecía no saber nada.
Incluso si ella estuviera desnuda frente a Colin, él nunca la miraría porsegunda vez. ¿Y su reacción? Una hemorragia nasal.
Tal vez ella era lo que la señorita Chiao creía que era: una chica barata que
quería seducir a Colin.
Colin nació en una familia rica. Había visto todo tipo de mujeres. Si
quisiera, podría conseguir a cualquier chica. ¿Por qué se sentiría atraído por ella?
Él había rechazado su matrimonio, y la había obligado a entretener a otros
hombres. Las acciones de Colin dejaban ver claramente su actitud.
Sofía, te confiaste demasiado.
En una hora, Sofía se mudó a la oficina de consultoría privada al lado de la
oficina del Presidente en el piso 88. Helge estaba sentado en el lado opuesto. Se
veía somnoliento.
En cuanto la vio a Sofía, se levantó de un salto y fue hacia ella. —Mi
pequeña Sofía, por fin estás aquí. ¡Estaba tan aburrido que me estaba quedando
dormido!
—Usted es el mejor amigo del Sr. Li. Puede descansar en la sala del
presidente. —Había una sala de estar en la oficina del presidente y solo él podía
usarla.
Helge negó con la cabeza. Él sabía exactamente porqué estaba ahí.
—Mi pequeña Sofía, quiero invitarte a cenar esta noche. —Helge trajo una
silla y se sentó junto a ella.
Sofía miró al hombre de cabello rubio. Su cabeza comenzó a palpitar. Tenía
29 años. ¿Por qué se estaba comportando como un adolescente?
—Señor. Huo...
—¡Espera! Pequeña Sofía, puedes llamarme Pequeño Hel.
—... Emm... —Sofìa casi se ahogaba.
¿Pequeño Hel? No. Sofía negó con la cabeza. —Señor. Huo...
—O me puedes llamar Hel.
—... Creo que es mejor si lo llamo Sr. Huo.
—No. Me llamarás Hel. ¡Esta es mi petición! —Insistió Helge.
Parecía serio. Entonces Sofía lo pensó por un rato, y luego asintió. —Hel.
Helge le mostró a Sofía una sonrisa inocente. Sin embargo, su mirada
traviesa la incomodó un poco.
—Por favor dilo en voz alta, pequeña Sofía.
—Por favor, no me llame pequeña Sofía. Si no le importa, preferiría que me
llamara Sofía. —El nombre de 'pequeña Sofía' le desagradaba cuando Helge lo
decía tan íntimamente.
Helge no estaba contento en absoluto, pero al fin asintió con la cabeza. —
Sofía.
En realidad, Sofía Lo era un lindo nombre.—Hel, tengo que ir al supermercado después del trabajo. No tendré tiempo
para cenar contigo" Ella lo rechazó amablemente.
Sofía le estaba diciendo la verdad. Ahora que se había mudado, necesitaba
comprar algunos artículos de primera necesidad.
—Está bien. Te acompañaré al supermercado después de la cena. —Helge
movió sus manos casualmente.
Su persistencia dejó a Sofía sin palabras.
En cambio, la vacilación de Sofía hizo sonreír a Helge. —Vas a comprar un
montón de cosas en el supermercado. ¿Es malo encontrar un hombre que te
ayude?
Te acompañaré y podrás comprar lo que quieras.
—... ¿El Sr. Li no asignó trabajo para usted? —Sofía no pudo evitar
preguntarle.
Helge sonrió. —Sí, sí lo hizo.
Su trabajo era seducirla en un mes.
Le gustaba mucho el trabajo porque Sofía no era tan fría como aparentaba.
En realidad, Helge la encontraba muy linda, boba e interesante.
—Debería trabajar ahora. Mi trabajo no es tan importante. —Sofía trató de
razonar con él.
Helge sacudió la cabeza, se acercó a ella y habló con suavidad. —No. Para
mí, perseguirte es el trabajo más importante que haré en el futuro.
Una figura alta estaba en la puerta de la oficina del consultor privado. Miró
a las dos personas sentadas, hablando en voz baja.
Debió haber sonreído, pero no importaba cuánto se esforzara, no podía.
Finalmente, se rindió. —¿De qué están hablando?
La repentina intrusión hizo reaccionar a Sofía. Rápidamente se apartó de
Helge y bajó la cabeza para leer el documento.
Helge se recostó en la silla lentamente y miró a Colin, quien le había
echado a perder toda su diversión. —¡Dulce charla!
—Sofía, ¿por qué no terminas tu trabajo en lugar de platicar con el Sr. Huo?
Sofía miró a Colin y murmuró. —Lo siento, trabajaré enseguida.
Sofía pensó que era mejor no ir al supermercado con Helge por la noche.
¡Ella debería quedarse aquí sola y trabajar horas extras!
Helge estaba decepcionado y miró a Colin. —Yo era el que estaba
coqueteando con ella. ¡Ella no hizo nada malo!
—El hecho es que estaban coqueteando. No hay diferencia si lo iniciaste o
no. —Colin abrió la carpeta que estaba encima del documento. Frunció el ceño
al ver el Grafiti en la página.
Sofía tuvo una mal presentimiento. Levantó la vista y vio a Colin hojeandosu cuaderno en el que hacía sus garabatos. Ella no quería que él viera lo que
había dibujado...
Ella se levantó y trató de quitarle la carpeta de su mano. Pero Colin ya
estaba preparado. Levantó la carpeta. Sofía se quedó estupefacta.
Colin, como mínimo, medía un metro y ochenta centímetros de altura...
¿Ochenta? Parecía más alto. ¿Tal vez un metro y noventa? Pero ella apenas
medía... un metro sesenta de altura
A pesar de que llevaba zapatos de tacón, no era tan alta como Colin. ¿Cómo
podría recuperar su carpeta?
—Señor. Li, tengo que trabajar ahora, por favor devuélvame mi carpeta.
A Helge le desconcertó la escena que tenía delante. Miró a Colin, después a
Sofía y luego a Colin de nuevo.
—Este documento no está relacionado con tu trabajo. —No había esperado
que Sofía lo criticara en secreto. ¿Por qué dibujó una tortuga? ¿Acaso pensaba
que él era cobarde?
—Pero esas son mis cosas. ¡No tiene derecho a verlo sin permiso! —Sofía
protestó.
Colin sonrió. —Señorita Lo, tengo derecho a ver lo que quiera en la
compañía SL. ¡Sin mencionar que soy su dueño, puedo ver sus cosas sin
permiso!

ENAMORADA DE COLIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora