cap [17]

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Parecía una Chica que Fue Agredida

Jimena nunca la tomó en serio a Sofía. Le parecía muy mediocre, sin
pasado, sin poder, sin fuerza... Sin embargo, su comportamiento logró
avergonzarla.
Jimena se burló: —Sofía Lo, no quise que fuera demasiado embarazoso
para ti, pero tú empezaste primero y no me culpes ahora por ser desagradable. Se
dice que te acostaste con el Director Ejecutivo Adjunto de Lien, pero aún así no
conseguiste su contrato. ¿Eres tan barata y vulgar, Sofía Lo?
Las palabras de Jimena le recordaron que Paulo casi la violó esa noche. Su
cara se puso pálida del asco.
Pero Jimena pensó que ella parecía culpable. Se sintió aún más confiada y
continuó: —Entonces el Señor Li fue tu primer objetivo y luego buscaste al
Director Ejecutivo Adjunto de Lien... y ahora vas por el Señor Huo. Sofía Lo,
ciertamente sabes adónde buscar.
—Eres tan asquerosa. —Luego puso los ojos en blanco y la ignoró a
Jimena. Decidió no hablarle, volvió a su lugar y comenzó a trabajar.
Aunque no quería causar problemas, los problemas la seguían. Jimena
siguió a Sofía—. Señorita Lo, ¿de quién estaba hablando?
Ella la ignoró, abrió la licitación, tomó un bolígrafo y comenzó a estudiar el
documento.
Sin embargo, al minuto siguiente, Jimena le sacó la pluma y la arrojó
directamente al cubo de basura.
—¿Quién te crees que eres? ¿Cómo te atreves a ignorarme? Sofía Lo, el
Señor Li está a punto de echarte de la compañía. ¿De qué estás orgullosa?
Sofía estaba muy irritada ahora. Como el secretario en jefe, Wade Chi no
estaba, decidió poner fin a este drama. Agarró de la muñeca a Jimena y la sacó
de la habitación.
—¡Sofía Lo! ¿Qué estás haciendo? ¡Suéltame! —Jimena llevaba zapatos de
tacón muy alto y casi cayó al suelo. Afortunadamente, Paco Ker, el secretario, la
ayudó antes de que se cayera.
Colin trataba de convencer a Helge para que trabajara desde una oficina
temporal que había preparado cuando escucharon golpear a la puerta—Adelante.
La puerta se abrió de golpe y una mujer entró tambaleándose en la
habitación. Jimena cayó sobre la alfombra envuelta en un grito.
—¡Ups, mi pequeña belleza! ¿te dolió? —Helge siempre estaba interesado
en ayudar a las mujeres bonitas. Le ofreció su mano a Jimena. Pero cuando vio a
Sofía detrás de ella, Helge retiró la mano.
Sofía se acercó hacia el escritorio de Colin y suspiró: —Señor Li, la
señorita Chiao quiere tener sexo contigo. ¿Qué tal si le concedes ese deseo?
...
Colin se puso intensamente pálido ante la petición de Sofía. Helge se echó a
reír.
Jimena se quedó estupefacta. Luego reaccionó con un grito—. ¡Sofía Lo!
¿Cómo te atreves a insultarme así? ¿Crees que todo el mundo es una ramera
como tú?
¿Ramera? Sofía respiró hondo y lo miró a Colin: —Señor Li, ¿consideras
solo la apariencia física de una persona cuando contratas al personal? Parece que
la señorita Jimena Chiao está llena de pensamientos sucios y el Señor Li tiene
ganas de acostarse con ella.
Ahora sí que era una provocación descarada.
Colin la miró de arriba abajo: —Mírate. ¿Cuán cierta es tu acusación?
Solo quiso decir que Sofía estaba vestida demasiado simple, nada más.
Sin embargo ella entendió mal. Sabía que antes estaba gorda. Aunque ahora
había perdido varios kilos, no estaba entre las más delgadas. Tal vez Colin la
veía como lo hacía Jimena; gorda y fea y llena de pensamientos poco prácticos.
Bajó la cabeza para ocultar el dolor que sentía y se disculpó: —Lo siento,
Señor Li. No debería haber dicho eso. Pero la señorita Chiao y yo no tenemos la
misma forma de ser. No nos llevamos bien. Por favor, sácame de la oficina de
secretarias.
No tenía poder ni fuerza y Colin no estaba dispuesto a permitir que ella
confiara en él. Ahora su compañera la estaba acosando y no sería castigada.
¿De qué serviría si se quedara en esa oficina?
Jimena se acercó rápidamente a Colin: —Sí, Señor Li. La señorita Lo y yo
tenemos personalidades muy diferentes. No podemos trabajar juntas.
Sofía tendría que ser degradada para poder cambiarse de oficina. A Jimena
le hubiera gustado ver esoColin no se perdió la expresión en los ojos de Sofía. Alejó a Jimena, se
acercó a Sofía y le levantó el mentón para que pudiera mirarlo a los ojos.
Sus ojos estaban enrojecidos de lágrimas contenidas. Parecía una niña que
había sido agredida.
Jimena miró la escena con asombro. El Señor Li... El Señor Li trataba así a
Sofía...
Helge encendió un cigarrillo y los observó sin decir ni una palabra. Cuando
vio el comportamiento de Colin, sonrió.
—Muy bien. —Colin había tomado su decisión.
Jimena lo agarró de su brazo con audacia y le habló con su voz más dulce:
—Señor Li, escuché que la señorita Lo no solo quería seducirte sino que también
se acostó con el Director General Adjunto de Lien. Una secretaria como ella solo
deshonraría la imagen de nuestra compañía. No debería estar a tu lado.
Colin no retiró su mano y Sofía ni parpadeó cuando Jimena le habló. Sin
desanimarse, siguió mirándolo a los ojos.
—Señor Li, por favor, retira tu mano. —Sofía negó con la cabeza pero no
pudo escapar de las manos de Colin.
Cuando Sofía dejó de forcejear, el hombre retiró la mano. Sacó su teléfono
y marcó: —Wade, agrega un escritorio en la oficina del Señor Huo. La señorita
Lo trabajará desde allí.
...
El corazón de Sofía se estremeció. ¡Colin estaba decidido a alejarla!
Oh, sí. Dijo que haría cualquier cosa para lograr su objetivo.
—Eso es suficiente. No me mudaré de oficina. —Helge levantó una ceja
cuando Sofía se negó.
Era una mujer interesante. No le gustaba Colin ni él.
¿Desde cuándo los dos perdieron su carisma?
—¿No te irás a la oficina del Señor Huo? ¿Así que quieres mudarte a la
oficina del Director Ejecutivo?
—... —No, Señor Li, no me entendiste.
—¡Entonces muévete! —Colin fue determinante.
Sin decir una palabra más, Sofía salió de la oficina del Director Ejecutivo.
Los ojos de Colin se oscurecieron al ver a Sofía que se marchaba.
El silencio envolvió la habitación. Jimena habló en un tono dulce: —Señor
Li, Señor Huo, si no hay nada más, voy a volver a mi trabajo—Espera. —Colin la detuvo.
Jimena estaba emocionada. ¿El señor Li no la dejaba ir?
—Señorita Chiao, ¿cuánto tiempo lleva trabajando aquí? —Colin rodeó su
escritorio y se sentó en su silla.
—Estoy aquí desde la inauguración. Ya pasaron tres meses....
—¿Y en todo este tiempo aún no sabes cómo comportarte? ¿Hay algún
problema de administración o son tan pocas las tareas que tienes tiempo para
abofetear a tu colega en la oficina? —Colin habló en un tono severo que nunca
había usado antes. Su gentil máscara se había caído. Aunque no la miró a
Jimena, ella sintió que un escalofrío le recorría la espalda.
¿Cuándo fue que esa maldita Sofía Lo la había delatado?
Jimena trató de sacar ventaja de la situación. Sin preocuparse por la
presencia de Helge, se acercó a Colin y le acarició la corbata con su delicada
mano: —Señor Li, lo siento... ¿Puedes perdonarme?
Colin bajó los ojos y miró la mano que tocaba su corbata. Con un tono que
transmitía su disgusto, dijo: —¡Saca la mano!
La mano de Jimena temblaba. Luego desenredó los dedos de su corbata.
Jimena se enderezó: —Señor Li, lo siento, ¡voy a volver al trabajo!
—¡Espera!

ENAMORADA DE COLIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora