cap [30]

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Una Soplona

Colin asintió con la cabeza, sirvió un vaso de whisky para Nina y lo colocó
delante de ella.
Helge también escogió a una chica y le pidió al resto que se fueran.
—Trata al señor Li y al señor Huo muy bien. ¿Lo entiendes? —El gerente
le advirtió a las chicas, salió y cerró la puerta. Helge sacó una pila de dinero y se
lo dio a las mujeres.
Las dos chicas se lo repartieron con entusiasmo y lo pusieron a un costado.
Tenían que atender a los hombres. Nina envolvió su brazo alrededor del hombro
de Colin y levantó su vaso de whisky hasta los labios del hombre: —Señor Li,
por favor.
—¡Vete! —Colin se negó y alejó sus caricias. Nina se encogió de hombros
y estaba muy confundida. '¿Cuál es su problema?'. La mujer se quedó pensativa.
—Oye, hombre, ¿qué tal si consigues una habitación? Podrás satisfacer tus
necesidades en privado. —Helge guiñó un ojo.
Colin agitó su mano: —Ahora no. —Llenó su vaso de whisky mientras
Nina se sentó a su lado con una expresión confusa en su rostro.
Unos minutos después, sonó el teléfono personal de Colin. Pensó que era
Sofía, pero...
Su estómago se hundió y su corazón latió más rápido cuando vio el
identificador de llamadas. Era su madre.
Eran casi las once de la noche y normalmente ella a esa hora se preparaba
para irse a la cama. Se sintió conmocionado cuando vio que lo llamaba.
Pidió que bajaran el volumen de la música e hizo un gesto a todos para que
guardaran silencio. Luego deslizó la pantalla del teléfono y contestó.
—Hola, mamá. ¿Qué haces despierta tan tarde? ¿Está todo bien?
—Mi querido, ¿sigues en el trabajo?
—No, salí con Helge.
—¿Qué hacen?
—Bebemos.
—¿Hay alguien más con ustedes?
—... ¡No! —Colin vaciló. Pensó que su madre se oía como de costumbre.Sin decirle adiós, la llamada se cortó. Colin miró su teléfono y se quedó
desconcertado. Justo en el momento en que estaba a punto de guardar su teléfono
en el bolsillo, su madre le devolvió la llamada, pero esta vez como una
videollamada.
Un escalofrío recorrió su columna vertebral cuando sus temores se hicieron
realidad. No tenía más remedio que responder a la llamada. Colin sabía muy
bien que su madre no iba a dejar de llamarlo. Deslizó la pantalla de su teléfono y
apareció el rostro de su madre.
Tenía puestos sus lentes de lectura y por lo tanto, Colin sabía que buscaba
algo. La expresión en su cara lo confirmó—. Déjame ver dónde estás Colin.
—Madre, ¿por qué...? —Antes de que Colin pudiera terminar de hablar,
Wendy intervino.
—¡Dije que me muestres dónde estás! —Su rabia pasó a través de la
conexión de vídeo—. Mamá, te llamo más tarde.
—Muéstrame, ¡Ahora! Incluso si me cuelgas, seguiré llamándote hasta que
yo vea dónde estás.
Colin no tuvo más remedio que mostrarle. Giró la pantalla, movió la mano
y cubrió la vista en 180 grados.
Cuando volvió la pantalla hacia atrás, su madre había colgado la
vídeollamada. Segundos después, su madre volvió a llamar; esta vez era una
llamada telefónica.
—¿Qué te pasa Colin? ¡¿Qué haces con esas mujeres que están medio
desnudas y además estás casado? ¿Así te crié yo? —Wendy estaba muy enojada
y avergonzada. No podía creer que su hijo actuara de esa manera.
Su comportamiento la avergonzaba a ella y a toda la familia. Si alguna vez
los vecinos se enteraran de sus actividades "extras —serían la comidilla de la
ciudad.
Su reputación como un miembro respetable y bien educado de la sociedad
se arruinaría.
Colin encendió un cigarrillo. Necesitaba algo con qué calmarse. Estaba
cansado de estar en ese pedestal de 'hijo perfecto'.
—Madre, no finjas que no sabías lo que estaba haciendo. Sofía te lo dijo,
¿no es verdad?
—¿Importa si ella me lo dijo? —Colin suspiró profundamente mientras
inflaba una nube de humo con su boca. Sofía fue demasiado lejos al involucrar a
su madre.
Mientras tanto, Helge simplemente se sentó allí y se regocijaba de lo que
sucedía frente a él.
Le hizo un gesto a las chicas para que se fueran. Se marcharon sin dudarlo ycon el dinero en sus manos.
Helge se acomodó en una silla y jugueteaba con su vaso mientras escuchaba
la conversación.
Principalmente era Colin que daba respuestas de una sola palabra con largos
espacios de silencio entre una y otra. Helge sabía que Wendy le 'comía la oreja'
por toda esta situación. Diez minutos después, Colin colgó el teléfono—.
Salgamos de aquí. —Colin dijo más palabras de las que pronunció en los últimos
diez minutos.
Salieron del bar y se dirigieron hacia los automóviles. Helge le pidió al
chófer que dejara a Colin en la casa de Sofía.
—Gracias, hombre, perdón por cortar nuestra noche. Después de que
escuché a mi madre, mi estado de ánimo se arruinó.
Colin se rió por la vergüenza, aunque Helge sabía muy bien que él no
estaba de muy buen humor desde el principio.
—No te preocupes. La familia está primero. —Helge subió a su coche y se
fue.
Colin entró en su auto y veinte minutos después, ya estaba en la casa de
Sofía. Bajó del coche y buscó las llaves de la puerta principal en su bolsillo.
Colocó la llave en la puerta mientras su mano seguía deslizándose. La culpó
por la ira que hervía a fuego lento en su interior. Sofía vivía en una casa grande,
así que le tomó un tiempo encontrarla.
Además, ella tenía la costumbre de dormir en diferentes habitaciones de la
casa.
'Esa mujer tiene muchos hábitos extraños', pensó Colin mientras su ira se
convertía en murmullo.
En el cuarto piso, se veía una luz encendida en la habitación más lejana. Se
imaginó que Sofía estaba allí adentro.
Caminó hacia la puerta, intentó abrirla, pero no pudo.
Luego tocó a la puerta—. Sofía... Sofía... Abre esta puerta. Sofía.... —
Después de unos minutos de silencio, Colin la golpeó con impaciencia. Más
fuerte esta vez.
—Sofía... Lo juro, si me estás ignorando... ¡Sofía! —Colin casi rompía la
puerta. Mientras tanto, adentro de la habitación, la mujer estaba completamente
despierta. No estaba segura de qué hacer.
Después de que llamó a la madre de Colin y le contó lo que ocurrió esa
noche, de todas formas, se quedó en la cama preguntándose cuándo él iba a
hacerlo. Cuando lo escuchó subir las escaleras hacia su habitación, se sentó en la
cama y esperó. Sofía sabía que estaba enojado, pero no tenía ganas de abrir la
puertaSe levantó y miró por la mirilla.
Pudo ver que su impaciencia se convirtió en ira.
¿Esperó ella demasiado tiempo?
—Sofía, sé que estás ahí. ¡Abre la puerta! —Su voz era más fuerte esta vez.
¡Por qué gritaba tan fuerte!
Luchó con su pregunta de si dejarlo entrar o no.
No tenía ni idea de lo que Colin le haría.
Tomó la llave de la habitación y se dio vuelta para abrir la puerta. Colin
entró furioso, con un brillante destello de ira en su rostro.
—Señor Li, ¿por qué viniste? —Sofía dejó la puerta abierta, en caso de que
tuviera que echarlo.
Colin no le respondió, pero miró alrededor de la habitación.
Era amplia y con colores brillantes. Sofía tenía un gran sentido del estilo y
de la decoración.
A pesar de que la habitación estaba amueblada de forma sencilla, con solo
una cama y un armario; una mesa y dos sillas; los pequeños accesorios; las
flores; las decoraciones; los cuadros y las velas, todo esto hacía que la habitación
se sintiera muy cálida y acogedora. Sofía lo observó a Colin que inspeccionaba
el dormitorio.
Estaba confundida en cuanto a por qué miraba la habitación con tanta
intensidad.
Luego Colin la miró. Empezó a caminar hacia ella.
El corazón de Sofía se aceleró ya que no estaba segura de lo que Colin iba a
hacerle. Las manos del hombre la agarraron por la cintura mientras acercó sus
cuerpos el uno contra el otro.
Esto la sorprendió a Sofía—. Así que cumpliste tu amenaza y llamaste a mi
madre, ¿verdad? —Colin lo dijo más con un tono de una pregunta que como una
afirmación.
Sofía se encogió de hombros y le dijo: —¿Y qué?
Colin se burló: —Sofía ¡estoy sorprendido de que me echaste tanto de
menos!
El hombre se sorprendió de su audacia. '¡Qué chica más interesante!, pensó
Colin en su interior.
—¿Estás sorprendido? Bueno, yo también. —Esa afirmación era cierta.
Sofía tampoco sabía por qué llamó a su madre. Fue solo un impulso del
momento.
—¡Pídeme disculpas! —Le exigió Colin. Después de decir esas palabras,
avanzó unos pasos para acercarse a ella.
Sofía, por otro lado, se divertía con su rabieta infantil.—Señor Li, como un empleador rico que eres, seguro que sabes muy bien
cómo acosar a tu empleada. ¡Qué hombrecito patético que eres!
De forma sorprendente, Colin no se enojó en absoluto por sus palabras. En
su lugar, caminó directamente a su habitación, arrojó su abrigo al sofá y se
acostó en su cama.

ENAMORADA DE COLIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora