cap [33]

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¡Ya está casado!

Helge le había aguado la fiesta... No había otra manera de ponerlo. Si no
hubiera sido por su interrupción, él hubiera estado con su esposa la noche
anterior. Maldito Helge lo había arruinado todo. Ahora tendría que vengarse.
—Eres el hermano de Shelly, ¿no deberías al menos investigar al modelito
ese antes de dejarlos salir? ¡No sabes nada de él! —Esta fue la única excusa que
se le ocurrió a Helge para evitar que Colin llamara a Shelly y que ella estuviera
con otro hombre.
Colin levantó las cejas y lo miró con los ojos entrecerrados. —Mi tío ya
investigó sus antecedentes. Volvió tres generaciones atrás. Sus padres son
presidente y vicepresidente de un banco, y sus abuelos fueron maestros
distinguidos. Su origen familiar es tan limpio como cabría desear.
El padre de Shelly no tenía expectativas particularmente altas para su yerno.
Mientras viniera de una familia decente y fuera bueno con ella, él sería feliz. Sus
antecedentes financieros no le importaban.
Helge le lanzó una mirada pensativa a Colin. —¿Por qué te pones del lado
de ese tipo?
—¿Crees que debería estar de tu lado? ¿En serio? ¿Crees que le presentaría
a mi hermana a un hombre que cambia de chicas como si cambiara de zapatos?
¿A un hombre que quiere el bosque entero, y no sólo un árbol? —Colin tomó su
teléfono de la mano de Helge y lo puso a un lado.
Sacó dos cigarrillos, los encendió, y le ofreció uno a Helge.
Este último, claramente de mal humor, fumó en silencio. Colin hizo lo
propio. Deprimidos por razones diferentes, los días de ambos ya eran bastante
malos.
Pasaron unos 10 minutos de esta manera. Ambos hombres permanecieron
en silencio, fumando tranquilamente sus cigarrillos.
—¡Toc, toc, toc! —Había alguien en la puerta de la oficina.
—¡Adelante!
Era Serena, quien empujó la puerta y, con una mirada nerviosa, dijo: —Sr.
Colin... La Srta. Chiao y la Srta. Lo están peleando. La Srta. Ji no se encuentra,
así que tuve que venir a buscarlo.Colin y Helge intercambiaron miradas. Luego, salieron rápidamente de la
oficina.
Cuando llegaron al área de las secretarias, el grito de Sofía perforó los
tímpanos de Colin como un picahielos. —... ¡Ah! ¡Supongo que olvidé
mencionar que ya está casado!Sí, ¡como lo oyes! Si realmente lo quieres puedes
tenerlo, ¡pero nunca serás más que su amante! Me pregunto lo que su esposa
haría con su nueva 'queridita'.
El ambiente en la oficina de las secretarias era frío por decir lo menos.
Jimena miró a Sofía con desconcierto. —¿Qué dijiste? ¿Que él está casado?
¿Acaso te golpeaste la cabeza? ¿Cómo puedes decir algo semejante acerca del
CEO de nuestra empresa? ¡Le diré al Sr. Li y él te despedirá, perra!
Sofía intentó arreglarse el pelo y se volvió para burlarse de su rival. —¡Oh,
Srta. Chiao, no tienes más que 18 años! Sólo mira tu descolorida piel blanca.
¿Crees que Colin te amaría?
Los dos hombres estaban de pie en el fondo de la habitación, Sofía no se
había dado cuenta de su presencia.
Las otras secretarias, notando la presencia de Colin y Helge, sumisamente
cerraron la boca, inclinaron la cabeza y volvieron al trabajo. De la misma
manera, Jimena abandonó su actitud combativa y se tornó amigable y optimista.
—Sofía, ¿cómo puedes decir tal cosa? El Sr. Li estaría furioso si escuchara
acerca de ese rumor.
Sofía la miró sorprendida. ¡Realmente era una sorpresa! ¿Por qué su tono
había cambiado tan repentinamente? Se trataba de la misma chica que hacía unos
momentos le había levantado la mano y la había abofeteado
—Que se enoje, ¡no me importa! —Y a ella realmente no le importaba.
Sofía no pensaba en otra cosa que en divorciarse de él y ya no le importaba su
marido. —Sólo estoy diciendo la verdad para protegerte. Él miente acerca de su
matrimonio para salirse con la suya con mujeres como tú, chicas que son puro
cuerpo y nada de cerebro. Parece que ya mordiste el anzuelo.
Sofía creía honestamente que eso era verdad, pues eso explicaba por qué
Colin ocultaba su matrimonio con ella. Hacerlo le facilitaba dormir con otras
mujeres.
La cara de Jimena se había ruborizado y puesto de un rojo intenso. —Srta.
Lo, ¿cómo te atreves a decir tal cosa? ¡No soy de la clase de chica con 'puro
cuerpo y nada de cerebro'! Y no me importa lo que digas de Colin, tal vez he
mordido el anzuelo, pero no me importa, porque yo... lo amo demasiado .
La audacia de Jimena hizo que los otras secretarias se sintieran incómodas.
Era la misma encarnación de la juventud, valiente pero temeraria.
—El que tú lo ames no tiene nada que ver conmigo. Incluso si intentéseducirlo, no tienes de que preocuparte. Él es el último hombre del que me
podría enamorar. —Esto también lo decía Sofía en serio. Después de todo, Colin
era un hombre que le había dicho a su amigo que sedujera a su propia esposa.
Tras esta última confrontación, la oficina quedó en silencio. Incluso Jimena
se ajustó la chaqueta sobre los hombros, apenas capaz de respirar.
Detrás de ella, Sofía de repente oyó una risa. Reconoció de inmediato la
voz, ¡era Helge!
Helge había estado ahí todo el tiempo. ¿Y Colin?
Él tenía que estar allí también, probablemente con una mueca de disgusto
en el rostro, y Helge sonriendo a su lado. La boca de Sofía se abrió y luego se
cerró. ¿Qué demonios hacían allí?
¿No se suponía que estaban en la sala de reuniones? ¡Era la hora de la junta
después de todo!
En ese momento, parecía que todos en la habitación estaban disfrutando del
caos que ella había causado. Atrapada difundiendo un rumor sobre el CEO, ¡por
el mismísimo CEO! Jimena esperaba a ver cual sería su castigo.
—Sofía Lo.
—Sí. —Sofía mantuvo la cabeza baja y respondió con voz débil.
Era mejor ser cooperativa en ese momento, no ganaba nada mostrándose
desafiante.
—¿Por qué estabas peleando con la señorita Chiao? —Colin se comportó
de manera serena y relajada Era imposible adivinar su estado de ánimo.
Sofía repitió lo que acababa de pasar por su mente, y su respuesta fue
totalmente honesta.
Había ido allí a buscar un documento de la señorita Tao, y mientras lo
hacía, Jimena estuvo ahí burlándose de ella todo el tiempo.
La había acusado de tratar de seducir a Colin y de ser una cualquiera que se
arrodillaba ante Dolores.
No pudiendo soportar las palabras calumniadoras de Jimena, Sofía la
increpó llamándola 'niñita loca' e incluso dijo que debía haber algo mal con el
cerebro de la chica y que debía ir al médico inmediatamente para realizarse unas
pruebas.
Entonces, Jimena había tratado de abofetearla, pero había fallado. Al
esquivar el golpe, Sofía había tomado la mano de Jimena y respondido el ataque,
mostrándole a la jovenzuela cómo se debía abofetear correctamente a alguien en
la cara.
Sofía podía no tener un protector, pero, recalcó, realmente no necesitaba
ninguno.
Jimena, negándose a retroceder, había tomado a Sofía por el cabello y habíalogrado conectar unos cuantos golpes.
—¡La Srta. Chiao comenzó todo! Ella dijo que el Sr. Li la amaba y que yo
debía abandonar cualquier plan que tuviera para conseguir estar con él. —Si
bien, en honor a la verdad, dicho relato podría haber sido un poco exagerado, en
su mente, Sofía no había calumniado a Jimena en absoluto. Simplemente había
expresado su verdadero sentir acerca de todo el asunto.
—Srta. Lo, esa es una gran mentira. —Jimena comenzó a llorar. Cualquier
hombre que la viera así, habría intentado consolarla al instante.
Con toda calma, Colin detuvo a las dos mujeres en previsión de nuevos
conflictos, pero tanto Jimena como Sofía cerraron la boca y se sentaron en
silencio.
—Srta. Lo, inició una pelea en su lugar de trabajo, ¿acaso no le importan
las reglas de nuestra empresa? —La mirada helada de Colin se centró en el
rostro atónito de Sofía, quien apretó los puños y la mandíbula, y se disculpó a
regañadientes: —Lo siento, Sr. Li.
Pasó lo mismo que la última vez. A Jimena no le pasaría nada a pesar de
que Colin conocía todos los hechos.
Estaba mostrando obvio favoritismo.
—Quiero que vuelva a su escritorio y copie las reglas de recursos humanos
de la empresa diez veces. Me las trae mañana por la mañana.
¡Diez veces!
Sofía recordó dichas reglas. ¡Era simplemente un manuscrito! De repente,
se sintió mareada.
Habiendo terminado con Sofía, Colin se volvió hacia Jimena. —Y usted,
Srta. Chiao.
—Sí, ¿señor Li? —Su tono era suave y coqueto.
Sofía se sintió enferma. No terminaba de entender qué les atraía a los
hombres de ese tipo de mujeres.
—Cuando se unió a la empresa, ¿quién la entrevistó? ¿Quién la contrató?
—Hasta ese momento, Colin no había reflexionado sobre el hecho de que
Jimena no era más que una graduada de secundaria. Una graduada de secundaria
de bajo nivel. Por el bien de Sofía, Colin la había investigado un poco, y se había
sorprendido mucho al toparse con ese detalle. ¡Al parecer, había tenido mucha
suerte al colocarse en una empresa tan prestigiosa!

ENAMORADA DE COLIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora