cap [45]

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La última palabra

Con estas palabras, Colin recordó que fue él quien había invitado al
seductor, Helge. Ahora, era imposible despedirlo.
Sofía se rió con aire burlón y dijo: —¿Helge no te pidió que me sedujeras?
Ahora que soy tuya, ¿me abandonarás ingratamente?
El hombre se quedó pasmado. —¿Qué quieres decir con que eres mía?
Sofía ignoró su pregunta y dijo: —Sr. Li, me tengo que ir.
Colin apagó su cigarrillo en el cenicero y repentinamente besó sus labios
rojos. —Sofía, me debes 35 besos. Esta noche, debes pagármelos todos.
No había forma de que ella pudiera protestar, cuando él ya le había robado
agresivamente la respiración.
Su boca estaba impregnada con el sabor del cigarrillo que acababa de
fumar.
Pero... El beso duró demasiado tiempo. Pasó un minuto... Dos minutos...
Tres minutos... Pronto, Sofía se desesperó.
Habían pasado cinco minutos cuando Colin finalmente la dejó ir con las
piernas temblorosas.
Su rostro estaba enrojecido mientras jadeaba por aire.
—¡No. —¡Colin, te estás aprovechando de mí! —Sofía trató de negociar
con él.
—¿Qué? —Sin soltar a Sofía, Colin bajó la cabeza y escuchó lo que tenía
que decir.
—No puedes besarme por tanto tiempo. Sólo debería durar un minuto. De
lo contrario, contaré los minutos extra como más besos.
—¡Imposible! —Colin la soltó y caminó hacia el escritorio de su oficina
para apagar la computadora.
Exasperada, Sofía se comportó de manera muy impulsiva. —¡Entonces, no
voy a pedir permiso para irme! —Él ya le había robado dos besos.
—¡Bien! —Colin se puso el abrigo y accedió.
Cuando Sofía se dio la vuelta, escuchó la voz de Colin por detrás: —Tu
padre debe extrañarte mucho, no lo has visitado durante mucho tiempo. Él debe
sentirse muy triste.Si Colin la amaba, Helge estaría en problemas por lo que acababa de hacer.
Muchos podrían pensar que Colin era amable, pero Helge sabía que en
realidad era un hombre difícil de tratar.
Helge se estremeció ante el pensamiento. Sería mejor que evitara a Colin
por un tiempo. ¡Pequeña Sofía, cuídate!Helge corrió hasta su deportivo rojo y se
marchó.
En la oficina, Colin estaba enojado con Sofía por no haber respondido su
llamada.
Pero su corazón se llenó de alegría y sorpresa cuando escuchó que alguien
tocaba la puerta.
—¡Adelante! —dijo fríamente.
Sofía entró y se detuvo junto a la puerta. —Sr. Li.
—¡Ven aquí! —Colin se reclinó en su silla. En cuanto vio a Sofía,
entrecerró los ojos para parecer enojado.
Para evitar más problemas, Sofía cerró la puerta y caminó hacia el
escritorio.
Miró la pantalla del ordenador.
¡Su correo ni siquiera estaba ahí!Lo único que había eran algunos
documentos que la compañía de Estados Unidos había enviado.
—Sr. Li, ¿qué pasa con el correo? —Solo necesitaba escribir su nombre, la
fecha, el motivo y la duración. ¿Cómo era posible que se hubiera equivocado?
Colin encendió un cigarrillo. La explicación que dio, frustró a Sofía. —Lo
leí mal. Todo está en orden.
Sofía lo miró fijamente. —¡Deje de fumar!¿No tiene miedo de que sus
pulmones se vuelvan negros?
—Ya están negros. —Llevaba más de una década fumando. ¿Cómo podrían
sus pulmones estar bien?
—¿Necesita algo más? De lo contrario me retiro.
—¿Por qué? ¿Helge todavía te está esperando abajo? —Colin sopló humo
en la cara de Sofía.
Sofía comenzó a toser.
—Sr. Li, ya no estoy en horario de oficina. No tengo que reportarle todo a
usted. Por otra parte, es mi vida privada. —De cualquier manera, a Colin ella no
le agradaba. ¿Por qué debería molestarse en explicarle?
—¡Sofía Lo! —Colin se levantó y pateó la silla. Caminó hacia Sofía,
sosteniendo el cigarrillo en la mano derecha. Se metió la mano izquierda en el
bolsillo.
Temerosa de la ira de Colin, Sofía corrió hacia la puerta.
En ese momento, alejarse de Colin era su prioridad. Cuanto más lejosSofía se detuvo en seco. De espaldas a Colin, cerró los ojos.
Al cabo de un rato, ella se dio la vuelta y con fiereza gritó al hombre que se
estaba abrochando los botones de su abrigo.
—¿Me estás amenazando?
—Nunca dije que fuera un hombre amable y misericordioso. —Colin ni
siquiera trató de negar sus acusaciones.
Sofía no respondió.
Su cara se puso roja de ira, y las palabras salieron de su boca con cierta
dificultad. —¡Quiero el divorcio! ¡Llamaré a madre!
Sus palabras detuvieron los movimientos de Colin. —Sofía, no estás
pensando con claridad. Yo tengo la última palabra para decidir cuándo terminará
nuestro matrimonio.
Sofía tiró de su ropa. De repente recordó que Colin fue quien le había
comprado esa ropa a ella.
Su ira se disipó rápidamente. —Está bien.
Colin miró a la mujer que de repente había cambiado de opinión: —Sofía,
¿qué estás haciendo?
Ella contestó suavemente. —No te preocupes. Salgamos de aquí.
Obviamente no estaba siendo ella misma. Colin levantó su barbilla para
mirarla a los ojos.
La duda en sus ojos la hacía sentirse indefensa. —Yo... Yo soy tu esposa.
No debería responderte.
—¿Es eso?
—Sí.
—Besame.
—... —Sofía se puso de puntillas y lo besó.
Ella le dio un simple beso, antes de alejarse de él.
Satisfecho con el buen comportamiento de ella, Colin sonrió. La abrazó con
fuerza y la besó.
...
Al salir de la oficina, Colin llevó a Sofía a un restaurante para cenar.
El cambio de actitud de Sofía creó un ambiente armonioso.
Cuando el auto se detuvo en la villa de Colin, Sofía recordó que estaba
borracha la noche anterior.
¿Por qué no podía recordar nada? Se decía que la primera vez siempre eradoloroso para las mujeres. ¿Habría llorado de dolor?
—¿Qué estás pensando? —Colin se puso sus zapatillas e interrumpió sus
pensamientos.
—Nada... No es nada. voy a subir. —Ella rápidamente huyó escaleras
arriba. Colin no se molestó en alcanzarla. La siguió sin prisa.
En el segundo piso, Sofía abrió la puerta de la habitación donde solía
quedarse.
Pero la sábana había sido guardada por los sirvientes. ¿Dónde dormiría ella
esa noche? ¿Tendría que acostarse con él?
—Te traje hasta aquí porque quería dormir contigo. —Dijo la voz de Colin
desde afuera de la puerta. Sofía se dio la vuelta y siguió a Colin a su habitación.
Cuando salió de la ducha, Sofía encontró muchos productos para el cuidado
de la piel en el baño de Colin.
Tomó uno de ellos, pero no pudo leer las instrucciones en inglés.
¿Podría usarlos ella?
Cuando se fue esta mañana, no tuvo más remedio que usar los productos
para el cuidado de la piel de Colin.
Abrió la puerta del baño y encontró a Colin hablando por teléfono. —
Mañana iré al País A. Señor Lien, ¿podemos hablar de los detalles cuando nos
reunamos?
Señor Lien.
Sofía bajó la mano que sujetaba la crema para la piel.
¿Se trataba del presidente Jesús Lien? ¿O el gerente general Mauricio Lien,
el hermano de Ciro Lien?
Quienquiera que fuese, Sofía se sentía infeliz al escuchar este apellido.
—¿Sofía? —Colin le habló a Sofía varias veces. Pero ella estaba
ensimismada.
—¿Hm? —Sofía trató de centrar su atención en vano.
Iba a regresar al país A, donde ella había sufrido tanto.
Colin la tomó por la barbilla. —Sofía, ¿qué pasa?
—¿Qué?
—Tenías la mirada perdida. ¿En qué estabas pensando? —Sofía estaba
sumida de nuevo en sus pensamientos antes de poder responder.
—Nada. Por cierto... Esto... —Sintiéndose avergonzada, hizo un gesto hacia
los productos para el cuidado de la piel. Estaría muy apenada si estos productos
no fueran para que ella los pudiera usar.
Colin la soltó. —¿Hay otra mujer aquí aparte de ti?
—¿Cómo sabría si alguna vez trajiste a otras mujeres aquí? —¿Y si compró
esto para una mujer que él amaba?—No lo hice. —Confirmó firmemente, por lo que Sofía curvó las
comisuras de su boca y sonrió.
Levantando la crema en su mano, dijo: —Gracias.
Mientras Sofía se aplicaba la crema para la piel, Colin se desabotonó la
camisa y caminó hacia el baño.
—Estaré lista en un segundo. —Se apresuró y se daba suaves palmaditas en
la cara con la crema facial.
—Tómate tu tiempo. —Colin se apoyó en el fregadero y observó cómo
Sofía se aplicaba cuidadosamente los cosméticos en toda la cara.
Cerró la tapa de la botella de crema y la puso de nuevo en su lugar.
—En realidad, no me quedaré aquí a menudo. No necesitas comprar todo
esto. —Como ella tenía su propio apartamento, vivirían separados después de
regresar del País A.
—Puedes venir aquí cuando quieras. —Colin le acarició su suave cara con
el pulgar.
Los productos enviados por Wade eran buenos. La piel de Sofía se sentía
tan suave después de haberlos usarlos.
¿Venir en cualquier momento?
¿No pensaba Colin divorciarse de ella? ¿Por qué dijo que ella podía venir
en cualquier momento?
Cuando estuvieran en el País A, ella conversaría con el médico acerca de
llevar a su padre al País Z, para que ella misma pudiera cuidar de él.
Ella quería vivir con su padre. Pero si ella viviera en la villa de Colin, sería
muy inconveniente y podría molestarlo. Era mejor vivir separada de él.
Ella negó con la cabeza y dijo: —No, yo puedo vivir tranquilamente por mi
cuenta.
Colin no podía entenderla y asumió que ella lo estaba rechazando de nuevo.
Él respondió enojado. —¡Sal de aquí y busca otro lugar dónde dormir!

ENAMORADA DE COLIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora