Capítulo 3: La línea de ambos mundos.

149K 15K 12.7K
                                    

(Alison)

Desperté cuando el sol dio de lleno en mi cara; sentía los párpados pesados y el cuerpo entumecido. Un posesivo agarre mantenía presa mi cintura y era incapaz de moverme.

Abrí primero un ojo: bien, no estaba en mi departamento, sino en uno mil veces mejor y definitivamente no dormía sola. Las imágenes de la noche anterior llegaron a mí como una serie de filminas cinematográficas. Entonces recordé...estaba trabajando.

Me deshice del agarre del desconocido y me senté en la cama tratando de no despertarlo. El reloj en su mesita de noche marcaba las 8:30 AM, eso explicaba por qué el sol había salido ya, estaba tan cansada, tan aturdida por la bruma del sueño, tan...Espera.

¡Diablos! ¡8:30 AM! ¿Qué demonios? Hoy era martes, tenía que ir a la universidad y llegar a la clase del señor Callahan si no quería reprobar el semestre.

Me vestí a como pude, entre hacerlo rápido y evitar hacer ruido para no tener que enfrentarme a otra situación que pudiera incomodarme o retrasarme, estuve a punto de ir a dar al suelo en más de una ocasión.

Terminé de colocarme uno de los zapatos y casi me da un infarto cuando no ubiqué el otro. Lo busqué desesperadamente hasta que lo encontré en el otro extremo de la cama, justo al lado del desconocido.

Me lo puse a toda prisa y el tipo se removió inquieto entre las sábanas. Tenía que irme antes de que se despertara. Había tenido muy mala suerte varias veces, cuando me quedé a dormir con clientes que resultaron ser casados.

El hombre comenzó a moverse más en la cama y supe que estaba a punto de despertar. Con el corazón acelerado, tomé lo que parecía ser mi saco y salí por la puerta como una exhalación.

Aún debía ir a mi departamento a cambiarme de ropa y sabía con certeza que ya había llegado tarde a la clase de hoy.

---------------------------

­-Wow, ¿Qué horas de llegar son estas?-susurró Gwen cuando me senté a su lado en la clase del señor Callahan, que no me quitaba la vista de encima por haber llegado cuarenta minutos tarde.

­-Tenía asuntos importantes qué atender-respondí tratando de recuperar la respiración. La carrera desde el metro hasta mi aula había sido todo un maratón.

- ¿Sí? ¿Cómo cuáles? ¿Dormir como un oso?

La fulminé con la mirada y ella soltó una risita.

- ¿Vieron algo importante en mi ausencia?

-La tortura de alumnos en el siglo XXl, cómo ser un imbécil y no morir en el intento, las técnicas para aburrir a sus alumnos hasta la muerte...lo normal-respondió con voz natural y yo no pude evitar reírme.

-Señorita Lowe-llamó el profesor. -Si lo que quiere es reírse, hubiera sido preferible que no entrara a mi clase. Sabe que puede retirarse en cualquier momento.

Lo que siguió fueron una serie de risitas y resoplidos por parte de mis compañeros, que no perdían la oportunidad para burlarse.

El señor Callahan miró el aula como siempre lo hacía cuando estaba molesto: con sus labios de castor temblando levemente y sus ojos de mosca a punto de sufrir algún tipo de tic.

Se acomodó sus gafas y continuó con la clase. Treinta minutos después, había terminado.

Me apresuré en recoger mis cosas y dirigirme a la siguiente clase junto a Gwen, que no dejaba de quejarse por otro asunto sin ninguna importancia para la humanidad.

- ¿Por qué la gente piensa que la kétchup es tan imprescindible para las papas fritas? No lo es, ¿Sabes? Puedes comerlas sin ella y vivir con ello. ¡La kétchup no les quita lo bueno a las papas fritas!

Jade [+18] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora