Capítulo 47: Adagio.

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(Alison)

—¿Estás nerviosa?—di un respingo y reparé en la mano de Bastian, que tomaba la mía y me permitió volver a conectarme con el mundo real.

Se había vuelto una costumbre bastante molesta el permanecer tan abstraída en mis pensamientos. Constantemente debía cuidar que no me sucediera por mucho tiempo, porque podía perderme en ellos de manera indefinida.

Sin embargo, no podía sorprenderme. Los sucesos de los últimos meses habían alterado mi sistema y habían disparado mis nervios hasta el tope, desde el intento de abducción que había practicado en mi contra el tío de Leo, hasta la confesión que le había hecho a él tres días atrás.

La mano de Bastian sobre la mía era reconfortante y, cuando alcé la vista, sus orbes grises me transmitieron una calma familiar.

Sonreí y le di un apretón amistoso para después negar lentamente.

—No realmente, pero no puedo evitar sentirme extraña cada vez que estoy aquí.

—Sí, te entiendo—alejó su mano y frunció el ceño—. Esa pasta que te colocan sobre la barriga parece ser muy incómoda y pegajosa y...

Se sacudió como si estuviese experimentando un episodio de escalofríos y yo reí.

—Y has tenido suerte de no presenciar un chequeo vaginal de rutina, eso es mil veces peor—sentencié, pero el brillo en sus ojos no pareció ser por el terror.

—Bueno nena, eso depende de la perspectiva de quien lo dice—me miró con picardía y diversión y capté el doble sentido en sus palabras. Ante ello, le di un leve empujón en el hombro, al tiempo que negaba. Él simplemente comenzó a reírse a carcajadas y yo me removí en el incómodo sillón que más bien parecía una piedra.

—Eres imposible.

Se pasó una mano por sus claros rizos, tratando de recuperar la respiración, pero antes de que pudiera replicar algo, la enfermera llegó a la estancia.

Clavó la vista un par de segundos en la carpeta que sostenía y después alzó el rostro enjuto.

—¿Alison Lowe?

Bastian y yo nos incorporamos al mismo tiempo y asentí, a lo que ella simplemente se dio la vuelta haciendo un gesto con la cabeza para que la siguiéramos por el largo pasillo que nos llevaría hasta el consultorio del obstetra que atendía mi embarazo.

A pesar de que el doctor Creek ejercía en el mismo edificio que yo, nuestras áreas estaban en alas contrarias, por lo que pocas veces me lo había topado en horas de trabajo.

Nos estrechó la mano a ambos para después tomar asiento.

—No puedo creer que haya transcurrido un mes desde tu última revisión—mencionó jovialmente, mientras hojeaba mi expediente para rememorar los detalles de la última visita.

—No puedo creer que ya haya transcurrido un mes en absoluto—palmeé suavemente mi vientre—. Me tomaré más enserio eso de disfrutar de mis ocho horas de sueño antes de que me las arrebaten definitivamente.

—Deberías considerarlo seriamente, nena—intervino Bastian desde la otra silla junto a mí.

—De acuerdo, empecemos—el médico se puso de pie al tiempo que se acercaba al lugar donde acomodaba todos sus artefactos de observación y seguimiento.

Le dediqué a Bastian una última mirada antes de colocarme sobre la camilla de examen y levantarme la blusa para dejar al descubierto mi vientre; la tela silla se sintió fría ahí donde había piel descubierta.

Jade [+18] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora