Capítulo 17: Yo soy la ley.

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(Alison)

                  

Era una misión.

Tenía la costumbre de realizar las cosas como si fueran misiones. Analizaba los datos de antemano. Configuraba cualquier posibilidad, factible, no factible, probable, improbable, inconcebibles resultados. Consideraba variables externas que pudieran afectar el resultado final, pesaba mis opciones, procedía con extrema precaución y me mantenía constantemente alerta.

Como si fuera una agente secreta al estilo Nikita. Y una de las primeras cosas que aprendías estando bajo la tutela de la serie era abandonar la nave mientras aún podías.

Desafortunadamente, yo nunca aprendí esa lección.

Cuando le pedí al troglodita de Louis el favor de cubrirme, jamás llegué a pensar que las cosas se me irían de las manos de esa manera, incluso después de haber analizado cada posible fallo.

Sabía lo que me pediría y sabía que un 'sí' no era una opción, pero era una mujer de palabra, le daría algo a cambio por mantenerme lejos del purgatorio que sería ser descubierta por Callahan.

Pensé que una simple negociación sería la solución,  hasta que caí en la cuenta de que no iba a funcionar. El saber que le debía algo a aquél estúpido me mantuvo despierta al menos toda una noche, maquilando posibles acuerdos que no iban a llevar a ninguna parte.

Frustrada, comencé a beber el jugo que Tamara me había obligado llevar. Estaba tan concentrada en  la posibilidad de huye-corre-escóndete que en mis divagaciones no me di cuenta de por dónde caminaba y tropecé con mis propios pies.

¿Una pared?

Tanteé un poco mejor y me percaté de que la pared respiraba.

Tragué saliva porque conocía bastante bien ese olor y recé porque alguien allá arriba no me odiara, pero mis ruegos no fueron escuchados. Al levantar el rostro me encontré cara a cara con el demonio.

— ¿Planeas quedarte así por mucho tiempo?—sentí los ojos de Louis taladrando hasta lo más profundo de mí y por un momento no supe qué decir.

Permanecí estática. No podía creer la mala suerte que tenía. ¿A caso había hecho algo malo en mi otra vida? ¿Había dado de comer niños a los lobos? ¿No había ayudado a una anciana a cruzar la calle? Sólo así podía explicar que la bata blanca del imbécil estuviera manchada con mi jugo. Como si necesitara más errores que reparar.

La campana sonó anunciando el inicio de clases y me alejé con la esperanza de caminar lo bastante rápido para perderme en el hervidero de estudiantes que iban a sus aulas.

Lamentablemente, la mano de Louis se cerró fuertemente en torno a mi brazo y me forzó  a regresar.

—No irás a ningún lado idiota. ¡Fíjate por dónde caminas! Me has arruinado la bata—el neandertal estaba irritado y me hablaba como si tuviera que tratarlo como un rey. ¡Ja!

—No es como que fuera la última maldita  bata en la Tierra, Louis. ¿Si sabes que puedes ir por otra, no?

Vi la burla plasmada en sus ojos.

— ¿Crees que tengo el tiempo de ir a buscar otra jodida bata?

—Pues si tienes el tiempo para retenerme aquí, me imagino que puedes ir por otra —dije tajante y me di la vuelta para correr hasta mi aula. Estaba tan enfrascada en la riña con el inútil que ni siquiera supe en qué momento se había vaciado el pasillo.

Jade [+18] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora