Capitulo 11: Deseado.

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(Alison)

Tocino. Olía a tocino y waffles. Era el aroma más delicioso que mi pobre y poco refinada nariz había tenido el honor de olfatear. Escuché mi estómago gruñir un instante después, avisándome como siempre que no había ingerido nada en las últimas horas pero estaba tan cansada que levantarme me parecía el peor de los pecados.

Luego llegó el aroma a café. Alguien estaba preparando café y fue motivador suficiente para sentarme de un salto. Sentía los parpados pesados y me dolían los pies, tenía la garganta seca y no hizo falta verme en un espejo para saber que era un desastre.

- ¿Estás preparando café?-las palabras salieron lentas y mal articuladas.

Ni siquiera se dignó a verme de frente, simplemente asintió y siguió haciendo lo que fuera que estuviera haciendo. El hombre frente a mí rezumaba sensualidad con su cabello húmedo y revuelto, su espalda fuerte y bien formada. ¿Y cómo era eso posible para empezar, que una persona normal se viera bien cuando acabara de levantarse? Me hacía sentir como si estuviera en uno de esos anuncios sobre algún producto para quitar las ojeras y hacerte ver bien, y yo no estaba precisamente del lado bonito del comercial.

Salí de mis cavilaciones cuando él puso una taza de café humeante frente a mí junto a un plato  de waffles, huevos y tocino. Miré la comida como si fuera algo demasiado bello para ser tocado y demasiado bueno para ser mío.

- ¿No tienes hambre?- preguntó luego de unos segundos-. No voy a drogarte con la comida, si eso es lo que crees.

Lo imaginé como si fuera una deidad enviada para salvarme de todos mis males.

- ¿Es para mí?- dije obnubilada.

Él asintió mientras sorbía de su café, recargado en el otro lado de la barra.

- ¿Eres Dios? -pregunté con anhelo mientras probaba el desayuno. Definitivamente no me molestaría acostarme con él gratis si me cocinaba todos los días.

Dejó escapar una risita al tiempo que se sentaba junto a mí para comer su ración.

-Puedes verme como tú quieras-respondió encogiéndose de hombros-pero esto te lo ganaste.

- ¿Por qué cocinas tú en lugar de tener a alguien que lo haga por ti?-pregunté cuando terminé.

-Porque me gusta ser autosuficiente. -Dijo lacónico levantando los platos.

-Es extraño ver a un hombre cocinando. Es algo que normalmente sólo las mujeres hacemos.

Leo  colocó los brazos cruzados sobre la barra y me miró alzando las cejas.

-Es extraño escuchar a una mujer maldecir por todo. Es algo que sólo los hombres hacemos y sin embargo, ahí estás tú, diciendo groserías a diestra y siniestra.

Fruncí el ceño ofuscada. ¿Estaba diciéndome grosera? ¿A mí?

- ¿Qué quieres decir? Estás diciéndome que no puedo comportarme como las tipas de mierda de-

Una sonrisa divertida se dibujó en su rostro al darse cuenta que tenía razón y yo me sentí más avergonzada que antes.

-Lo siento, no es algo intencional.

-Estoy seguro que no-respondió aún con diversión en sus ojos.

Me quedé observando mis pies y el vestido que Madison me había prestado sin saber si sería correcto preguntar lo siguiente, hasta que lo hice sin poder evitarlo.

-Err... ¿Puedo...puedo tomar un baño?

Esperaba que me dijera que eso no era necesario, que de hecho ya estaba tardando en largarme.

Jade [+18] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora