Capítulo 8: Débil.

125K 13.2K 7.8K
                                    

(Alison)

Ese fin de semana fue diferente. Sabía que él representaba problemas, pero aquella vez trajo consigo más que complicaciones.

­­-Tienes un cliente-musitó una de mis compañeras asomando la cabeza por la puerta.

Bufé. Aún no me recuperaba de toda la actividad del fin de semana anterior y había rogado a Dios para tener un fin de semana tranquilo.

Cosa que no estaba sucediendo. Gracias, Dios.

Salí y  un hombre me dio un golpe en el trasero. Reprimí ganas de abofetearlo y seguí con mi camino.

Supe que estaba dándome una taquicardia cuando finalmente estuve fuera. Nunca había tardado tanto en reaccionar en toda mi vida. Él estaba ahí, con esa ligera sonrisa engreída y esos ojos y esa postura endemoniadamente despreocupada y esos ojos y esos hombros y ese porte impecable y esos ojos...Estaba ahí. 

Leo estaba ahí, con esa presencia que parecía llevarse el mundo por delante.

-Ha pasado tiempo-dijo de pronto cerca de mí y tras unos momentos, pude recomponerme pese a su cercanía.

-No creí verte por estos lugares de nuevo. ¿Viniste en busca de entretenimiento?-me miró con un brillo oscuro en los ojos y sentí un escalofrío recorrer mi columna.

-Podría decirse.

Dios. ¿Por qué tenía que ser tan impresionante?

-En ese caso, -dije alejándome para no seguir expuesta a la tentación-que tengas suerte. Debo irme, un cliente me espera.

Y antes de que pudiera dar un paso, sentí su fuerte agarre en mi brazo.

-Yo soy tu cliente. - Su voz aterciopelada me hizo cosquillas en el cuello y lo miré con el ceño fruncido.

¿Estaba hablando enserio? Estaba loco si creía que iba a apoyar esa causa suya de engañar a su novia. Aunque fuera una engreída y la versión mejorada de Medusa no iba a exponer mi trasero para que lo convirtiera en piedra.

Me solté de su mano  y le dediqué una sonrisa forzada.

-Lo siento, tendrá que ser en otra ocasión.

- ¿Por qué?-inquirió alzando una de sus cejas.

-Porque no quiero ir.

Él pareció a punto de soltar una carcajada.

-Ya pagué por ti. No creo que tengas muchas opciones. -Lo fulminé con la mirada porque sabía que tenía razón, pero la parte racional de mí sabía que no quería meterse en problemas. La otra, la que no tenía nada de sentido común, quería ir con él.

-Nosotras también podemos negarnos cuando no queremos a un cliente, ¿Sabes? -Lo observé desafiante para ganar algo de credibilidad, porque Óscar nos mataría antes de dejar ir a un cliente por nuestros caprichos.

-Entonces adelante. - Dijo con una leve sonrisa-. Niégate.

Diablos. Se suponía que tenía que sentirse amenazado por el hecho  de que pudiera ir a quejarme, pero seguía ahí, frente a mí con las manos en los bolsillos de su traje y su semblante repleto de algo parecido al triunfo cuando yo me mordí el labio y miré al piso.

No necesité alzar la vista para saber que su sonrisa arrogante se había ensanchado.

- ¿Estás lista?

Y antes de que pudiera registrarlo, ya estaba sentada en su auto, yendo hacia su departamento. Estaba enojada conmigo misma por ser tan débil y por seguir exponiéndome a recibir otra bofetada.

Jade [+18] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora