14. Que lista

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Pasaron dos días desde que conversaron sobre su relación, lo ignoraron el resto de tiempo juntas y Scarlett trató de actuar normal, pues para Elizabeth no parecía haber existido esa situación.

En la noche llegó Liana, así que Scarlett se encontraba sola en su habitación, extrañando cada minuto a Elizabeth, esperaba poder ir a su habitación más tarde por un beso y quedarse con cualquier excusa, era temprano casi las seis de la mañana, pero no podía relajarse y dormir, así que se preparó una taza de café, se sentó a disfrutar la vista con la taza en manos, no tenía nada en mente, de pronto el teléfono de la habitación empezó a sonar, algo extrañada se acercó y contestó, no se imaginaba quién podía ser.

– Buenos días

– Hola, Scarlett – Escuchó del otro lado de la línea una vocecita que la hizo sonreír de inmediato – ¿Puedes venir a nuestra habitación?

– Claro que sí, cariño... ¿Pasó algo? – Cuestionó extrañada

– Ven ahora, por favor

– De acuerdo, Liana, voy ahora... – Colgó y empezó a vestirse

Se sentía preocupada, estaba segura de que no estaba todo bien ahí, su mente divagó en escenarios que hasta lucían trágicos, al llegar tocó la puerta despacio, vio a la pequeña abrir, le sonrió y la tomó en brazos.

– Hola, cariño – Besó su mejilla sintiendo sus pequeñas manos abrazarla de vuelta – ¿Ahora sí me dirás que sucede? – Apartó su cabello con cuidado

– Shhh... – Le indicó con el índice en sus labios – Vamos al baño

Scarlett frunció el ceño, pero le hizo caso y al entrar vio todos los productos de aseo personal regados, los perfumes de ambas casi vacíos, y todo era un desastre.

– Estaba jugando a mezclar las cosas... – Dijo la pequeña haciendo un gesto nervioso con sus manos

Scarlett la sentó al lado del lavabo y la vio a los ojos fingiendo seriedad, pues si estuviera sola habría reído – Liana, no está bien agarrar las cosas del baño, de todas formas son químicos... ¿Dónde está Elizabeth?

– En la cama grande, le dije que duerma conmigo anoche – Fingió inocencia

– ¿Me llamaste para limpiar o para que Elizabeth no te regañe?

– Las dos – Susurró

– Okay, señorita, vamos a limpiar este desastre, pero de lo otro no te aseguro que pueda hacer nada, Elizabeth se dará cuenta de que nada está en su lugar o con el contenido exacto...

– ¿No me vas a ayudar? – Esos ojos le recordaban justo a los de su hermana mayor, sonrió sabiendo que tampoco podía negarle nada a esa pequeña

– Eres una niña muy lista – Le dejó un toque en la nariz – Tráeme las toallas de papel, intentemos que Elizabeth no vea esto ¿De acuerdo?

– ¿Que yo no vea qué? – Scarlett cerró sus ojos escuchando esa tercera voz – ¿Qué está pasando?

– ¡Liz, despertaste! – Exclamó la pequeña como si no pasara nada

– ¿Pero que...? – Emitió Elizabeth viendo el suelo del baño – Liana – Le llamó la atención – Demonios – Se acercó a los perfumes – ¿Qué hiciste? Te dije que no toques las cosas del baño, menos para jugar... – Veía el arrepentimiento en los ojos de su hermana, estaba por ceder, pero se acercó rápido a uno de los perfumes en botella de vidrio, ese era el de su mamá, lo usaba muy de vez en cuando no quería que se acabe, pero ahora estaba completamente vacío – Estás castigada, ya no irás al parque de diversiones con Aaron en este viaje, es más por el resto de tiempo que estemos aquí no vas a salir de esta habitación de hotel y Aaron tampoco te sacará de su casa, no más piscina, nada de dulces y no jugarás más en tu tableta

Trouvaille | ScarzzieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora